Como todos los años, hoy, 17 de mayo, se celebra el Día Internacional contra la homofobia, la transfobia y la bifobia, con el objetivo de reflexionar y promover acciones para erradicar el odio, la violencia y la estigmatización a los que se siguen enfrentando los miembros LGBTI en todo el mundo. En la actualidad este día tiene una importante repercusión internacional, celebrándose en más de 130 países y contando con la participación de más de 1.200 organizaciones. El centro de atención de la campaña de 2017 gira en torno al papel de las familias en el bienestar físico y emocional de las personas LGBTI y en el reconocimiento social y legal de las familias arcoíris, es decir, familias donde al menos uno de los padres es LGBTI, siendo el lema escogido para este año el amor hace a una familia. | |||
En la nota de prensa difundida a los medios, el Comité del Día Internacional contra la Homofobia (IDAHOT) señala el importante pilar que supone la familia para cualquier persona, al ser el ambiente en donde se moldean y transmiten valores, se proporciona seguridad y protección y se construye la autoestima y confianza de los individuos, remarcando que el papel de la familia es aún más crítico en el caso de las personas que se enfrentan al rechazo, a la estigmatización e incluso al acoso del mundo exterior, tal y como sucede con los miembros de la comunidad LGBTI, donde la familia es el único refugio posible. Desafortunadamente, cuando la orientación sexual y/o la identidad de género de un miembro de la familia difiere del resto de la familia y/o las «normas sociales» percibidas, el conjunto de la familia experimenta un conflicto entre la lealtad al miembro familiar y el cumplimiento de la norma. Si este conflicto se resuelve a favor de la norma, la familia pasa a convertirse en la primera fuente de rechazo y violencia hacia los miembros LGBTI, siendo los niños las principales víctimas de esta violencia. En estos ambientes los padres suelen permitir e incluso apoyar la intimidación de los hermanos hacia el miembro LGBTI.En los casos graves, las familias pueden realizar prácticas dañinas a nivel psicológico, como imponer la realización de terapias de conversión sexual (que actualmente son consideradas una violación de los derechos humanos por las principales asociaciones de Psicología), así como a nivel físico (privación de alimentos y de sueño, etc.), llegando a excluir a los miembros LGBTI de las reuniones familiares y de la propiedad familiar. Así, un estudio realizado en Canadá por la Asociación de Padres y Amigos de las personas LGBTI, reveló que el 26% de los jóvenes LGBTI habían sido instigados a abandonar el hogar por parte de sus padres. En otros casos, la falta de herramientas de los padres para abordar el tema de la diversidad sexual y de género genera un ambiente de silencio, convirtiendo este tema en un tabú familiar, lo que da lugar al aislamiento del miembro LGBTI y a la falta de oportunidad para obtener apoyo y ayuda por parte de la familia frente al estigma y discriminación del mundo exterior al que pueda estar sometido. Además de los niños y jóvenes, el Comité IDAHOT resalta la especial vulnerabilidad que presentan los ancianos LGBTI al abandono, al maltrato, al aislamiento y al abuso, por su situación de dependencia. En definitiva, y como cualquier persona que se enfrenta a circunstancias desconocidas o inusuales, las familias que incluyen miembros LGBTI necesitan también de apoyo, formación y recursos. Por este motivo, el Comité IDAHOT solicita que las autoridades sociales y educativas, así como las organizaciones vinculadas a las familias proporcionen información correcta e imparcial, y presten apoyo psicológico y recursos adecuados para ayudar a las familias a enfrentar esta situación desde el respeto de todos sus miembros. Fuente: | |||
Rechazada una PNL que endurecía las sanciones por prácticas de conversión sexual
El pasado 13 de febrero de 2025, en el seno del Pleno de la Asamblea de Madrid, se abordó una Proposición No de Ley (PNL) para lograr que se considere delito realizar terapias de conversión (…)