Predictores de ciberagresión entre adolescentes

7 Sep 2018

David Álvarez García, José Carlos Núñez, Trinidad García y Alejandra Barreiro-Collazo

Universidad de Oviedo

El teléfono móvil e Internet pueden ser herramientas muy positivas para el desarrollo del adolescente. Permiten mantener el contacto con familia y amigos; y ofrecen muchas oportunidades de aprendizaje. Sin embargo, también pueden ser muy peligrosas, si se usan para causar daño. Habitualmente, se utiliza el término ciberagresión para hacer referencia a actos con los que se daña, ofende o perjudica de forma intencionada a través de dispositivos electrónicos de comunicación. Estos actos pueden adoptar formas diversas, como agresiones verbales (orales o escritas); imágenes jocosas o comprometidas; exclusión de grupos y actividades; o suplantación de identidad.

La ciberagresión entre adolescentes merece atención por su prevalencia y efectos. En cuanto a la prevalencia, es difícil ofrecer un porcentaje concreto de adolescentes implicados. Los diferentes estudios varían en la muestra, el tipo de agresiones y el periodo temporal analizados, principalmente.

No obstante, con carácter orientativo, un reciente estudio de nuestro grupo de investigación muestra que el porcentaje de adolescentes de 12 a 18 años que reconoce haber ejercido en alguna ocasión algún tipo de ciberagresión en los últimos tres meses, varía desde el 0,9% que dice haber obligado alguna vez a alguien a hacer algo humillante, haberlo grabado y luego haberlo difundido para burlarse de él, hasta el 29,3% que dice haber insultado alguna vez a alguien a través de mensajes cortos de texto o programas de mensajería instantánea (Álvarez-García, Barreiro-Collazo, y Núñez, 2017).

Las ciberagresiones pueden generar importantes consecuencias negativas, no sólo para la víctima sino también para el agresor. En las víctimas pueden llegar a generar, en los casos más severos, sintomatología depresiva e ideación suicida. En los agresores, si su conducta es reforzada por el entorno social, se pueden consolidar las actitudes de abuso hacia el débil, que se pueden repetir e incluso trasladar a otros ámbitos. Además, estas conductas pueden conllevar consecuencias legales.

Por tanto, es importante prevenir la ciberagresión entre adolescentes; y para ello es fundamental identificar sus principales predictores (factores de riesgo o protección). Las investigaciones al respecto, destacan la relación de la ciberagresión con ciertas variables individuales, escolares, familiares y comunitarias. Entre las variables individuales, las sociodemográficas, y en concreto la edad y el género, han sido las más estudiadas. Con respecto a la edad, dentro de la Educación Secundaria Obligatoria se ha hallado de manera consistente un mayor riesgo de ejercer ciberagresiones entre los alumnos de mayor edad. La edad determina la posibilidad de usar redes sociales y programas de mensajería instantánea y, con ello, de ejercer o padecer agresiones. Además, también existe una tendencia a una mayor impulsividad y problemas de comportamiento en estos estudiantes, que han repetido curso. Con respecto al género, los resultados son menos claros. La mayoría de los estudios concluyen que los chicos presentan un mayor riesgo de ser ciberagresores que las chicas, pero existe un número significativo de estudios que concluyen que no existen diferencias y, los menos, que las chicas son más ciberagresoras que los chicos. Si bien algunos estudios informan de un uso más frecuente de redes sociales y programas de mensajería instantánea por parte de las chicas, también existe evidencia de que los chicos tienden a ser más impulsivos y menos empáticos.

Otras variables de carácter individual potenciales predictoras de ciberagresión son las relacionadas con el uso de Internet. En este sentido, como parece intuitivo, los adolescentes que usan Internet y, en particular, que se comunican online y usan redes sociales más horas al día es más probable que sean ciberagresores. No obstante, un factor de riesgo mucho más potente que la mera frecuencia de uso es haber sido víctima de ciberagresiones.

Otras variables de carácter individual analizadas han sido ciertas variables de personalidad, como la impulsividad y la empatía. Los estudios previos sugieren de manera consistente que la impulsividad constituye un factor de riesgo y la empatía un factor protector. Relacionado con estas variables, agredir a compañeros en el centro educativo es uno de los principales predictores de ciberagresión entre adolescentes. De hecho, algunos autores consideran que, en la adolescencia, agresión escolar y ciberagresión son dos manifestaciones de un mismo fenómeno. Ser ciberagresor también se relaciona con otro tipo de conductas antisociales, como el consumo de drogas, herir animales, robos o destrozos en propiedades ajenas.

En esta misma línea, tener amistades antisociales también es factor de riesgo de ser ciberagresor. La presión de grupo y la aprobación por parte de los iguales pueden hacer que un adolescente inicie o consolide estos comportamientos. La agresión puede ser una manera de mejorar la imagen y ganar estatus dentro del grupo.

Entre las variables familiares potencialmente predictoras de ciberagresión, la investigación previa sugiere que el afecto y comunicación por parte de los padres es un factor protector. En cambio, el control conductual puede ser factor de riesgo, tanto por exceso como por defecto. Así, por un lado, elevados niveles de sobreprotección se han relacionado con una mayor probabilidad de ser ciberagresor. Por otro, los adolescentes cuyas familias establecen menos normas presentan un mayor riesgo de ser ciberagresores.

Los estudios que han analizado específicamente el control parental del uso de Internet han ofrecido resultados encontrados. Algunos estudios han destacado su papel protector, por ejemplo a través de su influencia en la reducción del tiempo de uso de Internet. En cambio, otros estudios no lo consideran un predictor significativo. No obstante, parece claro que el estilo parental puede afectar de manera significativa a rasgos de personalidad relevantes, como la impulsividad y la empatía del adolescente, y a su sistema de valores.

El artículo completo puede encontrarse en The European Journal of Psychology Applied to Legal Context:

Álvarez-García, D., Núñez, J. C., García, T., y Barreiro-Collazo, A. (2018). Individual, Family, and Community Predictors of Cyber-aggression among Adolescents. The European Journal of Psychology Applied to Legal Context, 10 (2), 79-88. doi: 10.5093/ejpalc2018a8

Referencias:

Álvarez-García, D., Barreiro-Collazo, A., y Núñez, J. C. (2017). Ciberagresión entre adolescentes: Prevalencia y diferencias de género. Comunicar, 50, 89-97. doi: oi.org/10.3916/C50-2017-08

 

 

David Álvarez-García es Profesor Titular en el área de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad de Oviedo. Miembro del grupo de investigación “Aprendizaje Escolar, Dificultades y Rendimiento Académico” (ADIR), de la Universidad de Oviedo.

José Carlos Núñez es Catedrático en el área de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad de Oviedo. Director del grupo de investigación “Aprendizaje Escolar, Dificultades y Rendimiento Académico” (ADIR), de la Universidad de Oviedo.

Trinidad García es Profesora Ayudante Doctora en el área de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad de Oviedo. Miembro del grupo de investigación “Aprendizaje Escolar, Dificultades y Rendimiento Académico” (ADIR), de la Universidad de Oviedo.

Alejandra Barreiro-Collazo es profesional de la Psicología Clínica infanto-juvenil y doctora por la Universidad de Oviedo. Su línea de investigación se ha centrado en los factores de riesgo de ciberagresión y cibervictimización en estudiantes de Secundaria.

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