Claves para una evaluación, formulación y diagnóstico de calidad en adultos
02 Sep 2025

La British Psychological Society (BPS) ha publicado sus nuevas directrices sobre Evaluación, Formulación y Diagnóstico en adultos, un documento fundamental que establece recomendaciones avaladas por la evidencia y promueve un enfoque riguroso para los profesionales de la psicología.

Las directrices, desarrolladas con la participación de diversos expertos y personas con experiencia en problemas de salud mental, subrayan la importancia de la compasión, el cuidado, la colaboración y el trabajo conjunto (co-producción) con el cliente en la práctica psicológica, reconociendo las fortalezas de los individuos y su contexto personal, más allá de cualquier clasificación diagnóstica. El objetivo del documento es servir como una guía de referencia para una mejor aplicación de estos elementos esenciales en la práctica clínica.

Foto: freepik. Diseño: Drazen Zigic. Fecha: 30/06/25
Alcance y aplicabilidad de las directrices

Los autores exponen que, aunque estas directrices se centran principalmente en el trabajo con personas que experimentan malestar psicológico en entornos de salud, salud mental y justicia, sus principios son igualmente aplicables en contextos no clínicos, como el deporte y el ámbito laboral. La guía también subraya que los profesionales de la Psicología deben adaptar el uso de estas directrices a su rol y cualificaciones específicos, dada la amplia variedad de funciones que desempeñan, desde la terapia psicológica hasta las evaluaciones forenses.

El proceso de evaluación: comprender y clarificar

Tal y como se expone en el documento, uno de los procesos esenciales del quehacer del psicólogo y psicóloga es la evaluación. A este respecto, la evaluación se define como un proceso de comprensión y clarificación que puede abordar diversas áreas, como el malestar psicológico, las discapacidades intelectuales, la neurodiversidad, la demencia o la capacidad mental. Por ello, debe tener un propósito claro y realizarse con el acuerdo y la participación de la persona evaluada, aunque los autores reconocen que esto no siempre es posible.

Según indican los expertos, un pilar central de la evaluación es la colaboración. Se recomienda que las evaluaciones se construyan sobre una relación de confianza, transparencia y seguridad, compartiendo la comprensión con la persona que busca ayuda. Asimismo, los profesionales de la Psicología deben ser conscientes de las dinámicas de poder y, siempre que sea posible, compartir el poder y la toma de decisiones con sus clientes, trabajando como aliados hacia el establecimiento de objetivos. En casos donde la colaboración plena no sea posible, como en evaluaciones forenses impuestas, se debe seguir buscando una alianza y el profesional de la Psicología debe ser claro sobre los intereses en juego.

Evitar los prejuicios y sesgos en la evaluación

Otro aspecto a destacar es que en el proceso de evaluación, los psicólogos y psicólogas deben ser profesionales, evitando opiniones personales, prejuicios o sesgos. Si se detecta la influencia de sesgos personales, se debe buscar supervisión y considerar la derivación del cliente, señala la guía de la BPS. Asimismo, las medidas psicométricas validadas pueden ser herramientas útiles si son cultural y clínicamente relevantes, siempre utilizadas en consonancia con otros enfoques y administradas e interpretadas según la guía publicada. A este respecto, los expertos señalan que resulta imperativo no utilizar medidas no validadas, como las que se encuentran online o en algunas Webs comerciales.

La igualdad, diversidad e inclusión son también aspectos esenciales en el proceso de evaluación. Los clientes deben ser integrados en el proceso de evaluación, lo que implica ofrecer explicaciones adecuadas, que las instalaciones sean accesibles y un uso sensible del lenguaje. Asimismo, los profesionales de Psicología deben comprometerse en una formación continua en su carrera profesional, así como ser conscientes del impacto de las realidades sociales más amplias y las injusticias, como la discriminación, la pobreza, el racismo y la estigmatización, en las experiencias vividas por los clientes.

La formulación: construcción de sentido colaborativa y dinámica

Tal y como se recoge en la guía de la BPS, la formulación se describe como un proceso de construcción de sentido colaborativo y continuo, fundamentada en la experiencia del cliente y en la evidencia, teoría y principios psicológicos. Su objetivo es resumir los problemas centrales de la persona o grupo y comprenderlos en el contexto de sus fortalezas y una variedad de factores sociales, sistémicos, ambientales, biológicos, corporales, culturales y relacionales. Este proceso conduce a un plan de intervención compartido y a la identificación de los recursos necesarios, siempre abierto a revisión a medida que surge nueva información.

De acuerdo con los expertos, para una formulación eficaz se debe adoptar un enfoque consistente, validante y alentador, promoviendo la autoobservación del cliente. Durante este proceso, se deben identificar las presiones y elementos de la historia personal pasados y presentes, los sistemas en los que se debe focalizar el trabajo, y las posibilidades de cambio ofrecidas por las situaciones y entornos.

Asimismo, la guía establece que los profesionales de la Psicología deben ser conscientes de algunos factores que pueden afectar a la formulación, como los desequilibrios de poder, los factores culturales, las creencias personales y las presiones organizacionales, esforzándose por asegurar que la formulación sea válida y significativa para el cliente. La formulación es una habilidad central y fundamental para los profesionales de la Psicología, adaptable a diversas circunstancias y necesidades, señala la guía.

El diagnóstico: considerar su pertinencia y contextualizar

Los profesionales de la Psicología deben estar preparados para realizar diagnósticos formales cuando sea necesario de acuerdo con las necesidades de sus clientes y los requisitos de su entorno profesional, siempre en consonancia con su formación y experiencia previas. No obstante, se debe evaluar cuidadosamente si un diagnóstico es realmente necesario y si sirve a los intereses del cliente, o si un enfoque no diagnóstico sería más útil, señalan los expertos. Si se requiere un diagnóstico, debe ser el más apropiado disponible, basado en la evidencia y siempre sujeto a revisión ante cualquier nueva información.

Según indica la guía, un aspecto crítico es que el profesional sea consciente que un diagnóstico psiquiátrico puede producir estigmatización y despersonalización en el paciente.

Asimismo, el proceso de diagnóstico no debe privar de poder o autonomía a la persona, ni estar sesgado por el trasfondo cultural o las creencias del profesional de la Psicología. Otro aspecto a tener en cuenta es que debe considerarse cuidadosamente el acuerdo del cliente con el diagnóstico, explicando las limitaciones conceptuales del uso de este tipo de etiquetas.

Las personas son mucho más que un diagnóstico

La guía de la BPS reconoce que, si bien los diagnósticos pueden ser útiles o inevitables, las personas son mucho más que un diagnóstico. Por ello, un diagnóstico debe presentarse siempre junto con la evaluación y la formulación de las que se ha derivado. En situaciones excepcionales, como la falta de capacidad del cliente o una orden judicial, el diagnóstico puede hacerse sin consentimiento explícito, pero, aun así, se debe buscar la colaboración y el consentimiento si es posible.

Respecto a los sistemas de clasificación diagnóstica, la BPS establece que, aunque existen varios (como el DSM-5-TR o el CCMD-3), la Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y Problemas de Salud Relacionados (CIE-11) de la Organización Mundial de la Salud es el único sistema ratificado por el Reino Unido y a nivel mundial. Por lo tanto, los profesionales de la Psicología deben utilizar la última versión de la CIE (actualmente CIE-11) para el diagnóstico. Si se utiliza otro sistema de diagnóstico, este debe considerar cualquier otra información adicional, pero el diagnóstico de la CIE debe presentarse como el diagnóstico principal. Los expertos también animan a los profesionales a utilizar los códigos de extensión que ofrece la CIE-11 para situar las dificultades del individuo en un contexto más amplio, incluyendo factores externos y sociales que influyen en la salud.

Supervisión y competencia profesional: claves para la práctica ética

En lo que respecta la supervisión de casos, para los expertos de la BPS resulta un componente esencial que debe integrarse en la práctica profesional. Para la BPS, los profesionales de la Psicología deben ser supervisados por un colega competente en el campo, y, en el caso de los psicólogos y psicólogas en formación, esta supervisión debe ser considerablemente mayor, pudiendo incluir la aprobación de la mayoría o la totalidad del trabajo que se realice.

Asimismo, siempre que sea posible, el supervisor debe ser otro profesional de la Psicología, pero en algunos campos puede ser un profesional de la salud regulado de otra disciplina, en cuyo caso la supervisión general de otro profesional de la Psicología sigue siendo necesaria, señala la guía de la BPS.

Finalmente, para los expertos, la idoneidad de un profesional de la Psicología para llevar a cabo una evaluación, formulación, diagnóstico o supervisión se basa en sus habilidades y competencias, no en su titulación específica. Aunque los profesionales de la Psicología deben ser competentes, hábiles y estar formados, su cualificación no se limita a su formación original. La formación continua, tanto formal como informal, es fundamental a lo largo de su carrera. A este respecto, los expertos advierten que los profesionales de la Psicología deben operar dentro de sus competencias y no realizar tareas de evaluación sin la formación, supervisión y acreditación correspondiente.

En resumen, a través de las recomendaciones recogidas en la guía de la British Psychological Society, los expertos buscan mejorar la excelencia, la ética y la rigurosidad en la práctica psicológica, priorizando el bienestar del cliente y la integridad del proceso profesional.

Puedes descargarte la guía en la Web de la BPS y aquí.

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