En respuesta a la persistencia del consumo y la baja demanda de tratamiento en personas con problemas adictivos, surge la Intervención Breve (IB) como una alternativa terapéutica eficaz y accesible para motivar y apoyar el cambio. Así lo recoge un artículo, publicado en Papeles del Psicólogo, que profundiza en cómo las IBs, derivadas de la investigación sobre la recuperación natural, ofrecen soluciones realistas para mejorar la eficacia y los resultados del tratamiento al normalizar el cambio y reducir las barreras de acceso.
Los autores del artículo son José Luis Carballo y Ainhoa Coloma-Carmona, de la Universidad Miguel Hernández de Elche y del Instituto de Investigación Sanitaria y Biomédica de Alicante (ISABIAL) de Alicante.

La realidad de los tratamientos en adicciones: una brecha persistente
Según indican los autores, a pesar de la alta prevalencia de los problemas adictivos a nivel mundial y la disponibilidad de tratamientos eficaces, la demanda de asistencia es minoritaria. En su revisión mencionan metaanálisis que revelan que más del 80% de las personas con consumo problemático de alcohol no buscan tratamiento. Además, más del 50% de quienes sí inician tratamiento suelen abandonarlo antes de completarlo, lo que afecta negativamente a su eficacia y contribuye a peores tasas de recuperación. Esta brecha entre consumo de riesgo y acceso a tratamiento también se observa en España.
El texto también explica las posibles barreras para que las personas con problemas adictivos no acudan o no se mantengan en tratamiento:
- Individuales: falta de conciencia del problema, creencia de no necesitar ayuda, emociones negativas.
- Sociales: estigma asociado a las adicciones, normalización del consumo.
- Estructurales: largos tiempos de espera, costes elevados, poca variedad de opciones.
- Profesionales (en Atención Primaria): desconfianza hacia el paciente, falta de tiempo.
Del modelo clásico a un nuevo enfoque: recuperación natural y cambio
Tal y como subraya el artículo, una razón clave para evitar el tratamiento es la percepción de no necesitarlo y la evitación de la «etiqueta» de «adicto» debido al estigma. Esta etiqueta se relaciona con el modelo biomédico de enfermedad, que postula la imposibilidad de curación sin tratamiento formal, la inevitabilidad de la recaída y la abstinencia como única vía. Sin embargo, muchos investigadores discrepan basándose en la evidencia de la recuperación. La definición de «irrecuperabilidad» del modelo biomédico lleva a evitar el tratamiento, señalan los autores. Asimismo, los sistemas diagnósticos se centran en la remisión (reducción de síntomas), pero la complejidad de las adicciones requiere nuevos enfoques. Por ello, es crucial ir más allá de la remisión y definir la recuperación de forma más amplia.
Desde esta perspectiva, los autores delimitan la recuperación como un proceso de cambio dinámico que implica mejoras en salud, funcionamiento social, bienestar, calidad de vida y propósitos de vida. Tal y como explican, este enfoque se desplaza de la abstinencia a la mejora general de la calidad de vida y el funcionamiento. Esto incluye cambios en el consumo, aumento de autoeficacia, mejora del apoyo social y estilo de vida. Este nuevo enfoque rompe con la idea clásica y acepta más vías de recuperación, facilitando el acercamiento a quienes no buscan ayuda formal.
Por otro lado, los autores recogen la definición de la recuperación natural, o autocambio, que se refiere a la mejoría en trastornos sin tratamiento formal. En adicciones, recuperarse fuera del tratamiento no es excepcional, sino una vía preferente para el cambio. La investigación busca explicar este fenómeno, desafiando el mito del tratamiento formal como única vía. Así, la recuperación natural sugiere que el tratamiento es un ámbito más dentro de un continuo de procesos de cambio, indican los autores.
Tal y como explican los autores, de estos estudios sobre recuperación natural surge la iniciativa de desarrollar estrategias para quienes no quieren, no pueden o no están preparados para el tratamiento, pero podrían considerar reducir su consumo. Son necesarias estrategias que sirvan como «puerta de entrada» para valorar el cambio y, si es necesario, el tratamiento formal, previniendo la cronificación de consumos excesivos.
Intervenciones breves: una alternativa accesible
El artículo detalla en qué consisten las intervenciones breves en adicciones. Las Intervenciones Breves (IBs) son estrategias terapéuticas, inspiradas en la recuperación natural, dirigidas a motivar cambios en conductas de riesgo para la salud. Se caracterizan por su corta duración, enfoque individualizado y estilo basado en la reducción del daño. Aunque inicialmente para alcohol, su uso se ha extendido a diversos contextos (comunitarios, judiciales, policiales), siendo la Atención Primaria y urgencias sus principales ámbitos, según se expone en el artículo.
Modelos que fundamentan las intervenciones breves
De acuerdo con el artículo, las IBs se basan en dos modelos principales: FRAMES (Feedback, Responsabilidad, Consejo, Menú, Empatía, Autoeficacia) y las 5 ‘A’ (Ask, Advise, Assess, Assist, Arrange). Ambos ofrecen un marco estructurado, a menudo tras un cribado. Los autores también mencionan el modelo SBIRT (Screening, Brief Intervention, Referral to Treatment), que integra cribado, IB y derivación.
Tipos de intervenciones breves
Aunque el término IB engloba diversos enfoques, los autores identifican tres categorías según su duración y especialización:
- Intervención Breve Mínima (IBM): Consejo de 3-10 minutos en una sesión. Oportunista, aplicable por cualquier profesional sin especialización, incluye información y autoayuda.
- Intervención Breve Estándar (IBS): Hasta 4 sesiones muy breves (máx. 30 min). Centrada en generar conciencia y usar apoyo conductual. Aplicada en Atención Primaria, hospitales, etc., por profesionales con formación específica.
- Intervención Breve Extendida e Intensiva (IBEI): De 4 a 12 sesiones (30-60 min) con seguimiento. Mayor estructuración y enfoque motivacional intensivo. Buscan reducir la ambivalencia y fortalecer cambios sostenibles. Aplicada por especialistas en adicciones.
Eficacia comprobada y retos
De acuerdo con la revisión de estudios realizada por los autores del artículo, las IBs se han mostrado eficaces en la reducción del consumo de sustancias. Son especialmente estudiadas y respaldadas para el consumo de alcohol, siendo consideradas eficaces, eficientes y de bajo coste.
Para el tabaquismo, el consejo breve o IBM es tan eficaz como la medicación, y las IBs motivacionales o combinadas mejoran las tasas de abandono. La aplicación para cannabis es menos habitual y la evidencia es mixta, pareciendo menos efectivas en reducir frecuencia o gravedad en algunos contextos sanitarios. Para consumos más graves, su eficacia es limitada, recomendándose combinarlas con tratamientos más intensivos.
Componentes clave de la intervención extendida e intensiva
Tal y como se explica en el texto, la IBEI integra enfoques cognitivo-conductuales (TCC), motivacionales y de prevención de recaídas. Sus componentes clave son:
- Análisis Funcional: Evalúa la conducta adictiva, antecedentes y consecuentes para identificar patrones y dar feedback.
- Estrategias de Aumento de la Motivación: Incluyen feedback de resultados, balance decisional y habilidades OARS (Preguntas abiertas, Afirmaciones, Escucha reflexiva, Resúmenes).
- Prevención de Recaídas: Incluye cambios de estilo de vida, identificación de situaciones de alto riesgo, desarrollo de planes de acción y entrenamiento en habilidades de afrontamiento. Se fomenta la autoeficacia y reestructuración cognitiva.
Conclusiones: normalizando el cambio
Los autores concluyen que las IBs son una estrategia eficaz, efectiva y eficiente para abordar los retos del tratamiento de las adicciones, ofreciendo soluciones a la baja demanda y adherencia. De esta manera, las IBs permiten integrar estrategias de inicio y adherencia en diversos servicios (ambulatorios, hospitalarios, educativos, sociales), lo que resulta crucial para mejorar los resultados. Asimismo, los autores reflexionan sobre el rol profesional en adicciones, que debe ser más activo y cercano, para reducir las barreras de acceso al tratamiento.
En conclusión, las IBs, al ser cortas, centradas en la motivación, abiertas, empáticas y menos enjuiciadoras, ayudan a normalizar el cambio. El tratamiento de las adicciones debe pasar de ser algo ajeno, solo para problemas graves, a un conjunto diversificado de acciones que promuevan el cambio, especialmente entre quienes aún consumen y no piden ayuda, insisten los autores.
Fuente:
Carballo, J. L., y Coloma-Carmona, A. (2025). Intervención breve en conductas adictivas: la promoción del cambio. Papeles del Psicólogo/Psychologist Papers, 46(2), 76-85. https://doi.org/10.70478/pap.psicol.2025.46.11