LEER EL BURNOUT DESDE LOS VALORES: UNA PERSPECTIVA POSITIVA

1 Ago 2006

J. Segura, M. Ferrer, C.Palma, S. Ger, M. Doménech, I. Gutiérrez y J.Cebrià

Grupo de investigación Comunicació & Salut de la Facultat de Psicología, Ciències de l’Educació i de l’Esport Blanquerna de la Universitat Ramon LLull

En los últimos años han ido en aumento los estudios sobre el síndrome del Burnout, tanto en el extranjero como en España. Sin desmerecer otro tipo de situaciones, estamos, sin duda, ante una de las más importantes problemáticas que provoca el estilo de vida engendrado por la cultura occidental y, desde hace tiempo, nos enfrentamos a un grave problema de salud.

Si tenemos en cuenta el tipo de sociedad que hemos ido construyendo entre todos, no es de extrañar que las personas sean cada vez más sensibles a la presión tanto externa como interna, y que aparezcan señales de desajuste emocional y de desgaste. «Sobrecarga emocional», «estar quemado», «desgaste profesional»… son expresiones frecuentes que responden a fenómenos más o menos relacionados con un descenso en las facultades de la persona en el ejercicio de su rol profesional y que conllevan un malestar interno considerable.

 

Evidentemente, las consecuencias tienen implicaciones personales y sociales. Personales, debido a la carga de sufrimiento que debe soportar quien las padece; sociales, porque los grupos y las organizaciones se resienten en cuanto a la bondad de las relaciones, la calidad de los servicios, la eficiencia en el trabajo, las bajas laborales, etc.

La tradición anglosajona señaló a las profesiones basadas en la relación de ayuda como aquellas donde más fácil es que aflore el Burnout: profesorado, enfermería, trabajo social… Se trata, sin duda, de un fenómeno pluridimensional, sólo abordable desde análisis multidimensionales. Cuanto más amplio es el conocimiento que se va generando, más apasionante es profundizar en su complejidad, como todo lo relacionado con el enfoque psicosocial. Desde esta perspectiva, es constante la tensión entre lo individual y lo organizacional, lo intrapersonal y lo interpersonal, lo ideológico y lo tecnológico… y así debe serlo. Ningún problema complejo puede resolverse con abordajes simples.

El equipo de investigación Comunicació & Salut de la Facultat de psicología, Ciències de l’Educació i de l’Esport Blanquerna de la Universitat Ramon LLull viene trabajando en el estudio de este fenómeno en personal sanitario y, más concretamente, en los médicos de atención primaria. Se trata de estudiar el burnout en un contexto fundamental para la calidad de vida de los ciudadanos, y en un sistema asistencial que, en los últimos tiempos, viene siendo objeto de las zozobras sociales. Los recientes conflictos laborales planteados en Cataluña en los últimos tiempos no hacen más que poner de manifiesto lo inestable de la situación. Porque, en efecto, el colectivo médico, y en concreto el que trabaja en atención primaria, viene padeciendo las consecuencias de una crisis que viene de lejos y de cuyo final queda más allá del horizonte.

En algunos estudios publicados en los últimos años nos hemos acercado a dimensiones importantes del burnout, tal como lo venían señalando expertos internacionales, pero buscando las peculiaridades de nuestra población. Creemos que dentro de la semejanza universal, las profesiones asistenciales y sanitarias incorporan también características socioculturales. Ciertamente, es clásica una explicación del fenómeno centrada en los rasgos personales; se han podido identificar algunos rasgos comunes a las personas más proclives a sufrir el desgaste (Cebrià y cols. 2001). La detección puede ser útil a muchos efectos, como por ejemplo, en los procedimientos de orientación de especialidad o en los procedimientos de formación durante la residencia.

Es más que probable que las políticas de gestión también tengan algo que ver en el síndrome del burnout. Desde un punto de vista más sistémico es inconcebible que las personas sufrientes no pongan de manifiesto carencias de la organización. Vivimos en una cultura dond,e por más que parezca lo contrario, la crítica dirigida al poder y a los responsables de los modelos de gestión todavía es difícil. Esa posibilidad normalizada tal vez es un valor que se afianza con la democratización de la sociedad; y eso lleva mucho tiempo.

 

Pero una visión más desplazada hacia el cambio nos hace fijarnos en las posibilidades de actuar en un nivel medio de intervención. Así, una buena gestión del trabajo en equipo, por citar el nivel grupal, o el manejo de unas adecuadas competencias profesionales –por citar el nivel interpersonal-, pueden ser herramientas capaces de obtener éxito a medio plazo.

Es evidente que la propia expresión burnout encierra una visión pesimista de la vida y del trabajo. Además, en el original viene a referirse a una «quemazón» definitiva e irreversible. Visto así, el profesional «quemado» ya no sirve más para ejercer su profesión y pasa a ingresar en la categoría de la cronicidad. ¿Hasta qué punto es esto cierto? Creemos en la importancia de dar un giro y enfocar el problema desde una perspectiva más optimista y que sea posible hallar alternativas científicas que modestamente abran vías asequibles para la prevención y la mejora en el sufrimiento del síndrome. Así, alineados con una concepción psicológica positiva hemos propuesto una aproximación a la satisfacción como una alternativa útil al sentimiento de malestar y quemazón emocional (Sobrequés y cols. 2003). Un profesional que se siente satisfecho consigo mismo y con el ejercicio de su rol es un profesional que se aleja del burnout. Ciertamente, el viaje hacia la satisfacción no es tarea individual; es un viaje colectivo.

Recientemente, en el informe «Valores personales y profesionales en médicos de familia y su relación con el síndrome del burnout» (Segura y cols. 2006) se ofrecían los resultados de un estudio longitudinal realizado con 61 médicos de familia que ya en el 1999 habían participado en un proceso de evaluación, y voluntariamente quisieron volver a participar en un segundo control. De los 528 que participaron en la investigación del año 1999, en el 2003 se seleccionaron dos grupos de 50 a partir de dos criterios: las puntuaciones extremas en burnout (se seleccionaron los 50 con puntuaciones más elevadas en burnout y los 50 con puntuaciones más bajas) y el rechazo de aquellos que habían modificado los criterios de pertenencia a la organización (cambio de filiación sanitaria). Del resto, ocho declinaron participar y uno estaba de baja laboral.

En este estudio hemos querido incorporar al concepto de Valor, poco utilizado en Psicología de la salud, y que en manos de otras disciplinas es tomado con significados diversos. Algunas investigaciones anteriores como las de Lamberts y Hofmans-Okkes (1996) y Altun (2002) habían propuesto el estudio de los Valores en el personal de atención primaria. Dicho constructo nos ha parecido de especial interés de ser investigado en médicos de familia, por diversas razones. La primera, por sus posibilidades de articular la vivencia emocional y de sentido profesional del médico entre el nivel colectivo sociocultural y el nivel individual. Pues las sociedades proveen de valores a sus integrantes, los cuales pueden actuar sobre su jerarquía interna a través del propio conocimiento y de su aprendizaje vital. La segunda, por propia convicción manifestada por equipo de investigación (Cebrià y cols. 2004).

Los resultados han ofrecido datos muy interesantes. Se han comprobado algunas diferencias entre la estructura de valores de médicos proclives al burnout y médicos indemnes, como por ejemplo, una elevada presencia de la Autonomía, Comodidad e Inmediatez en los médicos con puntuaciones altas en burnout y Trabajo en equipo, Altruismo, Abnegación y Hedonismo en los médicos con puntuaciones bajas. Otro tipo de resultados pueden ser considerados altamente interesantes, como una estabilidad bastante remarcable en la escalda de valores de todo el colectivo («quemados» o no). Es este un dato antiguo y persistente incluso a escala internacional (Knoop 1994) que apunta, tal vez, hacia la existencia definida de una cultura organizativa.

El estudio incluye un apartado basado en metodología de investigación cualitativa que pone de manifiesto la importancia que los médicos dan a las habilidades comunicacionales y a la gestión emocional. Los médicos que obtienen puntuaciones altas en la escala de burnout manifiestan carencias en dichas habilidades, así como una preocupación intensa por el «paciente», por la Eficacia y la Eficiencia; mientras que los demás médicos se orientan básicamente a la «profesión médica» y también «admiten limitaciones» con más facilidad.

 

Estos y otros hallazgos han puesto de manifiesto que los Valores pueden actuar de protector en el sufrimiento del burnout y que, como consecuencia, una intervención basada en el aprendizaje de Valores puede ser, junto a otras, una herramienta eficaz para promover mejoras de salud en los médicos de familia, a través de los oportunos programas de formación.

Investigar en un contexto institucional es algo realmente complejo. Es imprescindible contar con la colaboración de los responsables del sistema y, sobre todo, con la implicación de los profesionales participantes en el proyecto. Es justo reconocer y agradecer el apoyo que de todos ellos el equipo ha recibido. Este agradecimiento expresado sirve además para poner de relieve la importancia que poco a poco va cobrando de la Psicología al sistema sanitario español. En los tiempos complicados que estamos viviendo hay que valorar la importancia del trabajo en equipo, de la interdisciplinariedad y de la necesidad de promover proyectos de investigación y de intervención basados en la cooperación. Constatamos que el mutuo apoyo entre psicólogos y médicos de familia es una vía imprescindible a seguir. La Psicología puede ayudar mucho al ejercicio profesional del médico, de igual modo que, sin duda, los conocimientos y la experiencia médica son imprescindibles para el desarrollo de aquella.

Para ver las referencias bibliográficas pinchar aquí:

Sobre los autores y autoras:

Jordi Segura Bernal

Doctor en Psicología, especialista en Psicología Clínica, profesor titular de Psicología Social de la URL, investigador principal de grupo de investigación Comunicació & Salut de la FPCEE Blanquerna – Universitat Ramon Llull

Jordi Cebrià Andreu

Doctor en Medicina y Cirugia, médico especialista en medicina Familiar y Comunitaria, médico asistencial en el EAP Granollers Sud – ICS, médico especialista en epidemiologia y salud pública, profesor titular de Psicofisiología de la URL.

Carolina Palma Sevillano

Licenciada i DEA en Psicología, FPCEE Blanquerna – Universitat Ramon Llull, Becaria de investigación FI (Agencia de Gestión de Ayudas Universitarias), investigadora del grupo Comunicació & Salut de la FPCEE Blanquerna- URL

Marta Ferrer Ventura

Diplomada en Magisterio, Licenciada en Psicopedagogía, DEA en Psicología

Becaria de investigación FI por el «Departament d’Universitats, Recerca i Societat de la Informació (DURSI) de la Generalitat de Catalunya», investigadora del grupo Comunicació & Salut de la FPCEE Blanquerna- URL

Sandra Ger Cabero

Licenciatura en Psicología, Máster en Psicología clínica y psicoterapia (FPCEE – Blanquerna, Universitat Ramon Llull), participante en el programa de doctorado en Investigación Psicológica. FPCEE Blanquerna- URL, becaria de investigación de la FPCEE Blanquerna – URL, Psicóloga de la «Fundació Blanquerna Asistencial i de Serveis», investigadora del grupo Comunicació & Salut de la FPCEE Blanquerna- URL

Marga Doménech Cortés

Licenciada en Psicopedagogía y DEA en psicología (FPCEE Blanquerna- URL),

Master en Dirección y Gestión de Recursos Humanos. (FPCEE Blanquerna – URL), Investigadora del grupo Comunicació & Salut de la FPCEE Blanquerna- URL

Isabel Gutiérrez Blanch

Licenciada en Psicología, investigadora del grupo Comunicació & Salut de la FPCEE Blanquerna- URL

PSICOLOGÍA EN RED


LOS COLEGIOS HABLAN

MÁS NOTICIAS