Los efectos del cambio climático en la salud mental siguen siendo en gran medida inexplorados en comparación con sus impactos en la salud física. Esto es particularmente preocupante dada la creciente exposición de la población a olas de calor, inundaciones o incendios forestales. A este respecto, algunos estudios indican que los casos de traumas psicológicos derivados de cualquier tipo de desastre relacionado con el clima pueden ser 40 veces mayores que los de lesiones físicas. Además, el impacto del cambio climático en la salud mental es más pronunciado en el caso de las comunidades socialmente vulnerables.
Así lo advierte el Observatorio Europeo del Clima y la Salud (European Climate and Health Observatory) en un artículo a través del cual aborda el impacto del cambio climático sobre la salud mental en la población europea.
Tal y como señala, el cambio climático puede afectar a la salud mental a través de diversas vías: los fenómenos meteorológicos extremos causan trastorno de estrés postraumático, ansiedad y depresión; las temperaturas extremas afectan el estado de ánimo, agravan los trastornos de conducta, aumentan el riesgo de suicidio y afectan el bienestar de las personas con problemas de salud mental; la angustia asociada con el cambio climático y ambiental, actual o previsto, causa ansiedad climática o ecoansiedad; y los impactos asociados con la transformación de los medios de vida y la cohesión social de comunidades enteras.
Impactos en la salud mental derivados de pérdidas y daños asociados a fenómenos meteorológicos extremos
Los daños, los desplazamientos forzados o la pérdida de medios de vida causados por fenómenos meteorológicos extremos, como las inundaciones, pueden tener un efecto significativo en la salud mental de las personas, manifestándose en forma de trastorno de estrés postraumático (TEPT), ansiedad y depresión. Se estima que entre 1,72 y 10,6 millones de personas en Europa que informaron haber sufrido problemas de salud mental como consecuencia de inundaciones entre 1998 y 2018. Además, verse afectado/a por un incendio forestal se ha vinculado a una mayor prevalencia de síntomas como depresión, ansiedad, hostilidad, ansiedad fóbica y paranoia en comparación con quien no se ha visto afectado/a por un desastre de esta índole, así como a un mayor consumo de psicofármacos para tratar trastornos del sueño y ansiedad. Los síntomas de TEPT, depresión y ansiedad pueden persistir en la población expuesta hasta varios años después del incendio.
De forma específica, el Observatorio destaca a los agricultores como población muy vulnerable a los riesgos para la salud mental asociados con factores ambientales, como por ejemplo, las sequías. Diversas investigaciones relacionan la variabilidad climática/sequía como uno de los factores que más afectan a la salud mental de esta población.
¿Cómo afectan las altas temperaturas a la salud mental?
Las altas temperaturas (especialmente, durante las olas de calor), se asocian con trastornos del estado de ánimo y del comportamiento, incluyendo un aumento de la agresividad y la delincuencia. Algunos estudios han encontrado vínculos entre las altas temperaturas y un mayor riesgo de suicidio, especialmente en hombres, así como con el riesgo de ingresos hospitalarios y visitas a urgencias por problemas de salud mental.
El Observatorio Europeo apunta a las personas con problemas de salud mental previo como un grupo especialmente vulnerable a los efectos de las temperaturas extremadamente altas, pudiendo desarrollar angustia psicológica, deterioro de la salud mental y mayor mortalidad, relacionados con el calor. Algunos expertos sugieren que el riesgo de muerte en pacientes con problemas de salud mental durante los períodos de calor podría tener relación, en algunos casos, con la interacción del calor con diuréticos y psicofármacos.
Angustia relacionada con el cambio climático y ambiental
El bienestar mental puede verse afectado de forma negativa por constantes preocupaciones relacionadas con el cambio climático. Esto puede manifestarse como:
- «solastalgia», definida como la angustia inducida por los cambios ambientales que afectan a un lugar querido;
- «ecoansiedad» o «ansiedad climática», conocida como el miedo crónico a un cataclismo ambiental que surge al observar el impacto aparentemente irrevocable del cambio climático y la preocupación asociada por el futuro propio y el de las próximas generaciones;
- «ecoparálisis», esto es, la sensación de no poder tomar medidas efectivas para mitigar los efectos del cambio climático.
Una población particularmente vulnerable a la angustia y a los problemas de salud mental relacionados con los cambios ambientales son los/as niños/as, los/as jóvenes y adultos/as jóvenes, surgiendo, cada vez más, el tema del cambio climático, como una de las mayores preocupaciones en la infancia y la juventud.
Impactos a nivel comunitario
También las comunidades pueden verse afectadas por el cambio climático. Un factor que influye, según el Observatorio, es el nivel de exposición de la comunidad a un tipo específico de amenaza (la intensidad, duración, recurrencia o persistencia de los riesgos climáticos). En este sentido, diversos estudios destacan una correlación entre la temperatura y los comportamientos violentos (por ejemplo, violencia de pareja). Otro factor es la vulnerabilidad de la comunidad. Las personas vulnerables (mujeres, adultos mayores, niños/as, personas con problemas de salud mental previos, personas con bajos ingresos o con una escasa red social, así como las comunidades inmigrantes), tienen una mayor probabilidad de desarrollar problemas de salud mental.
Previsiones a largo plazo
Los expertos prevén que la frecuencia e intensidad de las olas de calor extremas seguirá aumentando en todos los escenarios de emisiones de gases de efecto invernadero. De igual modo, la tendencia observada de condiciones más cálidas y secas en el sur de Europa continuará en las próximas décadas, lo que, en palabras del Observatorio, «provocará un aumento de la gravedad y la incidencia de incendios forestales, con un probable impacto en la salud mental».
En el caso específico de las inundaciones, alerta de la gravedad de los problemas de salud mental en proporción con la magnitud del impacto en la vida de quienes se ven afectados por las mismas: nivel de pérdidas y daños, alteración de las rutinas diarias, etc. Así, es probable que el aumento previsto de la frecuencia y la magnitud de las inundaciones tenga un mayor impacto en la salud mental en el futuro.
En la región del Mediterráneo, la combinación del crecimiento demográfico y los impactos del cambio climático podría generar una escasez de recursos cruciales, poniendo en peligro la seguridad hídrica y alimentaria, lo que podría poner en peligro la cohesión comunitaria y empeorar la salud mental de las personas.
Recomendaciones a los responsables políticos para reducir estos impactos
El Observatorio recuerda que, pese a que existen iniciativas políticas para abordar la salud mental de forma más general en Europa, todavía existen pocas políticas dirigidas específicamente a los impactos del cambio climático en la salud mental, que se reconocen sólo en una minoría de los documentos de políticas, y aún menos incluyen medidas concretas.
Para reducir los impactos del cambio climático en la salud mental, se recomienda a los responsables políticos que incluyan la priorización de políticas de adaptación climática que tengan beneficios colaterales para la salud mental y reduzcan las desigualdades sociales (por ejemplo, un mejor acceso a la naturaleza); intervenciones proactivas de adaptación para las comunidades más vulnerables; la asignación de fondos a la investigación pertinente; y una comunicación rigurosa sobre el tema del cambio climático.