La adaptación psicológica a la práctica deportiva, necesidad de esfuerzo perseverante para el deportista que alcanza sus máximos objetivos deportivos

16 Dic 2014

Juan González Hernández y Enrique J. Garcés de los Fayos Ruiz

Universidad de Murcia

Científicos de la Universidad de Murcia y profesionales del deporte indican a través de un estudio publicado en la revista Ansiedad y Estrés, realizado con 112 deportistas de diferentes niveles competitivos, que para los deportistas, un conocimiento acertado de sus propias cualidades psicológicas, facilita la orientación de la planificación del entrenamiento, permite determinar su eficacia para el rendimiento deportivo dentro de un entrenamiento psicológico individualizado, así como mantiene con actitud perseverante a quien practica deporte, la cual asocian directamente al grado de compromiso con lo que están realizando.

El deportista autoeficaz, en permanente tarea de cambio en pro de sus objetivos, establece juicios personales de autoeficacia que afectan a los cambios efectuados basándose en: estrategias analíticas, el esfuerzo empleado en la tarea, la perseverancia ante las dificultades y la vulnerabilidad-fortaleza ante las situaciones estresantes o de dificultad, reto o peligro.

La creencia de las personas sobre su eficacia personal constituye un aspecto central en su propio conocimiento y bienestar, y como proceso exploratorio, requiere tanto de la auto-observación de las propias capacidades (competencia) como de la observación de las conductas de los demás (modelado), así como de la asociación mental con la cercanía o lejanía con el lugar donde considera el éxito o fracaso.

Ser conscientes de los planes de acción, generados a través de la claridad en lo que una persona busca y vive cuando practica deporte, orienta hacia el aprendizaje continuo, hacia una práctica de mayor nivel, a convivir con un bienestar psicológico que acompaña dicho aprendizaje, y que lo fortalece como persona a la hora de gestionar emocional y cognitivamente las situaciones deportivas de cualquier índole.

En este caso, la ansiedad ha sido una de las variables más estudiadas como medida de la capacidad de control de deportistas, atendiendo a su variabilidad ante género, edad y experiencia, entre otras…; llegando a poder relacionarse que una alta autoeficacia de control individual percibido (físico y psicológico) lleva a tener reducidos niveles de ansiedad antes y después de una competición (Dias, Cruz y Fonseca, 2011).

En el estudio, los doctores González y Garcés de los Fayos reflejan que los deportistas que más habilidades muestran para el control de las situaciones de estrés (ejercicios de autorregulación emocional, reconocimiento autónomo de señales de tensión, etc.) y de habilidad mental (capacidades de cambio de pensamiento, manejo de habilidades resilientes, atención dividida-selectiva, etc.) perciben menor ansiedad tanto rasgo (más condición de la persona) como estado (dependientes de la situación deportiva en cuestión).

Además, aquellas personas que practican deporte y realizan una constante evaluación cognitiva de su rendimiento (con autojuicios valorativos, revisiones constantes de su rendimiento, permeables a las críticas externas, etc.), indican mayores índices de ansiedad estado, precisamente la que se entrena psicológicamente asociada a la situación, por lo que se convierte en una necesidad a atenderse para la adaptación psicológica del deportista a la exigencia de la práctica deportiva que realice.

En ello, las deportistas mujeres señalan indicadores de ansiedad tanto estado como rasgo mayores que los deportistas hombres, refrendando además una literatura científica que avala la mayor existencia de habilidades de manejo cognitivo en hombres que en mujeres en su práctica deportiva. Atendiendo de la misma forma a estudios que hablan sobre elementos que diferencian en relación al género, indican un mayor dinamismo y menor estabilidad emocional en mujeres que en hombres (González, Garcés de lo Fayos y Ortega, 2014), variables de personalidad relacionadas con la energía y la capacidad de controlarse a uno mismo.

Es interesante conocer de la misma forma, que los deportistas individuales ofrecen mayores señales de ansiedad (estado y rasgo), y al mismo tiempo señalan que disponen de mayores estrategias cognitivas y personales para hacer frente a mayores estados de ansiedad que los que practican deportes de equipo, los cuáles se centran más en la necesidad de estar motivados o “respaldados” por el colectivo y por el entorno que se crea alrededor. Por ello, deportistas individuales, más acostumbrados a la solución por ellos mismos de sus situaciones deportivas (dentro y fuera de la competición) disponen de habilidades individuales (como personas y de manejo cognitivo) para ser más perseverantes y abiertos mentalmente.

Los deportistas profesionales dan mayores señales de ansiedad (no es lo mismo competir en el circuito profesional de tenis o en una liga de primer nivel) que los amateurs. Sin embargo, se corresponde también con que los profesionales tienen menores habilidades de control de estrés, así como evaluación cognitiva de su propio rendimiento. La importancia de la exposición a estresores a los que se ven sometidos los deportistas profesionales, explica la necesidad de adaptación constante a pesar de la experimentación con la competitividad. Incluso los deportistas más jóvenes (juveniles), se sienten muy motivados por la práctica que realizan, aunque señalan niveles de ansiedad más altos que los profesionales (más experimentados y adaptados) o los amateurs (que practican deporte por intereses menos competitivos).

En el mundo del deporte, a menudo se omite considerar el componente de la personalidad y del manejo mental del entrenamiento deportivo aun conociendo su importancia, suponiendo que las habilidades en esta área se desarrollan por sí solas o que el simple entrenamiento físico o técnico las puede mejorar. Es por ello, que cuando una mejor física o técnica no supone una mejora coherente o un empeoramiento en el rendimiento deportivo, se busque en la “interpretación psicológica” la explicación de lo que ocurre sin asumir la necesaria tarea de entrenar también los elementos psicológicos como una parte que complementa el rendimiento no ya de los deportistas, sino de las personas que nunca dejan de ser mientras practican cualquier disciplina deportiva.

El artículo completo puede encontrarse en la Revista Ansiedad y Estrés:

González, J. y Garcés de los Fayos, E.J. (2014). Diferencias individuales e indicadores de ansiedad como estrategias adaptativas de autoeficacia en el deportista. Ansiedad y Estrés 20, 51-59.

Juan González Hernández es profesor de la Facultad de Psicología en la Universidad de Murcia desde hace 5 años, coordinador del Área Psicoeducativa ElcheCF desde hace 9 años, presidente de la Sociedad Murciana de Psicología de la Actividad Física y del Deporte desde hace 4 años, director de la Revista Cuadernos de Psicología del Deporte desde el año 2013 y psicólogo deportivo en diferentes modalidades deportivas (voleibol, atletismo, tenis,…).

Enrique J. Garcés de los Fayos Ruiz es profesor titular de la Facultad de Psicología en la Universidad de Murcia desde hace ya más de 20 años, responsable del Grupo de investigación en Psicología del Deporte de la Universidad de Murcia del año 2011 al 2013, vicepresidente-secretario de la Sociedad Iberoamericana de Psicología del Deporte, psicólogo deportivo en diferentes modalidades deportivas (tenis, motociclismo, etc…). Autor de diversos libros en materia de psicología deportiva.

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