El marco de atención Open Dialogue – un marco de atención sin fármacos en salud mental

9 Ene 2020

El marco de atención Open Dialogue (Open Dialogue study; Open Dialogue approach)  es un modelo revolucionario en la atención en salud mental en la medida en que el tratamiento psicológico, sin fármacos, es el centro de la intervención, y los pensamientos y conductas de la persona son interpretados como estrategias de respuesta a situaciones difíciles, en vez de como síntomas de una enfermedad. Así, lo explica una psiquiatra en un artículo publicado en la revista Australian and New Zealand Journal of Family Therapy, que lleva por título The psychiatrist’s role in implementing open dialogue model of care.

El marco Open Dialogue lleva implantado con éxito en Finlandia desde la década de los 80, y cuenta con diversos estudios que han demostrado la eficacia de esta intervención psicológica en el tratamiento de pacientes con un primer episodio de psicosis. Estudios recientes sugieren que alrededor del 80% de los pacientes tratados según este marco de atención consigue recuperarse totalmente, sin presentar ninguna sintomatología residual, transcurridos dos años desde la intervención, y sin estar tomando ningún antipsicótico, lo que implica que estos pacientes han conseguido volver a trabajar o a estudiar al finalizar este periodo (ver aquí).

Asimismo, tal y como explica la autora en su artículo, la aproximación Open Dialogue ha demostrado otros beneficios al actuar desde el respeto de los derechos humanos de los pacientes, eliminando las estrategias de intervención en salud mental basadas en la prescripción de fármacos sin consentimiento del paciente o en los ingresos involuntarios en unidades en salud mental y otras prácticas coercitivas.

Pero, ¿qué principios rigen este marco de intervención? Según explica la psiquiatra finlandesa, este modelo de atención da prioridad a la intervención temprana y está dirigido a la familia, de manera que tanto los pacientes como los familiares juegan un papel activo en el tratamiento, y no actúan como meros objetos pasivos de la intervención. El apoyo a la familia y al individuo constituye el eje prioritario de la intervención, por encima de la evaluación diagnóstica.

Asimismo, este enfoque está guiado por siete principios clave:

  1. Atención inmediata. Esto implica que la primera entrevista del paciente con el equipo de atención debe organizarse inmediatamente, antes de 24 horas. Asimismo, la atención inmediata está garantizada en los casos de crisis severas.
  2. Orientación a la familia y red social del paciente. Los familiares, profesionales que trabajan con esa familia y amigos son invitados a participar en el tratamiento, desde el comienzo de la intervención hasta que se estime conveniente. Los profesionales sanitarios deben tener formación en el trabajo con familias, siendo este componente uno de los recursos clave para proporcionar un verdadero apoyo y comprensión a las personas que están sufriendo una crisis
  3. Responsabilidad. El sistema de salud mental debe determinar qué personas o equipos específicos serán los responsables del tratamiento, organizando un equipo de caso específico que tomará decisiones conjuntas con la familia en relación con el plan de intervención y con las acciones que se llevarán a cabo. Este principio supone tener en cuenta y atender todas las necesidades que presente la familia durante el proceso y ofrecer disponibilidad y accesibilidad para la consultas con los profesionales sanitarios, puesto que es la única manera de que el paciente y la familia recuperen su sentido de seguridad
  4. Flexibilidad. El tratamiento se adapta de manera flexible a las necesidades específicas del paciente y la familia, utilizando los métodos terapéuticos más acordes a cada caso o demanda y haciendo uso de diferentes modalidades de psicoterapia. En este sentido, se da prioridad a las visitas domiciliarias y a la realización de reuniones de equipo para coordinar el tratamiento.
  5. Continuidad psicológica. El equipo debe garantizar la continuidad en la atención psicológica invitando a profesionales de diferentes servicios o dispositivos a colaborar, durante el tiempo que sea necesario. Este principio implica cuidar la relación terapéutica entre la familia y el equipo de intervención.
  6. Tolerancia a la incertidumbre. El equipo debe dirigir sus esfuerzos a promover el sentimiento de seguridad, creando un entorno terapéutico en el que se pueda tolerar la incertidumbre. En este sentido, se alienta a los profesionales sanitarios a no apresurarse a “buscar soluciones” rápidas en situaciones críticas, que pongan en juego los derechos del paciente, sino por el contrario a estar dispuestos a movilizar los propios recursos psicológicos de la familia y de su red social.
  7. Diálogo. El equipo debe centrarse en generar diálogo en las reuniones conjuntas de terapia, a fin de crear nuevas formas de comunicarse y un nuevo lenguaje común para explicar las experiencias pasadas que previamente no se han podido integrar. Asimismo, se promueve el diálogo entre los diferentes profesionales que forman el equipo de intervención (profesionales de la psiquiatría, psicología, trabajo social, enfermería…).

Tal y como se informó en Infocop, el éxito del marco de atención Open Dialogue en Finlandia ha servido de impulso para la creación de los primeros hospitales de salud mental sin uso de psicofármacos en Noruega (más información aquí).

Fuente:

Valtanen, K. (2019). The psychiatrist’s role in implementing open dialogue model of care. Australian and New Zealand Journal of Family Therapy. DOI: 10.1002/anzf.1382

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