Tal y como señalan los autores del documento, la pobreza, la denegación del permiso de trabajo, la incertidumbre sobre su derecho a permanecer en el país y la hostilidad que pueden enfrentar en la Comunidad donde están asentados, son factores que pueden tener un impacto psicológico. Asimismo, estos grupos también pueden provenir de un contexto cultural donde el acceso a los servicios de salud mental está estigmatizado.
La guía parte de una serie de principios clave para trabajar con estas poblaciones, basados en la práctica profesional y el consenso entre los especialistas en atención sanitaria y social en este campo, esto es: la atención al interés superior del individuo, la adopción de un enfoque basado en los Derechos humanos de inclusión, no discriminación, participación y adecuación cultural y de género en todos los aspectos del trabajo psicológico, la rápida identificación de personas particularmente vulnerables a daños o problemas de salud mental, para que puedan acceder inmediatamente a servicios de salud y asistencia social y educación, la atención a los diversos contextos que pueden afectar tanto al individuo como a la familia, y la colaboración con otros profesionales y agencias para garantizar que las necesidades psicológicas, físicas, de bienestar social, educativas, vocacionales y legales se aborden de la manera más integral posible.
Dado que los psicólogos pueden encontrarse con refugiados y solicitantes de asilo en una amplia diversidad de contextos, el documento recoge una serie de áreas específicas de apoyo con sus respectivas pautas de actuación, que se corresponden con los diferentes capítulos de la misma, y que resumimos seguidamente:
Apoyo a adultos y desarrollo de servicios de atención a la salud
Brindar atención sanitaria a los solicitantes de asilo, refugiados y personas víctimas de trata se ajustará siempre a los requisitos de la población de la zona donde se encuentren. Identificar de forma temprana a las personas con necesidades de salud mental y facilitar su acceso a los servicios adecuados suele prevenir la aparición de más problemas crónicos. El psicólogo puede desempeñar un papel importante en el apoyo, la capacitación y formación de otros profesionales para trabajar en esta área.
Apoyo a niños, jóvenes y menores no acompañados (MENA)
Los jóvenes deben ser vistos, en primer lugar, como niños y, en segundo, como refugiados, teniendo en consideración que esta población tiene necesidades particulares que es necesario atender. Pese a la resiliencia de muchos de ellos tras su adversa experiencia, es fundamental ser conscientes sobre las presiones a las que se ven sometidos. Los médicos de familia, los centros educativos y los servicios de salud mental infanto-juvenil, deben trabajar junto con los psicólogos para garantizar que estos niños y jóvenes cuenten con todo el apoyo que necesitan.
Apoyo a centros educativos (centros de primer ciclo de educación infantil, escuelas y universidades)
Debido al viaje y la reubicación, se ha interrumpido la educación de muchos de estos niños y jóvenes. Los psicólogos tienen un papel muy valioso que desempeñar como enlace entre las autoridades locales y las escuelas, centros de educación infantil y universidades, con el fin de ayudar a que estos niños sean evaluados correctamente e integrados tan pronto como sea posible. Los enfoques simples pero eficaces pueden hacer que esta transición sea mucho más fluida, como por ejemplo, garantizar que los niños sean evaluados en su idioma materno y categorizar “el inglés como un idioma adicional" como un problema educativo, no como uno de necesidades educativa especiales.
Apoyo a familias solicitantes de asilo y refugiadas
Para muchas personas, la familia será su forma más sólida de apoyo y debería ser reconocida como tal. Los valores que puede aportar una familia son múltiples, y los psicólogos deben ser muy cautelosos a la hora de centrarse en el daño y las necesidades que deben satisfacerse a expensas de la capacidad de resiliencia que dichas familias pueden mostrar. Es necesario realizar una evaluación rápida para ayudar a estas familias a mantener una buena salud, tanto mental como física, pero también para garantizar que se tengan en cuenta las necesidades de todos los miembros de la unidad familiar.
Apoyar/trabajar con comunidades de refugiados
A menudo hay grupos comunitarios bien establecidos que trabajan arduamente para ayudar a aquellos que han llegado recientemente u ofrecen apoyo a largo plazo. Si bien los psicólogos pueden desarrollar una labor de “orientadores”, al compartir información y experiencia con estas personas, pueden desarrollar una relación más estrecha con ellos. Es fundamental tener en cuenta la presión a la que se ven sometidas estas personas, y que para algunos recién llegados puede haber dificultades de integración o una falta de deseo de integrarse en las comunidades.
Buenas prácticas en el ámbito laboral
Los refugiados y solicitantes de asilo a menudo experimentan problemas de autoimagen y autoestima, dado que se les impide trabajar mientras se evalúa su petición de amparo. Por ende, debido a la brecha en su historial laboral, sus habilidades lingüísticas o diferentes calificaciones, pueden encontrar dificultades para encontrar un trabajo. Apoyar a estas personas a salvar los obstáculos logrando acceder a un empleo, les ayudará a desempeñar un papel valioso en la sociedad y a poder mantenerse a sí mismos y a sus familias.
La Guía se puede descargar desde la página Web de la BPS, o bien directamente a través del siguiente enlace:
Guidelines for psychologists working with refugees and asylum seekers in the UK |