Prevención de la depresión en niños y adolescentes: revisión y reflexión

16 Feb 2015

Óscar Sánchez Hernández1, F. Xavier Méndez1 y Judy Garber2

1 Universidad de Murcia

2 Universidad de Vanderbilt (Nashville, USA)

En el estudio de John Beddington y colaboradores (2008) se señala que para alcanzar el progreso económico y social se tiene que tener en cuenta la riqueza mental de las naciones, es decir, potenciar la salud mental de los ciudadanos. Según la Organización Mundial de la Salud, la depresión se convertirá en 2020 en la segunda causa de incapacidad en el mundo, sólo por detrás de las enfermedades isquémicas, mientras que en 2000 ocupaba el cuarto lugar (véase http://www.who.int/topics/depression/en/). Además, los niños y los adolescentes con depresión son los que presentan una mayor probabilidad de no ser detectados, por lo que es necesario invertir esfuerzos para apoyar la prevención, la detección temprana y el tratamiento de la depresión. En este trabajo se pretende hacer una revisión sobre la eficacia de las intervenciones destinadas a la prevención de la depresión en niños y adolescentes. Los principales programas diseñados a este fin son:

1. Programa de Optimismo de Pensilvania (grupo de Seligman), que propone el optimismo como factor protector de la depresión. Es el programa de prevención de la depresión para jóvenes más ampliamente evaluado (Guillham, Brunwasser y Freres, 2008). Un reciente meta-análisis (Brunwasser, Gillham y Kim, 2009) encontró que reduce significativamente los síntomas depresivos a través de al menos 1 año de seguimiento después de la intervención.

2. Curso de Afrontamiento del Estrés (grupo de Lewinshon), en general, se ha encontrado efectos positivos del programa (Clarke et al., 1995; Clarke et al., 2001; Garber et al, 2009), tanto en las medidas de sintomatología depresiva como en diagnósticos clínicos en evaluaciones postest y seguimientos (de forma significativa hasta los quince meses de seguimiento).

3. Entrenamiento en Habilidades para Adolescentes (grupo de Mufson) se ha encontrado reducciones significativas en los síntomas de depresión y mejora en el funcionamiento general, aunque los beneficios no son consistentes más allá de los 6 meses de seguimiento (Young et al, 2006; Horowitz y Garber, 2007; Young et al., 2010).

4. Programa de Resolución de Problemas para la Vida (grupo Spence) se ha encontrado reducciones significativas de la sintomatología depresiva en el postest, pero no en los seguimientos (Spence et al., 2003, 2005).

5.  Programa de Recursos para Adolescentes (grupo de Shochet). En un estudio con asignación aleatoria a los grupos tan solo se ha encontrado reducciones significativas de la sintomatología depresiva en el postest, pero no a los 18 meses de seguimiento, comparado con el grupo de atención placebo (Merry, McDowell, Wild et al., 2004).

Respecto a la estructura de estos programas,  tres son de orientación cognitivo-conductual, uno interpersonal y otro integra ambos enfoques teóricos. Las intervenciones, dirigidas a niños y adolescentes de 8 a 17 años, comprenden una media de 11 sesiones (rango: 8-15), con una duración promedio de 12 horas (rango: 6-18). Se desarrollan en sesiones grupales, incluyen tareas para casa y se aplican por profesionales de la salud (psicólogos, enfermeros, consejeros, etc.,) y/o de la educación (maestros, orientadores, etc.).

Por otra parte, se observa, tras la búsqueda bibliográfica realizada, una ausencia de estudios españoles en las revisiones tanto cualitativas como cuantitativas (Sánchez-Hernández, 2012). Una excepción en nuestro país es el estudio de Sánchez-Hernández (2012) sobre la eficacia de una novedosa propuesta, el Programa Sonrisa: Psicología Basada en la Evidencia (Sánchez-Hernández y Méndez, 2009), diseñado en base a la revisión de factores de riesgo y factores protectores  de la depresión, de la eficacia de las intervenciones preventivas previas, en el marco teórico cognitivo-conductual y de la Psicología Positiva, utilizando técnicas psicológicas con el objetivo de fomentar el bienestar y el florecimiento personal (optimismo, educación emocional, curiosidad para el cambio positivo, saboreo, flow,…). Se encontró una reducción significativa de la sintomatología depresiva en el grupo experimental en comparación con el grupo control, tanto en los auto-informes de los adolescentes como en los informes de los padres al finalizar la intervención, lo que supone una novedad respecto a otros estudios. La mejora en disforia se mantenía a los ocho meses en los adolescentes varones. También los participantes del grupo experimental superaron a los controles cuatro meses después de la intervención preventiva  en bienestar psicológico y, ocho meses después, en autoconcepto familiar y creatividad.

Algunas conclusiones y áreas de mejora señalada en los estudios de revisión son: las intervenciones en participantes que ya presentan ciertos síntomas de depresión y/o pertenecen a grupos de riesgo (p. ej. presentan un pensamiento pesimista o bajo nivel de ingresos familiares) tienen un efecto más claro; son necesarias sesiones de seguimiento para mantener los efectos; usar las nuevas tecnologías; enfoque multidisciplinar que fomente estilos saludables (adecuada alimentación, práctica de ejercicio físico…) etc.

En un reciente meta-análisis de Merry y colaboradores (2011), los autores concluyen que existe suficiente evidencia para afirmar que los programas de prevención de la depresión pueden prevenir la aparición de los trastornos depresivos. Estudios recientes señalan que las intervenciones de prevención de la depresión podrían ser una medida eficiente de ahorro sanitario (Mihalopoulos et al., 2011).

En resumen, se resalta la necesidad de invertir en intervenciones de prevención de la depresión en jóvenes en general y aumentar las investigaciones en el ámbito español, en particular, dados los efectos positivos a nivel personal y social, así como medida eficiente de ahorro sanitario, dada la pertinencia de estas estrategias, especialmente en el contexto de crisis económica.

El artículo completo puede encontrarse en la Revista Psicopatología y Psicología Clínica:

Sánchez-Hernández, Ó.; Méndez, F.X.; y Garber, J. (2014). Prevención de la depresión en niños y adolescentes: revisión y reflexión. Revista de Psicopatología y Psicología Clínica, 19 (1), 63-76.

Referencias:

Beddington, J., Cooper, C. L., Field, J., Goswami, U., Huppert, F. A., Jenkins, R., Jones, H. S., Kirkwood, T. B. L., Sahakian, B. J. y Thomas, S. M. (2008). The mental wealth of nations. Nature, 455, 1057-1060.

Merry, S. N., Hetrick, S.E., Cox, G.R., Brudevold-Iversen, T., Bir, J.J., McDowell, H. (2011). Psychological and educational interventions for preventing depression in children and adolescents. Cochrane Database of Systematic Reviews, Issue 12. Art. No.: CD003380. DOI: 10.1002/14651858. CD003380.pub3.

Sánchez-Hernández, Ó. (2012). Eficacia de sendas intervenciones de Psicología Positiva para la Promoción del Bienestar y la Prevención de la Depresión infantil y de la Depresión adolescente. Tesis Doctoral Europea no publicada. Universidad de Murcia.

Óscar Sánchez Hernández es profesor de Sociología y Psicología en la Universidad de Murcia. Doctor Europeo en Psicología Clínica y de la Salud. Director del Centro de Psicología Positiva, Sander Psicólogos: Bienestar & Ciencia. Ha dedicado los últimos años a la investigación, aplicación y docencia de diversas temáticas de la Psicología Positiva en distintas universidades europeas y americanas.

Francisco Xavier Méndez Carrillo es catedrático de la Universidad de Murcia, especialista en Psicología Clínica. Profesor invitado en universidades españolas, americanas y europeas. Director de las colecciones “Ojos Solares” sobre problemas psicológicos en la infancia y “Guías para Padres y Madres”, de la editorial Pirámide. Premio Nacional AITANA de Psicología Clínica Infantil. Autor de «El niño que no sonríe», entre otros libros sobre depresión infantil.

Judy Garber es catedrática de la Universidad de Vanderbilt (Nashville, USA) experta en prevención de la depresión en la infancia y la adolescencia y ha colaborado con el profesor Martin Seligman, uno de los padres de la Psicología Positiva, en la creación de su modelo de optimismo como factor protector de la depresión.

PSICOLOGÍA EN RED


LOS COLEGIOS HABLAN

MÁS NOTICIAS