Un nuevo estudio ha puesto de manifiesto que hay una gran diferencia entre el tiempo en que se prueba un antidepresivo en los ensayos clínicos (habitualmente 8 semanas) y el tiempo en que se administra a un paciente en la práctica clínica real (5 años).
La revisión, publicada en la revista The American Journal of Medicine, subraya la necesidad crítica de llevar a cabo investigaciones a largo plazo que puedan justificar y respaldar el uso prolongado de estos fármacos en las prácticas de prescripción actuales.

Foto: Freepik. Autor: Stefamerpik. Descarga: 16/09/25.
El creciente problema del uso prolongado de antidepresivos.
Según informan los autores del artículo, el uso de antidepresivos está en aumento en todo el mundo. Sin embargo, existe una enorme variabilidad y confusión sobre cuál debe ser la duración óptima del uso de este tipo de psicofármacos. Asi, según se expone en el texto, aunque la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA) aprueba el uso de antidepresivos basándose en ensayos clínicos de corta duración, los profesionales de la medicina los prescriben durante mucho más tiempo, siguiendo las directrices de algunas guías que se apoyan en estudios con serias limitaciones metodológicas. De esta manera, existe una gran incertidumbre sobre la evidencia científica que respalda la prescripción a largo plazo de antidepresivos.
La preocupación se agrava al observar los datos de la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición (NHANES): el porcentaje de individuos que toman antidepresivos durante 10 años o más en Estados Unidos aumentó del 13.6% en el periodo 2005-2008 al 25.3% en 2011-2014. En contraste, el uso agudo (menos de 60 días) disminuyó del 8.4% al 5.8% en el mismo período. Actualmente, el 13.2% de los adultos en EE. UU. toman antidepresivos, lo que representa aproximadamente 8.8 millones de adultos que los toman durante más de 10 años, y cerca de 23.9 millones de personas que los han tomado durante más de 2 años.
Metodología del estudio: una revisión sistemática comparativa.
Para abordar la brecha de evidencia, los investigadores llevaron a cabo una revisión descriptiva sistemática. Para ello, analizaron 52 ensayos controlados con placebo y aleatorizados, que incluyeron a 10.116 participantes, investigando los 10 antidepresivos más comúnmente prescritos en Estados Unidos en 2022. La búsqueda de ensayos se realizó en intervalos de 5 años desde 1978 hasta 2023.
Los criterios de inclusión abarcaron estudios con participantes diagnosticados con ansiedad generalizada o depresión unipolar (como trastorno depresivo mayor), aleatorizados a placebo o antidepresivos como monoterapia de primera línea, y que seguían puntos finales de progresión de la enfermedad. Los resultados principales compararon la duración de los ensayos con la duración del uso real de antidepresivos, según los datos de NHANES. Los resultados secundarios evaluaron características metodológicas, como el uso de escalas de gravedad estandarizadas, el monitoreo de la abstinencia, los protocolos de reducción gradual de dosis (taper) y el tipo de placebo utilizado.
La alarmante brecha: 8 semanas de prueba frente a 5 años de uso.
Los resultados del estudio son contundentes:
- La duración media del uso de antidepresivos en los participantes de los estudios fue de aproximadamente 5 años (260 semanas).
- La duración media del uso de antidepresivos en los ensayos clínicos fue de solo 8 semanas (rango Intercuartílico: 6-12 semanas).
- La mayoría de los estudios realizados (88.5%, n=46) analizaron la eficacia de los antidepresivos en una duración de 12 semanas o menos.
- Solo el 11.5% (n=6) de los ensayos aleatorizaron a los participantes más allá de las 12 semanas, y ninguno superó las 52 semanas (1 año).
- Mientras que el 94.2% de los usuarios de antidepresivos reciben medicación durante más de 60 días, la duración media de los ensayos fue de 56 días.
Tal y como subrayan los autores, estos resultados muestran una disparidad significativa entre la duración de los ensayos clínicos con antidepresivos y su uso en el mundo real. Mientras que los ensayos generalmente duran solo 8 semanas, los pacientes suelen tomar estos medicamentos durante un promedio de 5 años.
Problemas metodológicos en los estudios de más de 12 semanas.
En relación con los pocos estudios a largo plazo (es decir, de más de 12 semanas) sobre la eficacia de los antidepresivos – que suponen un total de 6 estudios de los 52 estudios analizados -, se observaron dos limitaciones clave:
- De los seis ensayos que duraron más de 12 semanas, cuatro de ellos incluyeron solo a personas que también padecían otra enfermedad grave o condición médica específica. Por ejemplo, algunos participantes tenían síndrome coronario agudo (problemas cardíacos) o cáncer de mama. Tal y como explican los autores, estos resultados podrían no ser aplicables o «generalizables» a la mayoría de las personas que toman antidepresivos, quienes quizás solo tienen depresión o ansiedad sin esas condiciones médicas adicionales.
- Además, tres de esos seis ensayos de larga duración no utilizaron escalas de evaluación de depresión o ansiedad estandarizadas. Al utilizar escalas realizadas ad hoc para la evaluación de la gravedad de la depresión o la respuesta al tratamiento, resulta imposible combinar estos resultados con el del resto de investigaciones, comprometiendo también la validez de los resultados.
Deficiencias metodológicas adicionales en el conjunto de ensayos clínicos.
El análisis de los 52 estudios sobre eficacia de los antidepresivos reveló importantes limitaciones metodológicas, tales como:
1. Evaluación de síntomas de abstinencia.
Solo el 3.8% de los ensayos (dos ensayos) monitorizaron los síntomas de abstinencia. Según indican los autores, se trata de un dato alarmante, dado que el riesgo de abstinencia se conoce desde hace 30 años. Los autores también muestran su preocupación al observar que algunas guías de práctica clínica, como la de la Asociación Americana de Psiquiatría, señalan que estos síntomas de abstinencia no requieren tratamiento y se resuelven por sí solos en dos semanas. Se trata, según los autores, de una afirmación sin respaldo científico, que contrasta con diferentes revisiones sistemáticas que indican que los síntomas de abstinencia pueden ser debilitantes, durar varios meses (incluso años) y afectar al 55% de quienes suspenden los antidepresivos (más información aquí).
2. Protocolos de reducción de dosis (Taper).
Solo el 18.9% (nueve ensayos) incluyó protocolos de reducción gradual de dosis.
3. Resultados post-tratamiento o evaluación de recaídas.
Solo el 1.9% (dos ensayos) informó sobre resultados de depresión o ansiedad después del período de tratamiento.
4. Evaluación de efectos secundarios en la salud sexual.
Solo 13 ensayos (25%) monitorizaron específicamente los efectos secundarios a nivel sexual, como la disminución de la libido o la disfunción eréctil.
5. Uso de placebos activos.
Finalmente, ningún ensayo utilizó placebos activos para mitigar el desenmascaramiento. El uso de placebos activos, sustancias no terapéuticas con un perfil de efectos secundarios similar al tratamiento activo, ha demostrado ser un criterio de comparación más fiable para evaluar el efecto real de los fármacos, al eliminar el posible sesgo del efecto placebo. Por este motivo, se recomienda que los estudios que analicen la eficacia de los antidepresivos incluyan placebos activos como comparación. Una práctica que ningún estudio de los incluidos en la revisión llevó a cabo.
Implicaciones y recomendaciones urgentes.
Según remarcan los autores, la notable falta de datos de investigación a largo plazo sobre la eficacia de los antidepresivos obliga a los profesionales de la medicina a basar la ampliación del uso de estos medicamentos en resultados de ensayos de corta duración. Esta brecha de evidencia tiene consecuencias en el contexto clínico real: el uso prolongado se asocia con un mayor riesgo de diagnósticos erróneos, mayor utilización de servicios de salud, dependencia a largo plazo y una mayor gravedad de los síntomas de abstinencia, como señala un artículo que profundiza en el síndrome de abstinencia. Los autores advierten que el uso indefinido de antidepresivos puede suponer una disminución significativa de los beneficios junto con un aumento de sus riesgos asociados, similar a lo que ocurre con las benzodiazepinas, un tema que también ha sido discutido en otras publicaciones sobre los riesgos de estos fármacos
Teniendo en cuenta los resultados, los investigadores concluyen que se necesitan ensayos clínicos aleatorizados financiados públicamente, de mayor duración, que comparen antidepresivos con placebos activos y que también monitoreen los síntomas de abstinencia, los efectos secundarios en la salud sexual y las recaídas tras la interrupción del tratamiento. Asimismo, la estandarización de la evaluación de la abstinencia, utilizando escalas validadas como la lista de verificación de Signos y Síntomas Emergentes de la Discontinuación, es esencial para una toma de decisiones informada sobre la terapia antidepresiva a largo plazo, según establecen los autores.
Fuente.
Ward, W., Haslam, A., & Prasad, V. (2025). Antidepressant Trial Duration versus Duration of Real-World Use: A Systematic Analysis. The American Journal of Medicine.
