LA NECESIDAD DE LA INTERVENCIÓN PSICOLÓGICA EN LA ENFERMEDAD ONCOLÓGICA – ENTREVISTA A J. A. CRUZADO

6 Nov 2006

Recientemente, se han celebrado en Zaragoza las VII Jornadas Aragonesas de cáncer genital y de mama, organizadas por la Asociación de Mujeres Aragonesas de Cáncer Genital y de Mama (AMAC-GEMA), en las que ha participado un buen número de profesionales vinculados al ámbito de la oncología.

Entre otros ponentes, el evento ha contado con la participación de Juan Antonio Cruzado, profesor de la facultad de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid, quien ha abogado por la necesidad del papel de la Psicología en los diferentes momentos por los que pasa un paciente diagnosticado de cáncer.

En este sentido, la atención psicológica no se limita únicamente al momento del diagnóstico de la enfermedad, sino que debe estar presente a lo largo de todo el proceso de la enfermedad, para poder garantizar la mayor adaptación a la nueva situación y el mejor afrontamiento posible por parte del paciente y sus familiares.

 

Juan Antonio Cruzado

Juan Antonio Cruzado es investigador y docente del Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos I, de la Universidad Complutense de Madrid. Psicólogo clínico especialista en psicooncología, Cruzado es director del Máster en Psicooncología organizado por la misma universidad.

ENTREVISTA

En su ponencia ha defendido el papel de los psicólogos y psicólogas en el ámbito de la oncología. Desde su punto de vista, ¿cuáles son las principales necesidades psicológicas de las personas con cáncer y sus familiares?

Las necesidades psicológicas varían según el tipo de cáncer y el pronóstico del paciente, las pruebas y tratamientos médicos que estén llevando a cabo y los momentos del proceso de enfermedad. Asimismo, las personas se diferencian en sus necesidades y en la capacidad de adaptación a la enfermedad; algunos pacientes y sus familias lo afrontan de forma óptima, mientras que otros lo hacen muy negativamente. Se ha de tener en cuenta grupos específicos como los niños con cáncer, sus padres y hermanos, así como la problemática del paciente anciano con cáncer. Por ello, se debe llevar a cabo una evaluación psicológica precisa en cada caso.

Las necesidades más importantes para los pacientes de cáncer y sus familiares son las siguientes:

– Información del diagnóstico, pronóstico, tratamientos y efectos colaterales, para que puedan afrontar positivamente el proceso y reduzcan la incertidumbre, el miedo y la indefensión ante el cáncer. Ello requiere una comunicación médico-paciente idónea.

– Información y asesoramiento sobre los desafíos psicológicos y sociales que ha de ir afrontando el paciente a lo largo de la enfermedad y su tratamiento.

– Afrontar el diagnóstico, controlar el miedo, la tristeza, la indefensión y la incertidumbre en esta fase, y decidir acerca de los tratamientos. En los casos que se presentan recidivas, falta de respuesta a los tratamiento o mal pronóstico la atención psicológica es fundamental.

– Hacer frente a la hospitalización (pérdida de intimidad, indefensión), la cirugía (temor, dolor, pérdida de movilidad, cambios corporales asociados a la mastectomía, ostomía y otros) y la rehabilitación.

– Afrontar los síntomas asociados a los tratamientos como quimioterapia o radioterapia (caída de pelo, fatiga, náuseas entre otros) o a la enfermedad.

– Controlar rumiaciones, preocupaciones y miedos a la recurrencia al cáncer, miedo a las revisiones y síntomas hipocondríacos.

– Afrontamiento positivo, prevención de trastornos adaptativos, depresión y ansiedad.

– Mantener la actividad social, impedir al estigmatización asociada al cáncer.

– Afrontar posibles problemas relacionados con la sexualidad, la pareja, y la familia.

– Mantener o recuperar la actividad laboral, escolar y recreativa.

 

En las fases avanzadas de la enfermedad, en cuidados paliativos, se precisa que el paciente esté adecuadamente informado, tenga controlados los síntomas de dolor, la fatiga y otros, sienta el apoyo social y no la soledad, mantenga su capacidad de control y se atienda a sus necesidades espirituales. Los familiares deben estar adecuadamente asistidos durante el proceso y proporcionarles atención en el duelo.

El tratamiento integral del paciente de cáncer debe atender las necesidades psicológicas y sociales del paciente de cáncer y sus familiares.

La literatura científica nos habla de la importancia de la comunicación y la necesidad de contar con profesionales sanitarios que sepan transmitir malas noticias (como puede ser un diagnóstico de cáncer o un cambio en el estado del paciente). De manera general, ¿por qué es tan importante saber dar de forma adecuada una mala noticia? ¿Cuáles son las principales consecuencias positivas de una comunicación clara y honesta, a lo largo de todo el proceso de la enfermedad?

La confianza en la relación personal-paciente es la piedra angular de la atención a los pacientes de cáncer, se construye y se sostiene mediante la información y la comunicación. Un oncólogo a lo largo de su vida profesional debe llevar a cabo más de 20 mil entrevistas que contienen malas noticias (es decir recidivas, no respuesta al tratamiento, paso de la condición de cura a paliativa, etc.). Una información adecuada reduce la incertidumbre, la incontrolabilidad y mejora el afrontamiento y la satisfacción del paciente, favorece las decisiones compartidas, la adherencia al tratamiento, y desde luego, es el mejor procedimiento para reducir las reclamaciones y demandas legales.

Comunicarse adecuadamente con los pacientes requiere equilibrar la honestidad y el realismo con la sensibilidad, el apoyo y la esperanza, porque los médicos deben decir la verdad pero no necesariamente toda la verdad, sino la información que el paciente desea y puede procesar; por ello, se requiere una congruencia entre las preferencias de información del paciente y la conducta del médico. Las habilidades comunicativas deben formar parte de la práctica médica; para todos los profesionales, la adquisición de competencias en cuanto a la comunicación es personalmente satisfactoria, profesionalmente recompensante y, además, reduce el riesgo de burnout.

Si bien el papel del psicólogo a la hora de dar un diagnóstico es decisivo, usted ha mantenido en su ponencia que la atención psicológica no se debe limitar únicamente a este momento del proceso. ¿Cuáles son los elementos centrales de una adecuada atención psicológica en oncología? ¿Sobre qué aspectos se incide de manera primordial a lo largo de todas las fases?

La atención psicológica requiere estar integrada con el equipo médico y el proceso de atención médica. El psicólogo debe atender al paciente y su familia desde que recibe el diagnóstico; así se pueden prevenir problemas de adaptación y salud mental, y facilitar el afrontamiento adecuado de la enfermedad. Muchas veces, para que el paciente acceda a la atención psicológica, debe solicitar una interconsulta o solicitarlo el equipo médico, ello hace que muchas personas con necesidades no reciban la atención psicológica que precisan.

 

La atención psicológica en cáncer va desde la prevención y detección precoz, hasta los cuidados paliativos.

En la detección precoz, el objetivo es mejorar la información, apoyar la participación y reducir el miedo y la ansiedad para que la mayor parte de las mujeres lleven a cabo estas pruebas sin temor.

El Consejo Genético Oncológico es un proceso de comunicación en el que se valora el riesgo de cáncer hereditario (mama u ovario, colon y otros) y se asesora sobre medidas profilácticas. En este caso, el psicólogo ejerce un papel fundamental, ya que ha de evaluar la vulnerabilidad psicológica del pacientes, su percepción de riesgo, asistirle en su toma de decisión, en la comunicación familiar, en la valoración de la calidad de vida de las mujeres que han llevado a cabo mastectomía y oforectomia profilácticas. Además de, por supuesto, llevar a cabo tratamientos psicológicos en los casos necesarios.

Ante el diagnóstico de cáncer es necesario ayudar al paciente a asimilar la información, tomar decisiones razonadas, optimizar la comunicación con el equipo médico, controlar la ansiedad y la tristeza, y mejorar el apoyo familiar.

La hospitalización y los tratamientos quirúrgicos requieren información de los síntomas físicos y de los cambios psicológicos, entrenamiento en control del estrés, exposición a las cicatrices y cambios de imagen corporal, reforzamiento de las actividades de rehabilitación y asistencia para la recuperación emocional y funcional.

Las recidivas y los fracasos en los tratamientos médicos ocasionan reacciones emocionales muy intensas y los pacientes y las familias necesitan atención psicológica en esos momentos.

La finalización de los tratamientos y la vuelta a la vida normalizada requiere, por un lado, hacer frente a preocupaciones y miedos a las recidivas, y ansiedad ante las revisiones. Por otro lado, la recuperación de la a vida social, laboral, recreativa; así como la vida familiar, de pareja y sexual requieren tratamientos psicológicos con frecuencia.

Los cuidados paliativos requieren una atención psicológica tanto al paciente como a los familiares, centrada en las necesidades informativas, manejo de emociones negativas, asegurar el control del paciente, reducir la incertidumbre y la soledad, atender a las necesidades espirituales, así como la asistencia en el duelo.

También sabemos que el trabajo psicológico con el equipo de profesionales que atiende a estos pacientes (ventilación emocional, manejo de la ansiedad y el estrés en momentos difíciles, etc.) tiene consecuencias importantes no sólo para los profesionales sino también para la calidad de la atención. ¿En qué consiste la atención con los profesionales?

Los profesionales sanitarios deben estar óptimamente entrenados en habilidades de comunicación e interacción con los pacientes, así como en el manejo de las situaciones difíciles y las propias emociones.

Por otra parte, es importantísimo la comunicación y el apoyo entre los miembros del equipo sanitario y su capacidad para resolver los conflictos.

Por último, hay que impedir la aparición del burnout y para ello se ha de evaluar este síndrome y llevar a cabo programas preventivos.

En definitiva, la atención a estos profesionales debe orientarse al entrenamiento en competencias comunicativas, trabajo en equipo y manejo del estrés.

PSICOLOGÍA EN RED


LOS COLEGIOS HABLAN

MÁS NOTICIAS