ADICCIÓN A LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS, ¿UNA REALIDAD CRECIENTE? – ENTREVISTA A Mª JOSÉ MAYORGAS

21 Nov 2008

En la sociedad de la información en la que nos encontramos inmersos en la actualidad, las nuevas tecnologías se han convertido en una extraordinaria herramienta de información y comunicación. Su uso ha revolucionado la forma de relacionarse en el mundo desarrollado, con nuevos patrones que los jóvenes adquieren velozmente, ávidos de sentirse parte de un grupo que se comunica con un lenguaje y unos instrumentos propios.

Más allá de sus indudables beneficios, el uso de Internet, del móvil o de los juegos interactivos, rápidamente instalados en la vida cotidiana de las familias, pueden conllevar un elevado riesgo para las personas que hacen uso de estas herramientas, especialmente para los más jóvenes, en muchos casos, los principales usuarios de estas nuevas tecnologías.

En este sentido, es frecuente encontrarnos hoy en día, tanto en los medios de comunicación de masas, como en espacios más o menos especializados de profesionales de la salud mental, que cada vez se habla más de las denominadas adicciones a las nuevas tecnologías. Una realidad que ha generado algunos debates, como por ejemplo, el existente en torno a la pertinencia o no de recoger específicamente en los manuales de psicopatología más reconocidos por los profesionales de la salud mental (DSM y CIE) estos problemas o; por el contrario, incluirlos en las clasificaciones ya existentes de otras patologías categorizadas (juego patológico, etc.).

Más allá de este debate, lo cierto es que este tipo de comportamiento vinculado a las nuevas tecnologías sigue un patrón muy similar al de otras conductas adictivas, en las que una actividad, en principio inofensiva, se convierte en un hábito que el sujeto no puede controlar y que llega a interferir gravemente en su vida. El placer o la gratificación inicial de la realización de esta actividad (por ejemplo, consultar los correos electrónicos o charlas con amigos a través de Internet) se convierte, en estos casos, en pérdida de control y dependencia; síntomas básicamente similares a los generados por las drogodependencias.

Conscientes de esta problemática, la Fundación Gaudium, entidad española dedicada a fomentar la investigación del juego patológico y otras adicciones sin sustancia, celebra hoy y mañana, 21 y 22 de noviembre, un simposio internacional en el que se dan encuentro algunos de los mayores expertos en la materia. Con el título Adicción a las nuevas tecnologías en adolescentes y jóvenes, los allí congregados analizan y discuten sobre temas tan relevantes como los riesgos actuales de las nuevas tecnologías, los datos epidemiológicos obtenidos hasta el momento, la protección de los jóvenes y, principalmente, las vías de prevención y tratamiento en la adicción a las nuevas tecnologías.

 

Mª José Mayorgas            

Con motivo de la celebración de este evento, Infocop Online ha querido entrevistar para sus lectores y lectoras a Mª José Mayorgas, psicóloga y coordinadora técnica de Fundación Gaudium. En esta entrevista, Mª José Mayorgas nos habla, entre otras cuestiones, de las principales características de las adicciones a las nuevas tecnologías, de su estatus como entidad psicopatológica en las clasificaciones internacionales y de las principales líneas de intervención en lo que a prevención se refiere.

ENTREVISTA

Desde su creación en 1997, Fundación Gaudium trabaja en el ámbito de las adicciones sin sustancias. Comenzó investigando y desarrollando programas de prevención, formación e investigación en el campo de la ludopatía y, desde hace 4 años, está desarrollando programas de prevención en el mal uso de las nuevas tecnologías (Internet, móviles y videojuegos), destinados a la población infantil y juvenil, a los padres y al personal docente. Profundizando en esta cuestión, ¿qué llevó a Fundación Gaudium a poner en marcha una iniciativa de estas características?

Durante los primeros años de actividad, Fundación Gaudium dedicó sus esfuerzos al juego patológico, la adicción sin sustancia más extendida que afecta a 1 millón de familias en España. A partir del año 2005, nuestro Comité Científico empezó a estudiar las conductas relacionadas con el uso de las nuevas tecnologías. Dos factores motivaron este desarrollo. El primero fue el hecho de que Internet estuviese emergiendo como un poderoso canal para el desarrollo y aumento del juego patológico. El segundo fue la información disponible que empezaba a evidenciar el aumento de los casos de pacientes con problemas relacionados con las nuevas tecnologías (adicción a Internet, móviles o videojuegos) que llegaban a las Asociaciones de Rehabilitación de Jugadores Patológicos.

Paralelamente, en el año 2005, la Oficina del Defensor del Menor publicó una serie de estudios sobre el uso de Internet, móviles y videojuegos en menores en los que se ofrecían unos datos de uso, en algunos casos, ciertamente preocupantes. Por todo ello, Fundación Gaudium desarrolló un programa preventivo que fue inmediatamente apoyado por la Comunidad de Madrid. Actualmente el Programa Avanzamos de Prevención de la Adicción a las Nuevas Tecnologías en Adolescentes y Jóvenes, financiado por la Agencia Antidroga, llega a más de 20.000 alumnos de Educación Primaria y a sus padres. También impartimos el taller Diviértete pero Controla, dirigido a alumnos de 2º y 3º de Educación Secundaria Obligatoria (ESO) y a sus padres, así como charlas de sensibilización sobre esta temática. Próximamente, tenemos previsto desarrollar un curso de formación online dirigido a médicos de Atención Primaria y terapeutas.

De manera más específica, ¿qué necesidades se querían cubrir con la población a la que va dirigida este tipo de intervenciones?

Lo que se busca cubrir con esta formación es, por una parte, prevenir un mal uso de las nuevas tecnologías, en el sentido que no haya un riesgo de adicción en los más pequeños, que son los más vulnerables; y, por otra parte, que las personas a las que va dirigida conozcan las pautas básicas de un buen uso de las nuevas tecnologías, para que no puedan sufrir sus peligros o las consecuencias de su mal manejo.

Cuando se habla de esta problemática con relación al uso a las nuevas tecnologías, hay que tener en cuenta que se trata de una adicción con una base muy común a cualquier otro tipo de dependencia y, por lo tanto, en esta formación también se tratan otros temas que son fundamentales para el correcto desarrollo de la persona, como son, por ejemplo, la autoestima, la asertividad y la solución de problemas. 

Durante la formación, se abarcan dos áreas muy importantes, e inevitablemente relacionadas: fomentar el buen uso de las nuevas tecnologías (para que no corran riesgos por desconocimiento), y prevenir la adicción como tal (que, en ocasiones, viene derivada de un mal uso, pero no necesariamente). Partiendo de esta doble perspectiva, es importante matizar que un menor puede estar usando mal Internet (por ejemplo, estar rellenando de forma indiscriminada datos personales en cualquier pagina Web) y, sin embargo, esto no tiene nada que ver con una adicción a este medio.

Por otro lado, Fundación Gaudium considera fundamental la formación de los padres y de los profesores. No toda la educación se realiza en la escuela, y el papel de los padres en esta labor, es esencial. En la formación a padres, les damos a conocer las aplicaciones que comúnmente usan sus hijos, les animamos a que ellos también participen de Internet y de los videojuegos, y les orientamos a un buen uso de las nuevas tecnologías en los hogares. De esta manera, cuando ellos eduquen a sus hijos, al igual que les dan indicaciones con respecto a no hablar con extraños en la calle, también puedan dar esta norma de cara a Internet o a los juegos en red.

Pero también es fundamental que los padres tomen conciencia del problema, y de la importancia de la confianza que deben desarrollar con sus hijos desde muy pequeños, para que, cuando se encuentren en la edad de la adolescencia, puedan contar tanto con esta confianza como con la responsabilidad de sus hijos.

En los últimos tiempos, es fácil encontrar información en los distintos medios de comunicación sobre este tipo de comportamiento adictivo. ¿Realmente nos encontramos ante un problema creciente?

Desgraciadamente sí se trata de un problema que va a más. Las nuevas tecnologías avanzan a pasos agigantados, es un avance en la sociedad, y eso, ni se va a frenar, ni se debe intentar frenar. Lo que está sucediendo, es que así como la sociedad avanza, y nuestros hijos con ella, los ámbitos de educación y las familias se están quedando atrás.

Cada vez es mayor la llamada brecha digital en la que se encuentran muchas familias, en las que están enfrentados los «nativos digitales» y los «más mayores», que serían, por decirlo metafóricamente, los «inmigrantes digitales». En este sentido, es fundamental que se intente avanzar al ritmo de la sociedad, porque los más pequeños lo hacen sin temor, y si nosotros, los adultos y padres, no les acompañamos, se enfrentarán a estas nuevas herramientas solos y sin ningún tipo de pautas. Esto es, precisamente, lo que ha pasado en países como Corea o Japón, donde van por delante a nivel tecnológico, pero también, tristemente, a nivel de problemas psicológicos relacionados con las nuevas tecnologías.

Entonces, ¿podríamos decir que se trata, más bien, de la modificación y cambio de anteriores pautas o comportamientos adictivos?

Más que modificación, yo diría ampliación. Los motivos por los que alguien se hace adicto a algo, son siempre los mismos, sea el objeto de adicción el que sea. En una mayoría de casos, la adicción es el síntoma de una serie de problemas que hay detrás.

Lo más alarmante, en muchos casos, es la conducta adictiva, sea de la índole que sea, pero lo que hay que mirar y trabajar es lo que ha provocado esa adicción, porqué esa persona ha optado por agarrarse a esa conducta para obtener gratificación. Normalmente, este placer al que me estoy refiriendo está muy vinculado a una evitación de momentos o situaciones difíciles (chatear en lugar de hablar cara a cara, por ejemplo), o de sensaciones y pensamientos de inseguridad (no cambiar de actividad por miedo a lo nuevo, o que un niño sólo sea capaz de jugar y divertirse con los videojuegos).

¿De qué datos disponemos en la actualidad en lo que concierne a prevalencia e incidencia de las adicciones a las nuevas tecnologías?

El uso de las nuevas tecnologías es cada vez más temprano. Ya tenemos en nuestras familias a niños de 3 y 4 años que cuentan como ocio habitual algo relacionado con estas herramientas, normalmente videojuegos, ya sean de Internet, del móvil o de videoconsolas. Aunque nos encontramos con casos de niños de 6 ó 7 años que ya hacen un uso abusivo de las nuevas tecnologías, es en torno a los 14 años donde se da el uso más perjudicial y excesivo.

Con respecto al uso que se está dando, el teléfono móvil es usado por más del 90% de los jóvenes encuestados desde la Comunidad de Madrid (estudio realizado desde el Instituto de Adicciones), y un 7% consideraría que puede haber algún problema con respecto al uso que hace, que casi coincide con el 8% que expresa la necesidad de contar con el móvil en todo momento.

Cuando hablamos del uso de otras herramientas, como es el caso de los chats (las aplicaciones que se han caracterizado por ser las más adictivas), más de un 10% de los usuarios admiten que no controlan el tiempo de conexión en estas aplicaciones; en torno a un 4% se sentirían mal si se les privaran de las mismas, al tiempo que desatienden sus obligaciones por estar conectado; y un 3% de estas personas mienten sobre el tiempo de uso, o directamente lo ocultan. Por otro lado, un 83% de los menores participan en redes sociales y un 82% publican fotos personales.

Si hablamos de videojuegos, un 65% de los menores utilizan diariamente los videojuegos como forma de entretenimiento. De los usuarios menores, un 10% utiliza los videojuegos como forma de evasión; un 7% necesita seguir jugando, una vez perdida la partida y, además, no controla el tiempo de juego.

Por último, un 95% tiene ordenador en casa y un 75% de los jóvenes usan Internet con frecuencia; el 80% lo utiliza como forma de ocio y entretenimiento, además de como fuente de información; un 16% accede a contenidos de adultos y un 12% ha sido victima de insultos o burlas a través de la Red en alguna ocasión.

Cada una de las adicciones es posible relacionarla con unos u otros estilos de vida o comportamientos específicos, que pueden estar en la base de la aparición o mantenimiento de las mismas. Desde su punto de vista, ¿a qué tipo de hábitos o estilos de vida se asocia este tipo de problema? Siempre y cuando se pueda hablar de un cierto perfil, ¿a qué personas afecta más directamente?

En realidad, cualquier persona podría ser susceptible de caer en una adicción. Estará en función de variables individuales y sociales. Va a depender, por un lado, de su fortaleza psíquica, a la hora de autocontrolarse y no llevar a cabo conductas que puedan causarle un peligro. Además, las adicciones sin sustancia están en muchas ocasiones relacionadas con una mala organización del tiempo libre, o una inhibición social importante (también, en ocasiones, se las llama adicciones sociales). Una persona que no tenga bien desarrolladas sus habilidades sociales o su autoestima, va a ser más vulnerable a la hora de desarrollar una adicción de esta naturaleza.

Internet es una fuente de información y comunicación fundamental hoy en día, el problema surgirá, cuando sea la única forma de información y comunicación que emplee esa persona; o, con respecto a los videojuegos, que sea la única forma de diversión y entretenimiento.

Son adicciones que normalmente facilitan y hacen más cómoda la vida de la que no quiere o no puede esforzarse por buscar otras formas de entretenimiento, o que no es capaz de pasar «el mal rato» de hacerse un hueco entre su grupo de gente. Pero no son sólo estos factores los que habría que tener en cuenta. Una persona que no tenga ningún problema como los que he dicho anteriormente, quizás sea igualmente susceptible de desarrollar una adicción, ya que es algo que, sobre todo, va a depender de las variables personales y las condiciones que le rodean en cada momento.

De manera más concreta, ¿nos podría comentar y describir en qué consiste, básicamente el programa de prevención que se realiza en Fundación Gaudium? ¿Cuáles son sus líneas básicas de intervención? ¿Qué áreas se abordan?

El programa de prevención desarrollado por Fundación Gaudium cuenta con una metodología muy dinámica y participativa.

Va dirigida a los alumnos de 5º y 6º de Educación Primaria, a los de ESO, así como a sus padres y profesores. Con esta intervención se busca que el alumno tome conciencia del uso que hace actualmente de las nuevas tecnologías. Se le informa acerca de qué sería un uso correcto. Además, se interviene para que puedan reconducir este uso de las nuevas tecnologías, si es que se han dado cuenta que no era muy adecuado.

Durante el transcurso de la formación, son los propios alumnos los que deciden mejorar el uso y controlarlo. En este sentido, algo muy positivo del programa es que son los propios jóvenes los que toman conciencia de la importancia que tiene hacer un uso correcto de una herramienta que está al alcance de todos.

Igualmente, con los padres también se busca que tomen conciencia del posible problema que se puede desarrollar en caso de no tomar cartas en el asunto. Así, se les da a conocer las normas generales para un buen uso de las nuevas tecnologías en casa.

Por otra parte, se realiza una Escuela de Padres, donde se les ayuda a reflexionar sobre la autoestima de sus hijos, el uso que hacen en casa del tiempo libre y la importancia que tienen como ejemplo a la hora de educar a sus hijos.

Al ser un programa de prevención, nos adelantamos a los problemas, avisamos, y corregimos conductas que todavía no tienen porqué haber desembocado en un trastorno más profundo.

Además, nuestros formadores son expertos en la materia, capacitados en todo momento, para orientar a las familias y a los centros.

Para facilitar un diagnóstico diferencial frente a otros problemas, ¿cuáles son las principales características diagnósticas de un comportamiento adictivo como el que estamos tratando aquí?

Al ser una patología que aún no está clasificada en los manuales de diagnóstico, han sido expertos como Kimberley Young, Griffiths y Goldberg los que han ido marcando diagnósticos diferenciales. Todas estas investigaciones están fundamentalmente basadas en la adicción a Internet, pero no deja de ser algo que se pueda extrapolar a otro tipo de adicciones tecnológicas.

El primero en hacerlo, Goldberg, se basó en los criterios de diagnóstico de las adicciones a sustancias, destacando como significativos los siguientes ítems en una adicción a internet: la tolerancia, la aparición de síndrome de abstinencia, la necesidad de estar en contacto con internet más frecuentemente o más tiempo, un uso descontrolado y un empobrecimiento de las relaciones sociales.

Posteriormente, Kimberley Young estableció otro listado de síntomas, esta vez, basado en los del juego patológico, ya que se trata de otra adicción sin sustancia. Así, los síntomas más frecuentes serían: pensar en Internet todos los días, tener cada vez más necesidad de estar conectado, tener un uso descontrolado, mostrar irritabilidad y cambios de humor, presentar un deterioro importante de las relaciones sociales o fracasos laborales debido al tiempo invertido en la tecnología, mentir a personas cercanas con respecto al manejo de esta herramienta, emplear demasiado dinero, y utilizarlo como forma de escape ante un problema o una situación desagradable.

Como usted bien conoce, en los últimos años se ha generado un debate en torno a la naturaleza de las adicciones sin sustancia, como puede ser el uso excesivo de las nuevas tecnologías y su pertinencia o no de incluirlas como un nuevo tipo de psicopatología en los manuales diagnósticos al uso. Unos entiende que ya tienen cabida en apartados ya preexistente y otros, en cambio, consideran la necesidad de crear una clasificación propia para este tipo de problema. ¿Cuál es su opinión al respecto? ¿Considera oportuno hacer esta distinción? ¿Qué implicaciones tendría con respecto al tratamiento?

Obviamente, es una patología que no está contemplada en el DSM-IV. Si se incluye dentro de las que ya están definidas, o si se le da una clasificación propia, creo que ésta no es la cuestión, sino que, en mi opinión, se debería redefinir algunas áreas del DSM-IV. Así, sería pertinente contemplar en una única clasificación todas las adicciones sin sustancias: aquí se tendrían que incluir no sólo las tecnológicas, sino también las que en los últimos tiempos están tomando mayores dimensiones (ludopatía, adicción al sexo, al trabajo, al deporte, a la comida, etc.), como aquellas otras que puedan ir emergiendo en función del ritmo de la sociedad y que, clasificadas o no, se vayan dando y haya que tratarlas.

Como estamos hablando de una adicción más, las vías de tratamiento son muy comunes a las de cualquier otra conducta adictiva, a excepción de la desintoxicación física. Es importante que el individuo vaya reconstruyendo hábitos y relaciones sociales que ha ido perdiendo por culpa de la adicción. Para ello, esta reconstrucción tiene que ir acompañada de un trabajo terapéutico donde se trabaje la estabilidad emocional del sujeto y su fortaleza psíquica. Si este punto no se trabaja, la reconstrucción de hábitos no tendrá buenos resultados.

Para finalizar, ¿le gustaría añadir alguna otra cuestión con respecto al tema que nos ocupa?

Considero que es fundamental que la sociedad tome conciencia del problema que el mal uso de las nuevas tecnologías puede generar. Es primordial que los colegios, las familias, los niños, y los no tan niños, sean educados en este tema. Y de esta manera, podamos educarnos entre nosotros y podamos evitar el problema.

Los padres se tienen que adelantar a sus hijos (no vale escudarse en que «eso no es lo mío»); los centros educativos tienen que educar en el buen uso de las nuevas tecnologías (al igual que compran las herramientas de última generación); y los profesionales tenemos que estar al día de los problemas que existen y que, quizás, cualquier día, llamen a nuestra puerta.

Para finalizar, me gustaría agradecer el interés de Infocop por conocer el trabajo que desarrolla Fundación Gaudium, así como el haber dado este espacio a esta patología. Considero que ésta es una buena manera para darle la importancia y la concienciación que se merece un problema de esta naturaleza.

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