Con este escenario en la práctica clínica diaria, los profesionales de la salud mental no tienen otras opciones de tratamiento, seguras y eficaces, que sirvan de alternativa para aquellos pacientes que no quieren seguir el tratamiento farmacológico. Por este motivo, los investigadores del estudio publicado en la revista The Lancet, evaluaron la posibilidad de aplicar terapia cognitiva en personas con trastornos psicóticos que habían elegido no tomar la medicación.
La muestra utilizada en el estudio estuvo compuesta por 74 individuos de entre 16 y 65 años con trastornos del espectro de la esquizofrenia. Todos los participantes habían decidido, durante un periodo mínimo de 6 meses, no tomar la medicación antipsicótica. Los sujetos fueron asignados aleatoriamente a dos grupos: un grupo recibió 26 sesiones de terapia cognitiva durante 9 meses junto con la atención habitual de seguimiento, mientras que el segundo grupo recibió únicamente la atención habitual de seguimiento.
En las sesiones de terapia cognitiva, el terapeuta trabajó en estrecha colaboración con los participantes para volver a evaluar las experiencias psicóticas y ayudar a cambiar los síntomas negativos y los patrones de pensamiento
Cada tres meses se realizó una evaluación de los cambios, mediante la Escala de los Síndromes Positivo y Negativo (PANS), encontrando que los participantes que habían recibido terapia cognitiva presentaban unas puntuaciones en el PANSS significativamente más bajas (lo que indica un mejor funcionamiento), en comparación con el grupo de atención habitual. A los 18 meses tras el inicio del tratamiento, el 41% de los participantes que se sometieron a la terapia cognitiva mostró una mejora clínica significativa (con una reducción de entre el 50% y el 100% de los síntomas psiquiátricos), en comparación con tan sólo el 18% de los participantes que recibieron la atención habitual.
Tal y como se destaca en el artículo, los resultados han puesto de manifiesto que la terapia cognitiva puede resultar una intervención segura y viable para los pacientes que se niegan a tomar la medicación. Este tipo de intervención puede mejorar el funcionamiento personal y social y reducir los síntomas psiquiátricos de las personas con trastornos psicóticos. “Es esencial que dispongamos de otras alternativas fundamentadas en la evidencia para las personas que optan por no tomar la medicación antipsicótica. Para muchos pacientes, la terapia cognitiva podría llegar a ser la modalidad preferida de tratamiento”, ha añadido A. Morrison, profesor de la Universidad de Manchester (Reino Unido) y uno de los autores principales del estudio. |