El pasado 6 de mayo, el Congreso de los Diputados, acogió una nueva sesión de la Subcomisión para Mejorar la Protección, la Promoción y la Atención Integral de la Salud Mental, en la Comisión de Sanidad del hemiciclo. En esta ocasión, la sesión contó con la intervención de cuatro profesionales de la Psicología: Laura Armesto, presidenta en funciones de la Sociedad Española de Psicología Clínica ANPIR; el Dr. Rafael Penadés, psicólogo clínico del Hospital Clínico de Barcelona; Guillermo Mattioli, decano del Colegio Oficial de Psicología de Cataluña; y el vicesecretario del mismo colegio, Roger Ballescà, coordinador, además, del área de Salud Mental infanto-juvenil de la Fundación Hospitalarias Martorell.
ANPIR critica las propuestas de incorporar PGS al SNS
La representante de ANPIR, Laura Armesto, priorizó, en su discurso, el papel de la especialidad de la Psicología Clínica con críticas a aquellas propuestas que apuntan a una mejora de la atención psicológica en el sistema sanitario con la incorporación de otros profesionales de la disciplina.
Armesto comenzó su intervención diciendo que la incorporación de más profesionales de la psicología en el sistema sanitario “no es mayor ni más urgente en psicología clínica que en el resto de las especialidades sanitarias”, por lo que, aseguró, “no faltan más psicólogos clínicos de lo que faltan hoy en día neurólogos, dermatólogos, médicos de familia, matronas, o tantas otras especialidades”.
De acuerdo con esta perspectiva, la salud mental no parece infrafinanciada con relación a otras áreas del sistema sanitario.

Laura Armesto, presidenta en funciones de ANPIR – Fuente: Congreso de los Diputados – Fecha: 14/05/2025
Sin embargo, Armesto expuso que España aún está lejos de alcanzar la ratio de 20 psicólogos clínicos por cada 100.000 habitantes que haría falta para ofrecer una atención de calidad por lo que, afirmó, «necesitamos reforzar el número de psicólogos clínicos en el sistema sanitario. Actualmente, y a falta de datos oficiales, estimamos que, en España, hay entre 5 y 7 psicólogos clínicos por cada 100.000 habitantes”.
ANPIR propone ampliar la residencia PIR un año más
La satisfacción de la demanda de atención psicológica, en este sentido y según palabras de Armesto, sólo puede ser asumida por psicólogos especialistas en Psicología Clínica. “No podemos entender ni aceptar que se planteen, por parte de algunos colectivos de la psicología, que sustituir la formación PIR por figuras profesionales sin la misma capacitación clínica sea una propuesta realista de la mejora de la atención psicológica” porque eso, añadió, “sería un riesgo serio para la calidad, la equidad y la seguridad de la atención”.
Los riesgos de introducir otras figuras de la psicología sin la formación mínima en el SNS, según la máxima responsable de ANPIR, son muy claros: “Inequidad asistencial; fragmentación del sistema, la patologización de la vida cotidiana, dar soluciones precipitadas a problemas que son estructurales”, y algo más importante, explicó, “aceptar que personas sin la formación clínica adecuada atiendan problemas de salud mental sería asumir que la salud mental merece una atención de segunda categoría respecto a la salud física. Sería decir, en la práctica, que una persona con esquizofrenia, con una adicción grave, una depresión, etc., tiene menos derecho a un tratamiento especializado y de calidad que alguien con diabetes, cáncer o una enfermedad cardíaca”.
Entre las medidas que ANPIR propone para mejorar la asistencia psicológica en el sistema, Armesto propuso ampliar la formación del Psicólogo Especialista en Psicología Clínica un año más “para poder profundizar en conocimientos en ámbitos más específicos como la psicoterapia, la neuropsicología, intervención en adicciones, la patología dual”, y seguir incrementando las plazas PIR “de forma realista y sostenible como ya se está haciendo con otras especialidades”. Valoró, “de manera positiva», que, «en la formación PIR, se han incrementado las plazas muy significativamente en los últimos años llegando a duplicarse. La convocatoria de 2015 fue de 129 plazas. La última, del año pasado, 274. Más del doble y así creemos que es como debe ser”.
Para esa mejora de la atención también sería deseable, añadió, “mejorar las condiciones laborales de los psicólogos clínicos (el tiempo que duran las consultas, la duración de las visitas, la frecuencia de estas…). No se trata de proteger a una profesión, sino se trata de proteger el derecho de los ciudadanos a una atención psicológica pública de calidad. Defender la figura del PEPC es defender el acceso equitativo, seguro y digno a la salud mental”.
Más psicólogos en el SNS, pero con una ordenación curricular específica
Con un criterio distinto al de su compañera de especialidad, Rafael Penadés, psicólogo clínico del Hospital Clínico de Barcelona, defendió, durante su intervención, que la incorporación de otros profesionales de la psicología como los psicólogos generales sanitarios al sistema nacional de salud, no solo resta, sino que suma. “Hay sitios para todos. No hay ninguna persona que esté formada que sobre. Nadie sobra nunca en la sanidad pública. Todos pueden tener un sitio, aunque no todos podemos hacer lo mismo”.
A su juicio, y como solución que puede equilibrar la falta de profesionales, la existencia de diferentes perfiles y la protección de los derechos de los ciudadanos, sería necesario, “tener una ordenación curricular coherente en donde estén bien definidos los roles de cada una de estas profesiones”. “Sé que es un tema espinoso, pero es un tema candente y, desde mi modo de ver, el único capaz de poder poner orden y de servir a los ciudadanos”. En este sentido, “hacer una jerarquización de intervenciones [de clínicos y sanitarios] y de prioridades puede ayudar mucho. Son niveles competenciales absolutamente compatibles y yo creo que, en este momento, totalmente necesarios”, apuntó.

Rafael Penadés, psicólogo clínico – Fuente: Congreso de los Diputados – Fecha: 14/05/2025
Penadés expuso a sus señorías, que, precisamente, la falta de sanitarios en salud mental, “es el principal problema que tenemos. Este es un dato grave. Los estudios nos sitúan a la cola de todos los países de Europa en este punto”.
“Nos faltan recursos humanos”, según el psicólogo clínico, pero “estamos a la cabeza de la prescripción de psicofármacos. Es un hecho que hay que afrontar y no podemos dejar atrás”.
En su radiografía del sistema sanitario en el ámbito de la salud mental, Penadés enumeró algunos de los problemas de los que adolece, entre ellos, no solo esa falta de profesionales, sino también la escasez de datos “para alcanzar objetivos políticos, sociales, etc.”, o la falta de equidad entre las diferentes administraciones.
El profesional enumeró las cuatro grandes necesidades que haría falta cubrir para atender la demanda de salud mental: un aumento de plazas (“necesitamos el doble de lo que estamos ahora”); planificación de recursos (“muchas de las personas que ejercen la psicología clínica son aquellos a quienes nos homologaron la especialidad. Dentro de un tiempo nos estaremos retirando y habrá un completo colapso porque no hay tasa de reposición”); la actualización de las carteras de servicios y la mejora del acceso a las terapias psicológicas (“hay que apostar por la creación de nuevas especialidades. El itinerario formativo único podría ser una solución de consenso”); y la mejora de la atención primaria (“si estamos más cerca de la población, desde el punto de vista comunitario, seremos capaces de detectar precozmente los problemas y evitaremos su cronicidad”).
Las CCAA apuestan por incluir psicólogos generales sanitarios en Atención Primaria
Guillermo Mattioli y Roger Ballescà, decano y vicesecretario, respectivamente, del Colegio Oficial de Psicología de Cataluña (COPC), intervinieron conjuntamente tras Rafael Penadés.
Ambos, en mayor o menor medida, mencionaron la incorporación que, de otros profesionales de la psicología a los centros de Atención Primaria, están o han aprobado varias Comunidades Autónomas, entre ellas, Cataluña, Canarias, La Rioja o Navarra.
Con diferente denominación del puesto, estos gobiernos regionales están apostando por contratar a estos profesionales para ofrecer asistencia psicológica. Todos con un mismo punto en común, según explicó Mattioli, y es que se contratará a estos otros profesionales cuando no haya psicólogos clínicos y no podrán invadir competencias de estos.

Guillermo Mattioli, decano Colegio Oficial de Psicología de Cataluña – Fuente: Congreso de los Diputados – Fecha: 14/05/2025
La razón para esta contratación apuntó el decano del COPC, hay que buscarla, entre otras, en las consecuencias provocadas por la pandemia del COVID19. La demanda de salud mental “ha crecido exponencialmente, porque el estigma ha caído y, si la pública ya no podía sostenerlo, ahora mucho menos”. Según Mattioli, aunque no hay un aumento de los trastornos mentales graves, sí lo hay “del malestar, la vulnerabilidad y determinadas condiciones psicosociales”. En este sentido, coincidió con Rafael Penadés en la solución de un itinerario formativo en el que “el generalista haga el trabajo de generalista y el especialista, de especialista».
El vicesecretario centró su intervención en la problemática de los PESTOS (psicólogos especialistas sin titulación oficial), unos 600/700 profesionales que “ejercen en el sistema nacional de salud desde hace catorce años y que no han tenido la posibilidad de homologar su situación”.
Ballescà, que forma parte de este colectivo, resumió brevemente el itinerario de este profesional que ejerce competencias de psicólogo clínico.

Roger Ballescá, vicesecretario del Colegio Oficial de Psicología de Cataluña – Fuente: Congreso de los Diputados – Fecha: 14/05/2025
«Los PESTOS entraron a formar parte del SNS de forma absolutamente legal, en un momento en que no era obligatorio tener la especialidad clínica. Todos ellos han estado prestando sus servicios durante años al sistema y a la ciudadanía, sin la posibilidad de homologar su formación”.
Este requisito les impide trabajar en condiciones de igualdad a los PEPC. “Muchos de ellos están en situación de interinidad y, cuando salen sus plazas a concurso, no pueden presentarse. Con lo cual, gente que lleva 20 años en su puesto de trabajo lo pierde”, aseguró Ballescà, con la consecuencia añadida de que “el sistema pierde a profesionales muy especializados, altamente formados y con una gran experiencia, que es justamente lo que nos falta», remató el vicesecretario del COPC.
No hay problemas legales, según Ballescà, “para homologar a estos profesionales”.
En el vídeo adjunto, se pueden ver todas las comparecencias.