Réplica de los autores a la carta al director de la revista INFOCOP online escrita por Guillermo Fouce Fernández sobre el artículo: “gestación subrogada: aspectos psicosociales”

14 Jul 2017

Luis Moya Albiol y Denis Zamaro

Queremos comenzar esta réplica agradeciendo a la dirección de INFOCOP online su interés y solicitud para que escribiésemos un artículo divulgativo sobre la “gestación subrogada”, relacionado con el artículo “Gestación subrogada: aspectos psicosociales” publicado en la revista científica “Psychological Intervention” (Ruiz-Robledillo y Moya-Albiol, 2016). Dicha publicación fue elaborada con el rigor científico que requiere la elaboración de una revisión teórica que recopila los estudios científicos llevados hasta el momento sobre una temática, en este caso la gestación subrogada. Los artículos que incluye están publicados en revistas científicas de prestigio y han pasado los controles de los revisores que garantizan su fiabilidad (como cualquier artículo científico publicado en revistas de rigor).

Además, queremos dar las gracias a Guillermo Fouce Fernández, por su interés en la temática y por su carta al editor, que nos permitirá clarificar y argumentar científica y documentalmente algunos de los aspectos que quizá no han quedado suficientemente esclarecidos al ser traducidos a un tono divulgativo, tal y como se solicitó desde el comité editorial de la revista. Nuestro artículo hace referencia a la gestación subrogada en países donde está legalizada y hay testimonios de gestantes y estudios científicos sobre el proceso, principalmente EEUU, Reino Unido y Canadá. En este sentido, las conclusiones derivadas del trabajo se basan en investigaciones que analizan el bienestar psicológico de las partes implicas en el proceso, a corto y largo plazo, en personas que ya han pasado por el mismo, y no en opiniones o argumentaciones éticas, ideológicas y/o religiosas.

Tal y como se enuncia en nuestro trabajo, los estudios sobre los aspectos psicosociales de la gestación subrogada siguen siendo relativamente escasos, aunque se está produciendo un incremento de los mismos debido a que cada vez son más los países que la están regulando y se cuenta, en algunos de ellos, con años de experiencia en el proceso (ya 40 años en el caso de los EEUU). En cualquier modo, en el momento actual se han publicado ya más de 50 investigaciones científicas (Söderström-Anttila y cols., 2016), que recogen aspectos referentes a las gestantes, los padres/madres de intención y la descendencia. Tal y como se dice en el artículo, no nos consta que haya artículos científicos controlados que emitan conclusiones negativas para alguna de las partes implicadas en el proceso en los países donde la gestación subrogada está regulada, no se trata por tanto de una falacia argumental. Las muestras incluidas en ellos son variables pero algunas incluyen más de 30 gestantes, y en ocasiones con un seguimiento de hasta 10 años. La metodología de investigación incluía entrevistas y cuestionarios, y las gestantes por gestación subrogada fueron comparadas en algunos estudios con mujeres que gestaban a su propia descendencia. En cualquier caso, al final del texto se incluyen las referencias bibliográficas para que se pueda consultar cualquier información sobre los artículos de interés.

Argumentar en contra de la fiabilidad de estos trabajos es también hacerlo en contra de la comunidad científica y de las revistas en las que han sido publicados. Además, muchas de las conclusiones y estudios que se recogen en nuestro trabajo han sido ya publicadas por la investigadora Olga Van den Akker (2007) en la prestigiosa revista científica Human Reproduction Update y han sido recientemente ratificadas al ampliar los estudios realizados en la última década en una publicación en la misma revista en 2016 (Söderström-Anttila y cols., 2016). En este sentido, esta última publicación recoge 55 artículos escritos hasta 2015 y recopilados en algunas de las bases de datos más utilizadas en Psicología (PubMed, Cochrane y Embase). Ambos artículos llevados a cabo por grupos de investigación reconocidos, así como muchos de los estudios experimentales que incluyen, avalan la afirmación que recogimos en el nuestro al indicar que “la investigación científica ha mostrado una adaptación positiva al proceso, además de beneficios para todas las partes implicadas: la gestante, los padres de intención y la descendencia”.

Además, las investigaciones hacen patente que en muchas ocasiones el rechazo a la gestación subrogada se debe al desconocimiento del funcionamiento del proceso, marcado por directrices religiosas, morales, ideológicas o por los casos de abusos que se producen en países donde no está regulada resaltados por los medios de comunicación (Chliaoutakis y cols., 2002; Murphy y cols., 2002; Markens, 2012). Desde el primer momento, la gestación subrogada fue criticada por una parte del movimiento feminista, basándose en argumentos como la creación de una prostitución reproductiva, la explotación de la mujer o las complicaciones médicas o legales que pueden surgir en el proceso. Esta visión ha tenido una repercusión relevante en los medios de comunicación, con la consecuente influencia sobre la opinión pública al respecto, aunque existen diferencias en función del tipo. En este sentido, existía una mayor aceptación cuando la gestación subrogada es altruista en comparación con la gestación subrogada con compensación económica (Suzuki y cols., 2006).

A continuación se presentan las principales conclusiones de los trabajos realizados hasta el momento. Tal y como se puede apreciar, los estudios que se citan para argumentar las afirmaciones que se van presentando son diversos y no repetitivos. Los estudios científicos se han basado mayoritariamente en la evaluación e identificación de las motivaciones que han llevado a las gestantes a adoptar este rol e involucrarse en el proceso de gestación (Klock y Covington, 2015). Según las investigaciones, la motivación que destaca como principal razón para iniciar el proceso de gestación subrogada es la altruista (Ragone, 1994; van den Akker, 2007; Söderström-Anttila y cols., 2016), no sólo en países en los que solo está permitida la gestación altruista, como es el caso de Reino Unido (Jadva y cols., 2003; Van den Akker, 2003) sino en otros países en los que existe una compensación económica a la gestante, como es el caso de Estados Unidos (Hohman y Hagan, 2001). Fundamentalmente, la mayoría de ellas afirman alcanzar un sentimiento de valía y logro tras el proceso, que produce una sensación de autocompetencia y repercute en un incremento notable de su autoestima (Edelmann, 2004). Afirman que la compensación económica no es la principal razón por la que decidieron iniciar el proceso, e incluso que no debería serlo para ninguna de ellas (Blyth, 1994).

Al analizar el bienestar psicológico de la gestante, antes y durante el proceso de gestación, se ha constatado que la mayoría de ellas deben afrontar las opiniones contrarias al mismo, en ocasiones, tanto de su propia familia como de parte de la población, lo que puede suponer un estresor significativo (Poote y van den Akker, 2009).  Sin embargo y pese a ello, en términos generales, las gestantes declaran que disfrutaron durante el embarazo y el parto, y que el proceso de gestación añadió aspectos positivos a sus vidas, como un aumento de la autoeficacia y autoconfianza. Por todo ello, tal y como se comentaba en nuestro artículo divulgativo, uno de los momentos relatados como más satisfactorio es cuando ven la cara de los padres con su bebé en brazos, al sentir que el proceso ha sido exitoso y han conseguido su objetivo de “dar el regalo de la vida” a otra/s persona/s (van den Akker, 2007).

A largo plazo, se ha demostrado que las gestantes mantienen una adecuada estabilidad emocional y un buen ajuste psicosocial, obteniendo puntuaciones normativas para la autoestima y la sintomatología depresiva, y una buena relación marital y familiar (Jadva y cols., 2015). Además, afirman que la relación con los padres de intención y la descendencia es muy positiva.

Por otra parte, señalar que las aportaciones que se contra-argumentan en nuestro artículo divulgativo están basadas únicamente en artículos periodísticos de opinión como fuentes bibliográficas de referencia, de los que hay muchos tanto a favor como en contra, pero en ningún estudio científico verificado. Consideramos oportuno abrir un debate que considere todos los aspectos a la hora de regular la gestación subrogada, pero es importante que las argumentaciones emitidas desde la Psicología estén basadas en nuestro método de investigación, el científico, que pasa por la contrastación empírica y argumentación fundamentada en los resultados obtenidos en investigaciones controladas y contrastadas, como las presentadas a lo largo de este trabajo.

Una vez clarificados los aspectos referidos a los contenidos científicos del artículo que habían sido puestos en tela de juicio pasamos a contra argumentar, desde una perspectiva ética, los aspectos que el autor de la carta ha mencionado.

Lejos de edulcorar la realidad usando términos como “gestación subrogada”, la ley de reproducción asistida española del 2006 habla de gestación por sustitución. Ninguno de los organismos oficiales (por citar algunos, la Sociedad Europea de Reproducción Humana y Embriología (ESHRE), el Comité para la Supervisión de la Tecnología de Reproducción Asistida (ICMART), que asesora a la OMS, los Comités de Ética de la Sociedad Americana de Medicina Reproductiva (ASRM), la Asociación para la Tecnología Reproductiva) emplean un término tan despectivo como el de “vientre de alquiler”. Esta  palabra es ofensiva principalmente hacia las mujeres gestantes, reducidas a una parte del cuerpo. El cuerpo de una persona no se alquila ni por partes ni entero. Se puede estar a favor o en contra de la gestación subrogada, pero todas las personas merecen un respeto. Y hablando de propiedad de lenguaje, la gestante no es la madre, la razón principal es que ella no se percibe como tal y tampoco lo es a nivel legal. Un ejemplo similar es cuando una persona no se considera hombre y la sociedad se obstina en decir que lo es por tener o haber tenido genitales masculinos.

La gestación subrogada está permitida en muchos países (Reino Unido, Grecia, Portugal, Holanda, Bélgica, Australia, Canadá, EEUU, por citar algunos), siendo la ley más restrictiva en unos países que en otros. La experiencia indica que regular es necesario para proteger a todas las partes. Obviamente la gestación subrogada es un tema complejo desde varias perspectivas: ética, psicológica, sociológica, médica y legal. Sin embargo no se puede continuar obviando el tema y mirando hacia otro lado, ya que un número importante de españolas y españoles acuden a otros países, donde la gestación subrogada, está regulada a cumplir su sueño de ser madres y/o padres.

En muchas ocasiones en este debate, pasa desapercibido que hay casos de gestación subrogada que se dan entre familiares y amigos. ¿Cuántas mujeres no estarían dispuestas a gestar el niño de su hija, de su hermano o de una amiga?

Muchas de las mujeres que gestan para otras personas mantienen la relación con la familia de intención. Se crea un vínculo especial que les hace sentir parte de la nueva familia (Ehrensaft, 2005, Carone y Cols, 2017). Además hay multitud de testimonios en la red (vídeos y blogs) en los que las gestantes explican las motivaciones que le han hecho emprender ese camino y muestran su satisfacción con el proceso.

La compensación por las molestias ocasionadas se da también en otros casos como en la donación de esperma y de óvulos y en el caso de someterse como voluntario sano a un ensayo clínico. Nadie en esos casos dice que las personas están alquilando o vendiendo su cuerpo, ¿Por qué en la gestación subrogada debería ser diferente?

El autor de la carta al Director se plantea dónde están los límites de la libertad individual, sin embargo se le olvida un dato importante. Libertad individual es también la de la mujer que en la sociedad actual puede decidir si quiere llevar a término un embarazo o interrumpirlo. Si existe el derecho al aborto, también tiene que existir el derecho de gestar para otra persona. Si una mujer no es coaccionada, si no lo hace por necesidad, ¿quién puede interponerse ante su voluntad? No se puede infantilizar a una mujer plenamente consciente, capaz de entender y en consecuencia tratarla como fuese una niña pequeña que no puede asumir responsabilidades ni tanto menos llevarlas a cabo.

Obviamente en la regulación de la gestación subrogada tiene que haber requisitos y controles jurídicos para que no se produzcan abusos o casos de explotación y proteja a todas las partes implicadas en el proceso. Es lo mismo que ocurre en otros casos como en la donación de órganos entre vivos y en los procesos de adopción.

La gestación subrogada altruista es un proceso en el que se produce la cooperación, el altruismo y la empatía, donde muchas mujeres deciden participar libremente para ayudar a otras personas que no pueden gestar a su hijo. Estudiar cómo funciona el cerebro de estas personas, los mecanismos neurobiológicos y los aspectos psicológicos que las llevan a poder hacer algo tan grande por otras personas puede ayudarnos en gran medida a ser una sociedad más solidaria, con mayor desarrollo moral y, en definitiva, más empática y menos violenta (Moya-Albiol, 2014).

Referencias:

Blyth, E. (1994). “I wanted to be interesting. i wanted to be able to say ‘I’ve done something interesting with my life’”: Interviews with surrogate mothers in Britain. Journal of Reproductive and Infant Psychology, 12 (3), 189-198.

Carone, N., Baiocco, R., & Lingiardi, V. (2017). Italian gay fathers’ experiences of transnational surrogacy and their relationship with the surrogate pre- and post-birth. Reproductive Biomedicine Online, 34 (2), 181-190.

Chliaoutakis, J. E., Koukouli, S., & Papadakaki, M. (2002). Using attitudinal indicators to explain the public’s intention to have recourse to gamete donation and surrogacy. Human Reproduction, 17 (11), 2995-3002.

Edelmann, R. J. (2004). Surrogacy: the psychological issues. Journal of Reproductive and Infant Psychology, 22 (2), 123-136.

Ehrensaft, D. (2005). Mommies, Daddies, Donors, Surrogates. Answering tough questions and building strong families. New York: The Guilford Press.

Hohman, M. M., & Hagan, C. B. (2001). Satisfaction with surrogate mothering: A relational model. Journal of Human Behavior in the Social Environment, 4 (1), 61-84.

Jadva, V., Imrie, S., & Golombok, S. (2015). Surrogate mothers 10 years on: a longitudinal study of psychological well-being and relationships with the parents and child. Human Reproduction, 30 (2), 373-379.

Jadva, V., Murray, C., Lycett, E., MacCallum, F., & Golombok, S. (2003). Surrogacy: the experiences of surrogate mothers. Human Reproduction, 18 (10), 2196-2204.

Klock, S. C., & Covington, S. N. (2015). Results of the Minnesota Multiphasic Personality Inventory-2 among gestational surrogacy candidates. International Journal of Gynecology & Obstetrics, 130 (3), 257-260.

Markens, S. (2012). The global reproductive health market: US media framings and public discourses about transnational surrogacy. Social Science & Medicine, 74 (11), 1745-1753.

Moya-Albiol, L. (2014). La empatía. Entenderla para entender a los demás. Barcelona: Plataforma.

Murphy, M., Jones, D., Hallam, Z., Martin, R., Hakin, R., & Van den Akker, O. (2002). Infertility in focus: how far would you go? Journal of Reproductive and Infant Psychology, 20 (3), 192-192.

Poote, A. E., & van den Akker, O. B. (2009). British women’s attitudes to surrogacy. Human Reproduction, 24 (1), 139-145.

Ragoné, H. (1994). Surrogate Motherhood. Conception in the Heart. Boulder, Westview.

Ruiz-Robledillo, N., Moya-Albiol, L. (2016). Gestational surrogacy: psychosocial aspects. Psychosocial Intervention, 25 (3), 187-193.

Söderström-Anttila, V., Wennerholm, U.B., Loft, A., Pinborg, A., Aittomäki, K., Romundstad, L.B., & Bergh, C. (2016). Surrogacy: outcomes for surrogate mothers, children and the resulting families-a systematic review. Human Reproductive Update, 22 (2), 260-276.

Suzuki, K., Hoshi, K., Minai, J., Yanaihara, T., Takeda, Y., & Yamagata, Z. (2006). Analysis of national representative opinion surveys concerning gestational surrogacy in Japan. European Journal of Obstetrics & Gynecology and Reproductive Biology, 126 (1), 39-47.

Van den Akker, O. (2003). Genetic and gestational surrogate mothers’ experience of surrogacy. Journal of Reproductive and Infant Psychology, 21 (2), 145-161.

Van den Akker, O. (2007). Psychosocial aspects of surrogate motherhood. Human Reproduction Update, 13 (1), 53-62.

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