El número de hospitalizaciones por depresión en adolescentes en España ha aumentado un 1.217 % en las últimas dos décadas, alcanzando su punto más alto en 2021. Tres de cada cuatro pacientes ingresados han sido chicas adolescentes, y más del 70% de los ingresos se concentran en los últimos diez años. El fenómeno, que ya mostraba una tendencia ascendente desde 2011, se ha agravado notablemente tras la pandemia de COVID-19.
Estas son algunas de las principales conclusiones de un estudio retrospectivo llevado a cabo por la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) y publicado en la revista científica Journal of Affective Disorders, cuyo objetivo es analizar las características clínicas y la evolución temporal de las hospitalizaciones por depresión en adolescentes en nuestro país, con el fin de ayudar a identificar a los grupos de mayor riesgo, orientar estrategias de detección precoz y guiar el diseño de programas de intervención específicos. El trabajo, desarrollado por un equipo multidisciplinar, constituye el análisis más amplio realizado hasta la fecha en nuestro país sobre esta cuestión y alerta de un problema en expansión que afecta, sobre todo, a chicas adolescentes.

Un estudio nacional de largo recorrido
La investigación ha analizado los datos del Registro Nacional de Altas Hospitalarias durante un periodo de 22 años, entre 2000 y 2021, incluyendo todos los ingresos hospitalarios por depresión en la franja de edad de 11 a 18 años. En total, se han registrado 9.881 hospitalizaciones de adolescentes con depresión como diagnóstico principal, lo que representa un 8,3 % del total de ingresos por trastornos mentales en esta población.
Los autores han empleado tanto la Clasificación Internacional de Enfermedades en su novena versión (ICD-9) —utilizada hasta 2015— como la décima versión (ICD-10) a partir de 2016. Esto ha permitido analizar la evolución temporal de las hospitalizaciones de forma precisa y rigurosa. Asimismo, se han empleado análisis estadísticos avanzados (test de Kruskal-Wallis, chi-cuadrado, regresión logística multivariante), y el estudio ha sido aprobado por el comité de ética de la UNIR, cumpliendo con la Declaración de Helsinki.
Perfil de los y las adolescentes hospitalizados/as: mayoría de chicas y estancias prolongadas
Según los datos, tres de cada cuatro hospitalizaciones se han producido en adolescentes de entre 14 y 17 años. La media de edad del ingreso es de 16 años, aunque en 2021 se registró un descenso significativo en la edad de hospitalización. La estancia media hospitalaria es de 7 días, dos días más que en el resto de hospitalizaciones por trastornos mentales. Esta diferencia refleja probablemente la mayor complejidad clínica de los cuadros depresivos en adolescentes que requieren ingreso.
Uno de los hallazgos más destacados del estudio es el marcado sesgo de género: el 74,3 % de las hospitalizaciones por depresión corresponden a chicas. Esta sobrerrepresentación femenina en los ingresos hospitalarios está en consonancia con los estudios epidemiológicos previos que indican una mayor prevalencia de la depresión entre las chicas adolescentes, especialmente, tras la pubertad. Aunque las causas exactas de esta diferencia no se abordan directamente en el estudio, los autores apuntan a que podrían influir factores como el comportamiento de búsqueda de ayuda, la presentación clínica de los síntomas o decisiones clínicas por parte del personal sanitario.
Una comorbilidad destacada: la conducta suicida
El estudio también analiza la relación entre la depresión y otros trastornos mentales. Aunque el abuso de sustancias es la comorbilidad más frecuente, la asociación estadística más fuerte se observa con la conducta suicida. En concreto, los y las adolescentes hospitalizados/as por depresión presentan un 51% más de probabilidades de mostrar comportamientos suicidas durante la hospitalización.
Este dato es especialmente alarmante, ya que numerosos estudios han demostrado que la depresión es uno de los principales factores de riesgo para el suicidio en la adolescencia. De hecho, los autores recuerdan que la mayoría de los adolescentes que se suicidan tienen un diagnóstico previo de depresión. Aunque el número total de muertes intrahospitalarias es bajo (18 casos en todo el periodo), la edad más avanzada dentro del grupo adolescente es el único predictor estadísticamente significativo de mortalidad.
Un fenómeno en aumento incluso antes de la pandemia
Si bien el año 2021 marcó un pico tras la pandemia de COVID-19, los autores subrayan que la tendencia ascendente en las hospitalizaciones por depresión adolescente comenzó mucho antes, concretamente en 2011. En este sentido, la pandemia ha actuado más como un acelerador de un fenómeno ya en marcha.
Otro momento clave fue el año 2016, cuando España adoptó la Clasificación Internacional de Enfermedades en su décima versión (ICD-10), lo que podría haber mejorado la identificación diagnóstica de los trastornos depresivos. No obstante, los autores indican que no existe evidencia concluyente de que este cambio haya influido significativamente en el aumento de ingresos.
En conjunto, el número de hospitalizaciones por depresión en adolescentes ha aumentado un 1.217 % entre 2000 y 2021, alcanzando su punto más alto con 1.779 ingresos registrados ese último año. Como muestran los autores, las tasas de ingreso que oscilan en torno a 20 por cada 10.000 adolescentes en los primeros años del estudio, superan los 200 por cada 10.000 al final del periodo.
Factores estructurales y sociales implicados
El estudio plantea que diversos factores estructurales y sociales podrían haber influido en estos resultados. Entre ellos, se encuentran el aumento progresivo del número de camas y unidades especializadas en psiquiatría infanto-juvenil (aunque sin datos públicos desglosados), así como el crecimiento del número de profesionales sanitarios interesados en esta área, pese a que la especialidad de Psiquiatría del Niño y del Adolescente no fue reconocida oficialmente en España hasta el año 2023.
Se mencionan posibles factores de riesgo como el uso problemático de redes sociales, el aislamiento social, el estrés académico, los cambios en el estilo de vida y la inestabilidad familiar. Paralelamente, el aumento de la conciencia pública, la alfabetización en salud mental y la reducción del estigma podrían haber contribuido a una mayor demanda de atención médica.
La necesidad urgente de actuar
Los autores insisten en que estos resultados deben impulsar nuevas políticas sanitarias centradas en la prevención, el diagnóstico precoz y la mejora de los recursos asistenciales en salud mental infanto-juvenil. De igual modo, subrayan la importancia de un abordaje diferenciado por género, dada la alta proporción de chicas afectadas, y de la atención prioritaria a la conducta suicida, al ser la comorbilidad más estrechamente ligada a los ingresos por depresión.
También abogan por reforzar la detección temprana en entornos escolares y por mejorar el seguimiento clínico de los adolescentes vulnerables tras el alta hospitalaria, dada la fuerte asociación entre la depresión y el riesgo de muerte prematura.
Limitaciones y precauciones interpretativas
El estudio advierte de algunas limitaciones metodológicas, como el hecho de que los datos analizados provienen exclusivamente de ingresos hospitalarios, lo que significa que los casos más leves o tratados en consultas ambulatorias no se contemplan. También se señala que no ha sido posible discernir si algunos ingresos correspondían a rehospitalizaciones del mismo paciente o si la depresión era secundaria a otras condiciones médicas.
Además, los cambios demográficos registrados en España durante el periodo —incluyendo una reducción del 27% en la población adolescente— podrían haber afectado a la interpretación de los datos absolutos, por lo que los autores recomiendan considerar sobre todo las tasas relativas (por cada 10.000 adolescentes).
Conclusión
En palabras de los investigadores, la evolución de las hospitalizaciones por depresión en adolescentes en España durante las últimas dos décadas constituye un fenómeno preocupante y en alza. Este estudio aporta una base empírica sólida para desarrollar estrategias nacionales de salud mental dirigidas a la población juvenil, promoviendo recursos específicos, intervenciones basadas en la evidencia y sistemas de detección precoz que permitan reducir la carga sanitaria, social, psicológica y emocional de la depresión en la adolescencia.
Fuente: González-Fraile, E., Soriano, V., Ramos, J. M., Gallego, L., Berzosa-Grande, M. P., Lopez-Ibor, M. I., Chiclana-Actis, C., Mestre-Bach, G., Faraco, M., Pinargote, H., Corpas, M., Corral, O., & Blasco-Fontecilla, H. (2025). Two decades of hospital admissions for adolescents with depression in Spain. Journal of Affective Disorders, 389, 119672. https://doi.org/10.1016/j.jad.2025.119672