El rol de la Psicología en el abordaje de las preocupaciones estéticas
09 Jun 2023

Según datos de la Sociedad Americana de Cirugía Plástica Estética, en EE. UU. se realizaron 15,6 millones de tratamientos estéticos quirúrgicos y no quirúrgicos en 2020. Si bien con la pandemia de la Covid-19 el porcentaje de este tipo de tratamientos se redujo en un 15%, en 2021 se registró un aumento del 54% en los procedimientos quirúrgicos y del 44% en los no quirúrgicos. Tanto en hombres como en mujeres, la liposucción y el bótox fueron los principales procedimientos quirúrgicos y no quirúrgicos, respectivamente, concentrándose el mayor porcentaje de procedimientos quirúrgicos entre los 36 a 50 años. Este enfoque en las preocupaciones estéticas, evidencia el importante el rol que desempeñan los profesionales de la Psicología en el abordaje de la imagen corporal negativa, que lleva a quienes la desarrollan a plantearse el pasar por una intervención estética y en la detección aquí de los grupos de riesgo.

Con esta introducción se presenta un artículo publicado en la revista InPsych -publicación online de la Sociedad Australiana de Psicología (APS-Australian Psycholigical Society-, a través del cual aborda el papel que pueden llevar a cabo los y las profesionales de la Psicología en el área de la medicina cosmética.

Rol de la Psicología en el abordaje de preocupaciones estéticas
Fuente: freepik. Autor: Lipik Stock Media. Fecha: 26/05/23
¿Qué motiva a una persona a someterse a un procedimiento estético?

Tal y como señala el artículo, la insatisfacción con la imagen corporal es el principal motivador para que alguien decida someterse a un procedimiento estético. Las personas establecen su sentido de la imagen corporal por los pensamientos, sentimientos, actitudes y creencias que tienen sobre su cuerpo y el modo en que se ven a sí mismas. Una imagen corporal negativa puede ser experimentada por personas de todos los géneros, edades y orígenes. Potencialmente, cualquiera puede mostrar interés en someterse a un procedimiento estético, percibiéndolo como una «solución» a sus preocupaciones. En este sentido, en comparación con la población en general, las personas que se someten a un procedimiento estético, tienden a tener una mayor insatisfacción con su imagen corporal, enfocada particularmente en la parte del cuerpo en la que se centra la intervención (por ej., realizarse una rinoplastia porque no les gusta su nariz).

¿Qué es el trastorno dismórfico corporal?

A este respecto, la gran mayoría de la investigación psicológica en el campo de la medicina estética, se ha centrado en los problemas de salud mental relacionados con la imagen corporal, en particular, con el trastorno dismórfico corporal. Este trastorno implica la preocupación persistente por un “defecto” en la apariencia física (que suele inexistente o tan pequeño que no es significativo). Las preocupaciones y pensamientos que surgen en torno a ello interfieren de forma importante en el funcionamiento diario de la persona, que invierte gran cantidad de tiempo, dinero y esfuerzo para tratar de corregir u ocultar ese “defecto”, aumentando la probabilidad de que acudan buscando ayuda a un dermatólogo o a un cirujano plástico antes que a un profesional de la salud mental (APA, 2011).

De acuerdo con el artículo, si bien las preocupaciones pueden centrarse en cualquier característica o área del cuerpo, los focos de preocupación más comunes suelen ser la cara, la nariz, la piel y el cabello. El criterio que separa el trastorno dismórfico corporal del hecho de sentirse descontento con la imagen corporal, es la angustia y el deterioro en todas las áreas de la vida cotidiana. En algunos de los casos más severos, advierte, “algunas personas deciden marcharse de casa por temor a que otras personas vean su ‘defecto’ percibido y, potencialmente, pueden aislarse de los miembros de la familia dentro de sus propios hogares”.

El importante papel de los profesionales de la Psicología en este ámbito

Ante esto, el artículo plantea una cuestión: ¿Qué sucede cuando la persona llega a someterse a un tratamiento estético o quirúrgico? En la mayoría de casos, e independientemente del procedimiento seguido, no suelen percibir cambios y puede darse un empeoramiento de sus síntomas. Por lo tanto, advierte de la alta probabilidad de que el/la paciente no quede satisfecho/a con el resultado. A este respecto, alerta de una asociación entre el trastorno dismórfico con el suicidio: “la tasa anual de intentos de suicidio es del 2,6%, lo que convierte este trastorno en uno de los trastornos psiquiátricos más letales”.

Por otro lado, no solo existe el riesgo de daño al individuo: casi un tercio de los cirujanos estéticos revelan haber sido amenazados legalmente por un/a paciente con trastorno dismórfico corporal, y hay “al menos cuatro casos documentados de cirujanos que han sido asesinados por pacientes que probablemente tenían un diagnóstico de TDC”.

Todo lo expuesto pone de relieve la necesidad de tomar muy en serio cuando alguien cuestiona la eficacia de los tratamientos médicos orientados a la mejora de la apariencia física en el caso del trastorno dismórfico corporal y evidencia la importancia del rol que pueden desempeñar aquí los/as profesionales de la Psicología.

La evaluación psicológica, clave en los procedimientos de estética

De acuerdo con el artículo, a finales de 2016, la Junta Médica de Australia publicó una serie de pautas dirigidas a profesionales que realizan procedimientos médicos y quirúrgicos estéticos, señalando en ellas la necesidad de derivar al paciente a un profesional de la salud mental (psicólogo), “que trabaje independientemente del médico que realizará el procedimiento, si hay indicios de que el paciente presenta problemas psicológicos subyacentes significativos que pueden convertirlo en un candidato inadecuado para el procedimiento”. Tal y como señala, esto supuso un reconocimiento de la necesidad de proteger la seguridad psicológica de los pacientes, así como su seguridad física.

En la misma línea, la Sociedad Australiana de Psicología publicó en 2018 un conjunto de pautas de práctica clínica, dirigidas a psicólogos/as que realizan evaluaciones psicológicas a personas que deciden comenzar un procedimiento estético.

El artículo pone de relieve la necesidad de que los/as profesionales sanitarios que se dedican a las intervenciones estéticas tengan en cuenta estas recomendaciones de salud mental, y la trascendencia de realizar una evaluación psicológica antes de que se sometan a una intervención de esta índole.

Las herramientas de detección psicológica, eficaces para detectar problemas psicológicos subyacentes

Precisamente, en esta misma línea, la Agencia Australiana de Regulación de Profesionales de la Salud (AHPRA- Australian Health Practitioner Regulation Agency) -organización que regula la acreditación nacional necesaria para trabajar en el sector sanitario en este país-, publicó en 2022 una revisión independiente de la regulación práctica de los médicos que realizan operaciones de cirugía estética, incluyendo entre sus recomendaciones la evaluación psicológica para detectar posibles problemas psicológicos subyacentes. De acuerdo con los psicólogos clínicos participantes en dicha revisión, las directrices actuales no brindan orientación suficiente para salvaguardar el bienestar psicológico de los clientes que buscan procedimientos estéticos.

A este respecto, señalaban, “se sabe que factores psicológicos como el trastorno dismórfico corporal (TDC), la ansiedad, la depresión, el trastorno obsesivo-compulsivo y los trastornos de la personalidad aumentan el riesgo de resultados deficientes del tratamiento estético y pueden empeorar potencialmente el funcionamiento psicológico de estos pacientes. Si bien las pautas actuales recomiendan la derivación a un profesional de la salud mental si se identifican estos problemas, es posible que muchos profesionales que brindan procedimientos cosméticos no hayan tenido la capacitación suficiente para detectar estos problemas y realizar la derivación necesaria”.

Las preocupaciones sobre la imagen corporal y la estética, factores a tener en cuenta en la práctica

Con relación a esto, ponían de relieve la evidencia existente en torno a la eficacia de las herramientas de detección psicológica (“más que la intuición del cirujano por sí sola”) para evaluar el trastorno dismórfico corporal en pacientes de cirugía estética y para identificar tanto a los que tienen más probabilidades de beneficiarse psicológicamente de la cirugía propuesta, como a aquellos que no.

En esta misma línea, y teniendo en cuenta que “una imagen corporal positiva se asocia con una mayor autoestima, autoaceptación y participación en comportamientos de salud positivos”, la APS prevé publicar una serie de pautas actualizadas, donde se abordarán las preocupaciones sobre la imagen corporal y la estética, así como la importancia de la Psicología en este ámbito. Fuente: Australian Psychological Society

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