Las intervenciones basadas en la autocompasión disminuyen la respuesta de la frecuencia cardíaca frente al estrés, según un estudio publicado en Frontiers in Psychiatry.
El objetivo principal del estudio fue investigar los efectos de una intervención de autocompasión frente a una intervención de mindfulness sobre la activación fisiológica en respuesta al estrés inducido en pacientes con Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG). Ambas terapias demostraron ser eficaces para reducir la ansiedad y el afecto negativo, así como para aumentar el afecto positivo en pacientes con TAG. No obstante, la terapia centrada en la autocompasión fue la única en producir una reducción significativa de la respuesta autonómica al estrés.

El desafío del Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG)
El Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG) se caracteriza por una preocupación persistente, tensión y otros síntomas somáticos. A pesar de los avances, el TAG sigue siendo uno de los trastornos de ansiedad más difíciles de tratar con medicamentos o psicoterapias, tal y como señalan los autores del artículo. Por este motivo, en las últimas décadas, se han desarrollado diversas terapias cognitivo-conductuales y basadas en la conciencia plena para abordar este problema de salud mental. Entre estas, las intervenciones de autocompasión y conciencia plena han emergido como potentes herramientas terapéuticas para el TAG, según se indica en el texto.
Las intervenciones basadas en la autocompasión
La autocompasión se define como la habilidad de ser comprensivo con uno mismo durante experiencias de angustia o dolor y se ha demostrado consistentemente que promueve la salud mental y reduce la ansiedad y la depresión, según la revisión citada en el texto. Investigaciones previas ya habían confirmado los beneficios de estas intervenciones de autocompasión para individuos con TAG. Además, se ha sugerido que la autocompasión tiene un efecto calmante sobre la activación simpática ante un estresor, como la frecuencia cardíaca, que se utiliza para indicar la activación del sistema nervioso autónomo en los trastornos de ansiedad. Sin embargo, y tal y como señalan los autores, existía una escasez de evidencia que respaldara este beneficio específicamente en individuos con TAG.
Las intervenciones de conciencia plena
Por otro lado, las intervenciones de conciencia plena (mindfulness) se basan en entrenar la conciencia en el momento presente de una manera no crítica y de aceptación. Estas intervenciones han mostrado ser prometedores como tratamientos eficaces para el TAG en los últimos años. Así, los autores postulan que la conciencia plena mejora la regulación emocional y la relajación, lo que podría disminuir la activación simpática. No obstante, estudios anteriores han presentado resultados mixtos sobre los efectos de las intervenciones de conciencia plena en la activación fisiológica. Algunos estudios encontraron que la conciencia plena reducía significativamente la frecuencia cardíaca ante experiencias estresantes, mientras que otros no encontraron ningún efecto en la activación fisiológica, como la frecuencia cardíaca y la presión arterial, ante experiencias negativas, de acuerdo con los artículos revisados por los autores.
A pesar de que se sugiere que la conciencia plena es un componente central de la autocompasión, se ha propuesto que la autocompasión y la conciencia plena podrían activar sistemas fisiológicos distintos. Dada la necesidad de aclarar el efecto del tratamiento en la activación simpática en individuos con TAG y las limitadas comparaciones directas entre ambas intervenciones en esta población, los autores tuvieron como objetivo analizar esta cuestión.
Diseño del estudio
El presente estudio se enmarcó en un ensayo clínico previo. El objetivo principal fue investigar los efectos de una intervención de autocompasión y una intervención de conciencia plena en la frecuencia cardíaca en respuesta al estrés inducido. También se investigó si ambas intervenciones mejoran el estado de ánimo, incluyendo la ansiedad basal y el afecto positivo y negativo. Los investigadores plantearon la hipótesis de que ambos grupos (autocompasión y conciencia plena) mostraran una disminución de la frecuencia cardíaca en respuesta al estrés inducido después de la intervención, y que ambas reducirían la ansiedad y el afecto negativo.
Para la realización del estudio, se analizaron los datos de 47 pacientes con TAG que completaron la recolección de datos de frecuencia cardíaca antes y después de la intervención. Estos pacientes fueron distribuidos en tres grupos: autocompasión + tratamiento habitual (TAU) (n=19), conciencia plena + TAU (n=17) o solo TAU (n=11). El TAU consistió en farmacoterapia. Los criterios de inclusión incluyeron adultos de 18 a 65 años con TAG, una puntuación en la Escala de Ansiedad de Hamilton (HAMA) ≥ 14, y en la Escala de Depresión de Hamilton (HAMD) < 23. Se excluyeron a aquellos con comorbilidades psiquiátricas o médicas significativas.
Intervenciones aplicadas
Las intervenciones activas (autocompasión y conciencia plena) fueron de ocho sesiones, distribuidas a lo largo de dos semanas, y se realizaron en formato grupal. El grupo de autocompasión practicó técnicas como la respiración afectuosa, la postura de compasión, el escaneo corporal compasivo, el movimiento compasivo, las pausas de autocompasión y la meditación de autocompasión. El grupo de conciencia plena utilizó el movimiento corporal como ancla, incluyendo la respiración consciente, la postura, los estiramientos y la conciencia consciente de sonidos y pensamientos.
Para inducir el estrés, los participantes realizaron la Prueba de Razonamiento Estándar de Raven, compuesta por 13 ítems difíciles. Se les informó que la prueba evaluaba la inteligencia y predecía el éxito futuro. Se proporcionó retroalimentación negativa consistente, con la mayoría de las respuestas marcadas como «Incorrectas» y un mensaje final de «¡Desafortunadamente, fallaste!». La frecuencia cardíaca (FC), utilizada como indicador de la activación fisiológica simpática, se monitorizó continuamente mediante un electrocardiograma (ECG) durante esta tarea de estrés. También se recogieron medidas autoinformadas de ansiedad (mediante el STAI-S) y afecto positivo y negativo (mediante el PANAS) antes y después de la intervención, antes de la tarea de estrés.
La autocompasión reduce la respuesta fisiológica al estrés
Los resultados revelaron diferencias significativas y específicas entre las intervenciones:
- Frecuencia cardíaca: El análisis estadístico mostró que la intervención de autocompasión redujo de manera estadísticamente significativa la respuesta de la frecuencia cardíaca a un estresor, mientras que la intervención de conciencia plena o el grupo con tratamiento habitual (TAU) no lo hizo. Tampoco se encontró una diferencia significativa en el cambio de la frecuencia cardíaca entre el grupo de conciencia plena y el grupo TAU.
- Ansiedad: Aunque se observó una disminución significativa en la ansiedad en los tres grupos, este efecto fue más marcado en el grupo de autocompasión.
- Afecto positivo: El afecto positivo aumentó significativamente en los tres grupos tras la intervención, siendo más acusado en el grupo de conciencia plena.
- Afecto negativo: El afecto negativo se redujo significativamente en todos los grupos. Además, se encontró una diferencia significativa entre el grupo de conciencia plena y el grupo TAU en el afecto negativo.
Conclusiones
Estos hallazgos proporcionan nueva evidencia de que las intervenciones de autocompasión amortiguan la reactividad al estrés en individuos con TAG, lo que respalda el papel crucial de la autocompasión en la regulación del sistema nervioso autónomo y las emociones en el contexto del TAG, según explican los autores. Esto es consistente con la idea de que la autocompasión activa un sistema de calma y de cuidado, caracterizado por una activación fisiológica reducida.
Curiosamente, la intervención de conciencia plena no tuvo efecto en la respuesta de la frecuencia cardíaca a un estresor, lo cual contradice algunas investigaciones previas. Los autores sugieren que esto podría deberse a la baja flexibilidad del sistema nervioso autónomo en la población clínica con TAG, o al hecho de que la duración breve de la intervención (dos semanas) no es suficientes para modular la respuesta fisiológica en un contexto de estrés inducido. Es posible que existan diferencias en la duración del tratamiento, el contenido del curso y los diseños de estudio que influyan en estos resultados, tal y como sugieren los autores.
Implicaciones y líneas futuras
Asimismo, el artículo expone que las diferentes reactividades fisiológicas observadas entre los participantes de los dos tratamientos sugieren que cada intervención puede implicar mecanismos distintos de actividad fisiológica. La compasión se ha asociado con sistemas que involucran oxitocina y actividad cerebral relacionada con el amor y la afiliación. En contraste, la conciencia plena se ha vinculado con la actividad cerebral en las regiones prefrontales medias. Esta diferencia podría explicar los distintos efectos sobre la activación simpática ante un estresor, según explican los autores.
Además, el estudio reveló que cada tratamiento tiene ventajas específicas en diferentes aspectos de las emociones: la autocompasión es más eficaz para reducir la ansiedad, mientras que la conciencia plena tiene una ventaja en la regulación del afecto positivo y negativo. Estos hallazgos son novedosos y ofrecen información valiosa para orientar la selección del tratamiento en la práctica clínica.
En conclusión, este estudio proporciona evidencia novedosa que indica que la intervención de autocompasión puede ser una estrategia eficaz para disminuir la reactividad fisiológica al estrés y mejorar la ansiedad en pacientes con TAG. No obstante, debido a las limitaciones, los autores recomiendan que futuros estudios con muestras más grandes y diseños aleatorizados busquen establecer y confirmar estos hallazgos.
Fuente:
Qi, X., Shen, Y., Che, X., Wang, Y., Luo, X., & Sun, L. (2025). The effect of self-compassion versus mindfulness interventions on autonomic responses to stress in generalized anxiety disorders. Frontiers in Psychiatry, 16, 1483827. doi: 10.3389/fpsyt.2025.1483827