La OMS actualiza sus datos sobre suicidio
06 May 2025

Cada año, más de 720.000 personas fallecen por suicidio y muchas más lo intentan. Todos los casos son tragedias para las familias, su entorno y todo el país, y dejan efectos duraderos para los allegados. Los suicidios pueden ocurrir a cualquier edad y fueron la tercera causa más frecuente de muerte en las personas de 15 a 29 años a nivel mundial en 2021. El 73% de los suicidios ocurren en países de ingresos bajos y medianos. Sus causas son múltiples, ya que incluyen factores sociales, culturales, biológicos, psicológicos y ambientales presentes a lo largo de la vida. Por cada suicidio, muchas más personas intentan suicidarse. En la población general, un intento previo constituye un importante factor de riesgo de suicidio.

Estos son algunos de los datos destacados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su actualización de datos y cifras relativos al suicidio, recogida en su página Web.

Tal y como afirma, «se trata de un grave problema de salud pública que se debe abordar desde este ámbito». En este sentido, recuerda que hay intervenciones basadas en la evidencia y, a menudo, de bajo coste, que se pueden implementar a tiempo para prevenirlo. Para que estas iniciativas preventivas llevadas a cabo por los países sean eficaces, es fundamental que se apliquen mediante una estrategia multisectorial e integral.

prevención suicidio
Foto: freepik. Diseño: freepik. Fecha: 31/10/24
El suicidio es prevenible

De acuerdo con la OMS, en los países de ingresos altos, la evidencia señala la relación entre el suicidio y los trastornos mentales, concretamente, la depresión y los trastornos por consumo de alcohol, si bien el principal factor de riesgo es, con diferencia, un intento previo de suicidio. No obstante, muchos casos ocurren de forma impulsiva en situaciones de crisis, cuando la persona no se siente capaz de enfrentar factores muy estresantes, como problemas económicos, conflictos de pareja y enfermedades o dolores crónicos.

Diversas investigaciones han encontrado que experimentar situaciones catastróficas y/o traumáticas como por ejemplo, vivir una guerra, un desastre natural, sufrir violencia, abusos o la pérdida de un ser querido, e incluso sentirse aislado/a, constituyen también factores que pueden inducir conductas suicidas. Asimismo, han demostrado que las tasas de suicidio son elevadas entre determinados grupos en situación de vulnerabilidad y discriminación, como los refugiados y migrantes, los pueblos indígenas, el colectivo LGTBI y los reclusos.

Sin embargo, el suicidio es prevenible. Esta prevención puede realizarse a través de intervenciones a nivel social, grupal e individual. A este respecto, la Organización Mundial recuerda que cuenta con la guía Vivir la vida, un documento orientado a la prevención del suicidio, donde recoge recomienda una serie de intervenciones de eficacia demostrada basadas en la evidencia:

  • restringir el acceso a los medios utilizados para suicidarse (por ejemplo, plaguicidas, armas de fuego y ciertos medicamentos);
  • educar y formar a los medios de comunicación para que informen con responsabilidad sobre el suicidio;
  • fomentar aptitudes socioemocionales en los y las adolescentes; y
  • detectar a tiempo, evaluar y tratar a las personas con conductas suicidas, además de realizar un seguimiento.
La colaboración intersectorial mejora la eficacia de la prevención del suicidio

Todas estas medidas deben ir acompañadas de intervenciones básicas como el análisis de la situación, la colaboración multisectorial, la sensibilización, la creación de capacidad, la financiación, la vigilancia, y el seguimiento y la evaluación.

En la misma línea, la OMS recuerda que la eficacia de la prevención del suicidio es mayor cuando colaboran varios sectores de la sociedad, como los de la educación, la salud, el empleo, la empresa, la justicia, el derecho, las fuerzas del orden, la agricultura y la ganadería, la política y los medios de comunicación. Estas actividades, manifiesta, «deben ser amplias e integrales, ya que ningún enfoque puede atajar por sí solo un problema en el que influyen tantos factores».

El estigma y la insuficiente calidad de los datos: obstáculos que dificultan la eficacia de las estrategias preventivas

La eficacia de las estrategias preventivas puede verse dificultada por una serie de obstáculos aún presentes en la sociedad y que es necesario tener en cuenta, entre ellos, el estigma y la falta de calidad y disponibilidad de datos sobre suicidio en los diferentes países.

El estigma, especialmente, en torno a los trastornos mentales y el suicidio, disuade de buscar ayuda a muchas personas que piensan en quitarse la vida o tratan de hacerlo y, por lo tanto, les impide recibir la ayuda que necesitan.

La Organización Mundial advierte de que la prevención del suicidio no se ha abordado debidamente debido a la falta de sensibilización sobre su importancia para la salud pública y del tabú existente en muchas sociedades, que impide hablar abiertamente sobre este tema.

Según señala, hasta la fecha, solo unos pocos países han incluido la prevención del suicidio entre las prioridades de sus políticas de salud y solo 38 han notificado que cuentan con una estrategia nacional específica de prevención, entre ellos, España, que desde el pasado mes de febrero, cuenta con un Plan Nacional para la Prevención del Suicidio 2025-2027, una necesidad ya expuesta por el Consejo General de la Psicología, que, en los últimos años, había venido insistiendo en la relevancia de diseñar e implementar una estrategia multidisciplinar y coordinada para la prevención del suicidioque ofrezca una respuesta integral y que dé cuenta de la naturaleza multicausal de los comportamientos suicidas.

Para que todos los países avancen en la prevención del suicidio, la OMS considera fundamental aumentar la sensibilidad de la sociedad y superar los tabúes.

La Organización Mundial de la Salud alerta también de la escasa disponibilidad y calidad de los datos sobre el suicidio y las conductas autolesivas en todo el mundo, siendo 80 los Estados Miembros que disponen de datos del registro civil de calidad que se pueden utilizar directamente para estimar las tasas de suicidio. En su opinión, la notificación insuficiente y la clasificación errónea de los casos de suicidio son, «probablemente, más comunes que con otras causas de defunción debido a la estigmatización e incluso a la ilegalidad del suicidio en algunos países».

En este sentido, de cara a una prevención eficaz del suicidio, considera crucial intensificar la vigilancia y el seguimiento de los casos, tanto de suicidio, como de los actos autolesivos. Precisamente, el nuevo Plan de Prevención de Suicidio español propone la creación de un Observatorio para la Prevención del Suicidio, para analizar y difundir información sobre la conducta suicida, utilizando datos fiables y homogéneos y recopilando estos datos de forma precisa.

La OMS ha venido publicando documentos y recursos para la prevención del suicidio

La urgencia de actuar para prevenir los suicidios ha sido reconocida y priorizada al más alto nivel. Desde la publicación en 2014 del informe de la OMS titulado «La prevención del suicidio, un imperativo mundial», ha venido publicando diversos documentos y recursos, entre ellos, los siguientes: Vivir la vida. Guía de aplicación para la prevención del suicidio en los países: el folleto de 2024 sobre Prevención del suicidio mediante la eliminación progresiva de los plaguicidas altamente peligrosospara contribuir a limitar el acceso a uno de los medios empleados; la actualización publicada en 2023 del documento Prevención del suicidio: un recurso para profesionales de los medios de comunicaciónpara informar con responsabilidad sobre el suicidio, y un conjunto de instrumentos para ayudar a los adolescentes a prosperar, que fomenta las habilidades socioemocionales para la vida entre los jóvenes;  

En el sector de la salud, el suicidio y las autolesiones son también problemas que aborda prioritariamente el Programa de Acción de la OMS para Superar las Brechas en Salud Mental (mhGAP), que proporciona orientaciones técnicas basadas en la evidencia a fin de ampliar la prestación de servicios y la atención en los países para los trastornos mentales, neurológicos y por consumo de sustancias. La Guía de Intervención para el mhGAP incluye un módulo específico para el suicidio y las autolesiones para ayudar a detectar, evaluar y atender a tiempo a las personas con conductas suicidas, y para hacerles un seguimiento. A través de la iniciativa Vivir la vida (en inglés), se anima y apoya a los gobiernos para que apliquen un conjunto de intervenciones basadas en la evidencia que son fundamentales para prevenir el suicidio.

Fuente: OMS

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