La pandemia del COVID-19 ha evidenciado demostraciones de una solidaridad abrumadora entre naciones y comunidades que trabajan juntas para abordar el impacto y los desafíos que plantea. Lamentablemente, esta grave situación también ha dado lugar a una nueva ola de discursos de odio y discriminación. El discurso de odio relacionado con el COVID-19 abarca una amplia gama de expresiones despectivas contra ciertos individuos y grupos, que han surgido o se han exacerbado como resultado del nuevo brote de la enfermedad por coronavirus: chivos expiatorios, estereotipos, estigmatización y el uso de un lenguaje despectivo, misógino, racista, xenófobo, islamofóbico o antisemita. Estrechamente relacionado con todo esto, se encuentra la difusión de «desinformación» relacionada con el COVID-19. Así lo advierte la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en una nueva guía, a través de la cual pone de relieve los crecientes discursos de odio, estigma, discriminación y xenofobia como resultado de COVID-19, y establece una serie de recomendaciones para contrarrestarlos eficazmente tanto a nivel nacional como internacional, y garantizar que prevalezca la solidaridad frente a estas conductas reprobables. |
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La ONU lamenta en su documento que, desde que surgió la pandemia, los individuos de etnia china o asiática, o aquellos que pertenecen a determinadas minorías étnicas y religiosas, migrantes y extranjeros han sido vilipendiados y acusados de propagar el virus. En algunos casos, estas acusaciones se basan en información errónea y rumores; sin embargo, también han surgido una serie de casos más insidiosos de discurso de odio relacionados con el uso del COVID-19 para atacar a poblaciones ya marginadas. Las teorías de conspiración que atribuyen la propagación del virus a determinados grupos han alimentado el discurso discriminatorio, en algunos casos, resultando en crímenes de odio o discriminación contra ellos en la respuesta al COVID-19. Se ha observado también que, en no pocas ocasiones, los periodistas, las personas que están denunciando irregularidades, los y las profesionales médicos/as y de la salud, los/as defensores/as de los derechos humanos, también están siendo objeto de ataques ilegales como resultado de su trabajo a la hora de abordar o informar sobre la pandemia. Según advierte la Organización, el fenómeno del discurso de odio relacionado con el coronavirus se extiende a través de los principales medios y mediante las redes sociales y plataformas tecnológicas online. Aunque a menudo se transmite por particulares, sus consecuencias son más graves cuando lo propagan líderes políticos, funcionarios públicos, líderes religiosos y otras personas influyentes, o cuando forma parte de los esfuerzos de determinados individuos o grupos para difundir el odio o incitar a la violencia. De acuerdo con la guía, este discurso de odio surgido en el contexto de la pandemia tiene serias implicaciones a corto y a largo plazo. Hace que los destinatarios sean más vulnerables a la violencia, les expone a la exclusión política y social, al aislamiento y la estigmatización, les impide expresarse y participar en el debate público, obstaculiza su acceso a la atención médica y a otros servicios vitales. Consecuentemente, se incrementan los efectos desproporcionados de la enfermedad en ciertas comunidades y se exacerban las desigualdades sociales y económicas subyacentes, se agravan los impulsores del extremismo violento, al tiempo que socava la cohesión social, la solidaridad y la confianza necesarias para abordar eficazmente la propagación del virus. Asimismo, puede desencadenar disturbios sociales y violencia intergrupal, facilitando las condiciones propicias para conflictos y crímenes atroces. Por lo tanto, alerta, el discurso de odio relacionado con el COVID-19 puede representar una amenaza para el disfrute de los derechos humanos, el desarrollo sostenible y la paz y la seguridad internacionales. Dado lo anterior, y como parte de los esfuerzos mundiales para responder a la pandemia, la ONU apela a la comunidad internacional a estar más vigilante y permanecer inequívoca al condenar el discurso de odio, promover mensajes de inclusión, actuar con solidaridad y sobre la base del derecho internacional de los Derechos Humanos, particularmente, la libertad de opinión y expresión y el derecho a la igualdad y la no discriminación. La organización recuerda que, si bien los Estados miembros tienen la responsabilidad principal de abordar este discurso de odio surgido con el coronavirus, otros actores, especialmente las empresas de tecnología y medios sociales, los principales medios de comunicación y la sociedad civil, también juegan un papel importante. El sistema de las Naciones Unidas desempeña un rol fundamental, especialmente en el apoyo a los estados y otros actores para desarrollar y aplicar medidas que cumplan con los Derechos Humanos para abordar este discurso de odio. En este sentido, establece en su guía una serie de recomendaciones complementarias a la Estrategia y el Plan de Acción de la ONU sobre Discurso de Odio– dirigidas a varios actores para abordar y contrarrestar el discurso de odio relacionado con el COVID-19, algunas de las cuales recogemos a continuación: A Departamentos, Agencias, Fondos y Programas de las Naciones Unidas
A los Estados Miembros
A medios sociales y empresas tecnológicas
A los medios de comunicación
A la sociedad civil y otros grupos de interés
Se puede descargar la guía desde la página Web de la ONU, o bien directamente a través del siguiente enlace: United Nations Guidance Note on Addressing and Countering COVID-19 related Hate Speech |
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