¿Cómo manejar el impacto de los conflictos bélicos en niños y adolescentes?
22 Nov 2023

Los conflictos internacionales tienen el potencial de ser perturbadores y causar preocupación en torno a la seguridad. Mucha gente se ha sentido afectada por el reciente conflicto bélico entre Israel y Gaza y la consecuente pérdida de vidas inocentes a causa de la guerra. Algunas personas pueden preocuparse por familiares y amigos residentes en situaciones de conflicto. Asimismo, las noticias difundidas en los medios pueden ser un detonante para las personas que han experimentado violencia o situaciones de guerra en otras partes del mundo. De igual modo, otros grupos y colectivos marginados pueden sentir que la cobertura que se hace de estas noticias y la narrativa que se utiliza, minimizan las experiencias de violencia en otros lugares que no han captado este nivel de atención mundial. Concretamente, los niños pueden verse especialmente afectados por este tipo de noticias. ¿Cómo manejar el impacto de los conflictos bélicos en niños y adolescentes?

Con esta introducción y este propósito, la Asociación Nacional de Psicólogos Educativos de EE.UU. (National Association of School Psychologists-NASP) presenta un documento, a través del cual recoge una serie pautas para ayudar a los niños, niñas y adolescentes a sentirse seguros/as, comprender qué está sucediendo, conocer el modo en que los eventos afectan en sus vidas y enseñarles a manejar sus reacciones emocionales.

conflictos bélicos en niños

Fuente: freepik. Autor: freepik. Fecha: 27/10/23

Estas recomendaciones, dirigidas a las familias y/o personas cuidadoras así como a educadores/as, son las que resumimos a continuación:

Adapte las explicaciones a la etapa del desarrollo del o de la menor

Educación infantil hasta segundo ciclo de educación primaria

  • Deje que sean los niños y las niñas quienes pregunten qué información necesitan. No asuma que ellos están preocupados por las mismas cosas que usted como persona adulta.
  • Evite ofrecer detalles aterradores innecesarios. Proporcione información breve y sencilla con tranquilidad. Una forma de hacerlo es mediante el uso de una técnica ampliada para responder preguntas (por ejemplo, «Parece que tienes algunas preocupaciones sobre qué puede pasar. Vamos a hablar de las medidas que hay el país/comunidad/escuela para mantener a las personas seguras». ).
  • Aclare conceptos erróneos o información errónea.

Tercer ciclo de educación primaria hasta primer ciclo de la ESO.

  • Responda a sus preguntas y ayúdeles a distinguir la realidad de la fantasía.
  • Especifique las acciones protectoras por parte de los/as adultos/as.

Segundo ciclo de la ESO hasta Bachillerato

  • Enfatice el papel de los y las jóvenes en la seguridad en el hogar y en el centro educativo y cómo acceder al apoyo.
  • Validar sentimientos y pensamientos y ofrecer la información necesaria para evaluar de forma objetiva el grado de amenaza personal.
  • Si los y las jóvenes lo solicitan, converse con ellos sobre las dimensiones políticas del conflicto.
Factores de riesgo importantes a considerar

El grado en que los conflictos afectan a las personas puede variar: los/as niños/as y jóvenes (y potencialmente sus familias) en mayor riesgo son aquellos/as que tienen conexiones con Israel y Palestina (en el caso del conflicto entre la Franja de Gaza e Israel), así como quienes tienen seres queridos a quienes afecta el conflicto de forma significativa, que lo han experimentado personalmente o son refugiados/as de conflictos violentos o guerras, o que sufren trastorno por estrés postraumático, depresión u otro problema de salud mental. Durante situaciones de esta índole, es importante proteger a los/as niños/as y jóvenes del acoso y la intimidación causados por una ira mal dirigida. Promover y modelar la compasión y la aceptación puede ayudar a evitar que una situación trágica empeore.

Respuestas emocionales comunes a este tipo de situaciones

Si bien las respuestas emocionales a circunstancias inquietantes varían en naturaleza y gravedad de una persona a otra, hay algunas reacciones comunes que pueden sentir las personas cuando sus vidas se ven afectadas por la violencia relacionada con un conflicto internacional, entre ellas, el miedo, la pérdida de control, la ira, la inseguridad, el aislamiento, la confusión o la hipervigilancia (preocupación y búsqueda constante de información relacionada con el conflicto).

Aunque los conflictos se den en otra zona geográfica distante, puede ser relevante y concurrir aquí con otros factores estresantes, derivando en un estrés crónico más grave y posibles problemas de salud asociados. Los adultos deben prestar atención a los niveles de desafío que experimentan los y las jóvenes en esta situación. Igualmente, es fundamental que las escuelas brinden servicios y apoyo para ayudar a los/as jóvenes a establecer conexiones sociales positivas y resiliencia.

¿Cómo pueden ayudar los cuidadores y educadores?

Incidiendo en la seguridad

  • Tranquilizar a los/as menores señalando las medidas de seguridad en los centros educativos y resaltando que son uno de los lugares más seguros en los que se puede estar. Identificar aquí personas o grupos responsables de la seguridad escolar.
  • Compartir información sobre los esfuerzos internacionales que se han puesto en marcha para resolver el conflicto.
  • Vigilar de cerca a los y las jóvenes que puedan sentirse aislados (incluidos/as aquellos que tienen familiares u otros seres queridos en el ejército o aquellos con conexiones con el conflicto). Si es necesario, ayude a los/as estudiantes a identificar personas adultas de confianza en la escuela y en su comunidad.
  • Prevenir los estereotipos relacionados con culturas y países. Los niños, niñas y jóvenes pueden generalizar fácilmente las declaraciones negativas que hacen los medios de comunicación y que son repetidas por los adultos que los cuidan. Es fundamental prevenir el acoso a otros y enseñar respeto y empatía a quienes no tienen culpa de las acciones de sus Gobiernos.

Reservando un tiempo para hablar

  • Brindar la oportunidad a los/as menores de discutir sus inquietudes y ayudarles a distinguir los miedos reales de los imaginarios. Mostrarles paciencia, no forzar nunca la conversación y dejar que sean ellos/as quienes guíen la información y pregunten sobre aquello que quieren saber.
  • Fomentar la conexión social y el sentido de pertenencia con otras personas que puedan brindar apoyo.
  • Animar a los/as jóvenes para que compartan sus conocimientos sobre sus orígenes, costumbres y cultura.
  • Sin forzarles a ello, permitirles que hablen sobre sus sentimientos, validándolos. Escuchar con empatía, afirmando que la mayoría de las reacciones iniciales son comunes y esperadas (p. ej., tristeza, cambios en la concentración, distracción, cambios en el sueño o el apetito).
  • Reconocer sus sentimientos y el desafío que puede suponer hablar de ellos. Asimismo, recuerde que, en ocasiones, es normal no tener todas las respuestas.

Manteniendo una rutina normal

  • Fomentar el trabajo escolar y las actividades extracurriculares, pero no presione a aquellos/as jóvenes que parecen abrumados o angustiados.
  • Ayudar a los/as estudiantes a mantener un horario regular y fomentar unos hábitos saludables (alimentación, sueño, ejercicio físico…), para promover la salud y el bienestar físico y mental.
  • Limitar la exposición a los medios y las redes sociales, especialmente, a imágenes o referencias gráficas a la violencia, buscando otras actividades para reemplazar el tiempo dedicado a ver noticias o usar las redes sociales (por ejemplo, salir a caminar, hacer ejercicio, leer un libro, hablar con alguien, colorear, estudiar, jugar o escuchar música).
  • En el caso de los y las menores que están preocupados por aquellos familiares y seres queridos que se encuentran en una situación de conflicto, controlar la información que se puede buscar, para abordar la situación de forma objetiva y brindarles la tranquilidad que necesitan.

Teniendo en cuenta los estados emocionales

  • Algunos jóvenes no se expresan verbalmente, pero los cambios en su comportamiento, alimentación o patrones de sueño pueden indicar que está sufriendo ansiedad o estrés. Determinados comportamientos inmaduros, desatentos, agresivos o de oposición son reacciones normales ante la incertidumbre en estas situaciones.
  • Mantener una rutina regular a la hora de acostarse, pero ser flexibles con ellos/as en cuanto a las luces nocturnas, permitir que los hermanos compartan una habitación, o que duerman con juguetes especiales. Por lo general, hacerlo no genera hábitos para toda la vida.
  • Los y las menores pueden jugar a la guerra, fingir que hacen estallar cosas o incluir imágenes de violencia en dibujos y escritos. En algunos casos, esta puede ser una manera para que expresen su conocimiento de los acontecimientos que los rodean. Hablar con ellos/as sobre sus dibujos o escritos y cómo se sienten. En el caso de los/as que realizan juegos simbólicos, fomentar los juegos de rol de médicos, bomberos, policías y otras personas que han ayudado a salvar vidas.

En caso de dudas sobre la capacidad de un/a joven para afrontar la situación, es clave buscar el apoyo de un profesional de salud mental comunitario o de un psicólogo educativo en el centro escolar.

¿Qué signos pueden indicar la presencia de reacciones traumáticas más graves?

La mayoría de los jóvenes pueden hacer frente a sus preocupaciones con la ayuda de adultos comprensivos. Sin embargo, algunos pueden correr el riesgo de sufrir reacciones más extremas debido a circunstancias personales. Es necesario buscar ayuda profesional si los niños y las niñas presentan cambios significativos de comportamiento o cualquiera de los siguientes síntomas durante más de 2 semanas:

  • Niños en edad preescolar: chuparse el dedo, mojar la cama, aferrarse a los padres, alteraciones del sueño, pérdida de apetito, miedo a la oscuridad, regresión en el comportamiento, alejamiento de amigos y rutinas.
  • Niños de primaria: irritabilidad, agresividad, apego, pesadillas, evitación escolar, falta de concentración, alejamiento de actividades y amigos.
  • Adolescentes: alteraciones del sueño y de la alimentación, agitación, aumento de los conflictos, molestias físicas, conductas delictivas y falta de concentración.

Algunos jóvenes pueden presentar un mayor riesgo de suicidio debido a su reacción emocional ante el aumento del estrés y cualquier problema de salud mental preexistente. Consulte a un profesional de salud mental de inmediato si habla de suicidio o expresa pensamientos sobre suicidio u otros comportamientos autodestructivos.

Enseñar estrategias de afrontamiento adaptativas

Hay una serie de estrategias que pueden ayudar a los/as menores a calmarse en momentos de estrés, entre ellas, las siguientes: relación y respiración profunda, la atención plena, la meditación; escuchar música relajante; escribir en un diario, colorear o realizar rompecabezas; pasar tiempo con otras personas, hablar con un amigo o un adulto sobre lo que está pasando o cómo se sienten.

  • Ayudar a los estudiantes a identificar quiénes son sus adultos de confianza dentro y fuera de la escuela.
  • Trabajar de forma conjunta con los/as estudiantes para emprender medidas viables en cuestiones de justicia social, según sea apropiado para la edad y los contextos.

Es clave la coordinación entre el ámbito familiar y el educativo

Los educadores pueden utilizar estrategias de comunicación (como boletines informativos, llamadas telefónicas, sitios web, redes sociales, aplicaciones) que ya existen para compartir información crítica y útil con las familias.

Los cuidadores pueden informar al personal de la escuela si un miembro de la familia se ve afectado directa o indirectamente por un conflicto. Informe a los maestros si su hijo tiene dificultades y qué estrategias lo hacen sentir mejor. Si es necesario, busque ayuda en el centro escolar, por ejemplo, del psicólogo educativo.

Tanto cuidadores como educadores deben mantener expectativas académicas y de comportamiento generales. También ser realistas sobre las habilidades de afrontamiento de cada niño en particular.

Se puede acceder al recurso completo desde la página Web de la NASP o bien directamente aquí:

NASP School Safety and Crisis Response Committee. (2023). Supporting Youth Affected by Violence in Israel and Gaza: Tips for Families and Educators [Handout]. National Association of School Psychologists

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