DÍA MUNDIAL CONTRA EL CÁNCER – ENTREVISTA A ROSA GARCÍA ENRÍQUEZ

2 Feb 2007

El próximo 4 de febrero se celebra el Día Mundial Contra el Cáncer, bajo los auspicios de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Unión Internacional contra el Cáncer (UICC), con el lema Los Niños de Hoy, el Mundo del Mañana. Dirigida a padres y madres, pacientes, profesionales de la salud y responsables políticos, la campaña se centra en esta ocasión en los aspectos preventivos del cáncer, y enfatiza la importancia de la educación y de la acción preventiva entre la población más joven.

Según la información suministrada por la UICC en su página web, cada año fallecen 7 millones de personas a causa de enfermedades oncológicas y se diagnostican casi 11 millones de nuevos casos. No obstante, «el cáncer es en gran parte prevenible y la más curable de las enfermedades graves de hoy en día». Así, para la UICC al menos un tercio de esos 11 millones, puede ser prevenido si se actúa de manera adecuada en base a los conocimientos científicos hoy en día existentes. Además, con la detección y tratamiento precoces es posible curar, por lo menos, a otro tercio de los afectados.

El consumo de tabaco, la nutrición, el ejercicio físico, la precaución hacia el sol y la vacunación contra ciertos virus son considerados factores vinculados a la aparición del cáncer. En este sentido, se consideran decisivos cambios comportamentales y de hábitos de salud para evitar la aparición de esos casi 4 millones de nuevos casos anuales en todo el mundo. Una adecuada educación en la infancia y la juventud -en el ámbito del hogar, la escuela y la comunidad-, tendentes a fomentar y promover hábitos saludables jugaría un efecto especialmente positivo en la prevención de estas enfermedades, razón por la cual, la campaña se centra en niños y adolescentes.

En esta dirección, la Psicología juega un papel especialmente relevante en la atención a pacientes con enfermedades oncológicas. Así, por ejemplo, la Psicología se ha revelado especialmente importante no sólo en el afrontamiento de la enfermedad (manejo emocional, reajuste a la nueva situación, preparación para tratamientos,etc.), una vez aparecida; sino también en el fomento de hábitos y estilos de vida saludables, que se encuentran en la base de la prevención de este tipo de patologías, a través del cambio de actitudes y hábitos de salud.

Con motivo de la celebración del Día Mundial contra el Cáncer, Infocop Online ha querido entrevistar para sus lectores a la psicóloga Rosa García Enríquez, que desempeña su labor en el programa de Atención y Animación a Niños Oncológicos Hospitalizados de Larga Estancia, en la Unidad de Oncología Pediátrica del Hospital Universitario Doce de Octubre, programa que se viene realizando desde hace más de diez años, gracias a la colaboración de la Asociación Española Contra el Cáncer.

 

ENTREVISTA

La Campaña contra el Cáncer, en esta edición de 2007, se centra en los aspectos preventivos y sobre todo, en la atención a los niños y jóvenes. Si bien es cierto que cada patología presenta sus peculiaridades a tener en cuenta en el tratamiento integral, ¿cuáles son las principales necesidades que presenta la población oncológica infantil?

Enfrentarse a una enfermedad oncológica, en cualquier periodo de la vida, supone la adaptación a una situación de alto estrés y elevada incertidumbre, que se acompaña de un cambio radical de las rutinas cotidianas, además de una vulnerabilidad emocional ante la perdida de la salud. Enfermar supone una crisis vital, y del diagnóstico y pronóstico de la enfermedad va a depender su afrontamiento. Cuando el enfermo es un niño, en mayor o menor medida, este afrontamiento lo realiza todo su sistema familiar, así como su entorno más cercano, ya sea colegio y/o amigos.

El niño diagnosticado de una enfermedad oncológica ha de enfrentarse, entre otros aspectos, a pruebas médicas continuas y dolorosas; a aislamientos prolongados debido a los efectos de los tratamientos, lo que trae consigo un distanciamiento con los iguales, en un grado de importancia proporcional a la edad del niño; a secuelas físicas que influyen directamente en la imagen corporal y ésta, a su vez, en la autoestima; retraso escolar por los continuos ingresos y por los efectos que sobre las capacidades cognitivas (atención, memoria, concentración) tienen los distintos tratamientos.

Es por ello que para atender a las distintas necesidades de esta población, se hace necesaria la presencia de un equipo multiprofesional integrado por personal sanitario, psicólogos/as, maestros/as, voluntariado juvenil, con el fin de paliar las secuelas físicas y psíquicas que de la situación pudieran derivarse.

De manera general, ¿cuáles son los elementos centrales en la atención psicológica con niños y adolescentes con enfermedad oncológica? En el caso de que existan, ¿qué características diferenciales presentan los tratamientos con niños y adolescentes con respecto a los adultos?

 

El objetivo principal de la atención psicológica en este contexto es el de dotar y/o fortalecer a las familias de recursos emocionales que les permitan un afrontamiento adaptativo a la situación que se les presenta, estos recursos se pueden concretar en las siguientes acciones:

1. Ayudar a las familias a manejar las emociones que se puedan ir generando.

2. Proporcionar una percepción real de la situación médica.

3. Atención a hermanos y otros familiares que así lo necesiten.

4. Coordinación con la escuela de origen.

5. Inoculación al estrés.

6. Evaluación psicológica continuada a lo largo de todo el proceso.

7. Intervención temprana en caso de detección de alguna anomalía.

8. Preparación para aquellas pruebas médicas que sea necesario realizar.

9. Entrenamiento en habilidades de comunicación.

En general, se interviene desde el diseño de caso único, siendo la unidad familiar la receptora de la asistencia.

Con el lema Los Niños de Hoy, el Mundo del Mañana, se quiere resaltar la importancia de la prevención en estas enfermedades. De manera específica, ¿en qué consiste el trabajo preventivo, desde un punto de vista psicológico, con la población más joven? ¿Qué áreas debe contemplar y con quién se debe trabajar?

El campo de la prevención es un tema de tal relevancia, que de sus inicios en la más temprana infancia va a depender su éxito. Al igual que ocurre con otros tratamientos psicológicos infantiles, es necesario que se tenga en cuenta a los padres como implicados principales en el proceso de adquisición de hábitos y conductas saludables, en áreas tan importantes como la alimentación, el tabaco, el ejercicio físico, etc.

Por supuesto, no podemos olvidar a los agentes de salud, profesores, pediatras, monitores de ocio y tiempo libre que, por su condición de figuras relevantes en el campo de la educación y desarrollo infanto-juvenil, multiplicarían los efectos de las campañas preventivas.

En este sentido, el objetivo principal de la prevención primaria es la génesis y/o cambio de actitudes que influyan directamente en la modificación de aquellas conductas desajustadas y en la adquisición y/o mantenimiento de aquellas otras que redunden en hábitos saludables.

Hoy en día disponemos de información suficiente para poder reconocer la importancia decisiva de los factores comportamentales y de hábitos de salud en la aparición del cáncer; no obstante, en un sector importante de la población sigue existiendo la creencia de la inevitabilidad de estas enfermedades, atribuyéndose, en muchos casos, a una cuestión de azar o mera cuestión genética, lo que dificulta el cambio de estilos de vida. Desde su punto de vista, ¿qué se podría hacer para conseguir una mayor efectividad en las campañas de prevención con la población en general? ¿Sobre qué aspectos se está poniendo mayor énfasis en estas campañas en la actualidad?

Cuando se analizan los resultados de las distintas campañas preventivas, quizás caemos en un error, en el sentido de que la mayoría de las campañas que se ponen en marcha, hacen referencia a acciones de sensibilización. Así, como su propio nombre indica, el objetivo establecido es sensibilizar a la población de los efectos de tal o cual conducta o hábito sobre un determinado aspecto de la vida del sujeto.

 

Además, muchas de ellas están redactadas en un lenguaje punitivo o coercitivo, de tal forma que se produce un efecto paradójico sobre la conducta de la persona. En este sentido, sería más adecuado y beneficioso utilizar un lenguaje más positivo con respecto a la conducta ajustada y no centrarse en las consecuencias negativas de la desajustada; es decir, es más eficaz decir lo que se consigue que informar de lo que se pierde.

Hay que destacar, sin duda, que la temporalidad en las edades medias de la infancia no es la misma que la de la vida adulta; con ello quiero decir que los refuerzos a emplear en estas campañas han de ser a corto plazo, frente a aquellos que se obtienen a medio o largo plazo. Quizás ésta sea una de las cuestiones que dificulte el fomento y adquisición de actitudes y conductas pro-salud futuras en jóvenes y niños. En muchas ocasiones los reforzadores que se esperan con la realización de conductas que influyen positivamente en la salud de los menores se demoran demasiado en el tiempo, frente a los reforzadores inmediatos que proporcionan conductas no saludables tales como el consumo abusivo de grasas o el tabaco, por citar algunas.

Desde la Asociación Española Contra el Cáncer, en al ámbito de la prevención, se ha puesto en marcha el programa de formación de líderes, con el fin de aumentar el éxito de las campañas, así como adelantar a edades preescolares la intervención preventiva en el seno de la familia y apoyados por la escuela. 

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