La relevancia de la atención psicológica en el abordaje integral del cáncer de mama
20 Oct 2025

Redacción de Infocop

Ayer domingo, 19 de octubre, se celebró el Día Mundial contra el Cáncer de Mama, una fecha en la que se pretende concienciar a toda la sociedad sobre esta grave enfermedad e incrementar las medidas de prevención, la detección precoz y el acceso a diagnósticos y tratamientos oportunos y eficaces.

De acuerdo con la OMS (WHO, 2025), aproximadamente, un 99% de los casos de cáncer de mama afectan a mujeres, afectando a los hombres entre un 0,5% y un 1% de los casos. Según sus datos, en 2022, se diagnosticaron en todo el mundo 2,3 millones de casos de cáncer de mama en mujeres, y se registraron 670.000 defunciones por esa enfermedad. 

Tal y como recogen las cifras de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM, 2025), el cáncer de mama fue el segundo tipo de tumor más frecuentemente diagnosticado en el mundo en el año 2022 por detrás de los de pulmón (con 2.296.840 de casos), y se estima que, en 2025, será el más diagnosticado en mujeres en España (37.682 casos nuevos estimados).

Según estimaciones del Observatorio de la Asociación Española contra el Cáncer (AECC, 2025), en nuestro país se diagnosticaron alrededor de 35.875 nuevos casos de cáncer de mama en el año 2024, lo que representa casi el 29% de todos los cánceres diagnosticados en mujeres. Es el más prevalente entre las mujeres, realizándose el mayor número de diagnósticos entre los 45 y los 65 años. Aunque de forma general, su incidencia va aumentando con la edad, y alcanza su «plateau» a partir de la 6ª década de vida.

La relevancia de la atención psicológica en el abordaje integral del cáncer de mama
La relevancia de la atención psicológica en el abordaje integral del cáncer de mama

Los datos de la AECC (2025) sitúan la tasa de supervivencia a 5 años en 82,8% de forma global, superando el 99% en las pacientes diagnosticadas con enfermedad exclusivamente en la mama, y prevé que un 30% de las pacientes diagnosticadas tendrán una recaída de la enfermedad. No obstante, alerta de que el cáncer de mama supone hoy en día la primera causa de muerte por cáncer en las mujeres. Así lo indica también el Instituto Nacional de Estadística (INE, 2024), que cifra en 6.518 los fallecimientos por tumor maligno de la mama (6.429 mujeres y 89 hombres).

Recibir un diagnóstico de cáncer de mama supone, con frecuencia, una noticia devastadora cuyo impacto emocional puede afectar a la salud física de las mujeres y a su bienestar psicológico, involucrando emociones como duda, incredulidad, desesperanza, ira, miedo, preocupación y dolor, por lo que requiere una gran cantidad de resiliencia (APA, 2024a; Khazi y col., 2023).

Más allá del diagnóstico inicial, enfrentarse al cáncer de mama representa un enorme estrés al tener que hacer frente a cuestiones y elecciones nuevas y desafiantes: aceptar el diagnóstico, someterse a tratamientos, comprender el pronóstico, manejar posibles efectos secundarios, gestionar una posible recaída, afrontar un futuro incierto, miedo a la recurrencia y/o progresión del cáncer, enfrentar dificultades económicas, etc. Todo forma parte de un proceso estresante, que puede generar importante angustia, causar inestabilidad psicológica y derivar en trastornos del estado de ánimo (Dinapoli y col., 2021; Khazi y col., 2023; Broadbridge y col., 2023; Park y col., 2024; Ashton y Oney, 2024; AECC, 2024).

Esa angustia y malestar psicológico en las pacientes con cáncer de mama se produce desde el momento del diagnóstico hasta la finalización del tratamiento, y persiste en aproximadamente, un tercio y la mitad de los casos, incluso después de completar el tratamiento primario (Park y col., 2024).

En mujeres supervivientes de cáncer de mama, el 47,3% reconocen verse afectadas por situaciones que generan emociones negativas y malestar psicológico con frecuencia. Entre aquellas que han finalizado el tratamiento hace menos de 5 años este porcentaje aumenta hasta un 50,1% y en las supervivientes que llevan más de 5 años libres de cáncer de mama se reduce a un 38,0%. Con frecuencia, el 43,0% de ellas se han sentido tristes o deprimidas, el 54,1% inquietas, el 52,9% han experimentado cambios de humor y el 38,9% se han mostrado preocupadas (AECC, 2024).

La ansiedad, la depresión y el trastorno de estrés postraumático, principales síntomas psicológicos que aparecen durante toda la trayectoria del cáncer

Los principales síntomas psicológicos experimentados por una gran proporción de pacientes durante toda la trayectoria del cáncer son la ansiedad, la depresión y el trastorno de estrés postraumático (asociados con mayores costes de atención sanitaria, especialmente, durante el primer año de tratamiento), que pueden aparecer junto con otros problemas, como baja autoestima o reducción de la calidad del sueño (Dinapoli y col., 2021; Dai y col., 2023; Hwang y col., 2023; Ashton y Oney, 2024).

De hecho, los estudios demuestran que hasta el 50% de las mujeres diagnosticadas con cáncer de mama desarrollan cuadros clínicos de ansiedad y depresión durante la enfermedad (Meoded et al., 2025). Los síntomas de ansiedad pueden deberse a la anticipación de resultados negativos y la incertidumbre sobre el futuro, así como a la preocupación ante la posible recurrencia y los efectos secundarios del tratamiento, tanto durante como después del mismo y, especialmente, en supervivientes de cáncer de mama (Syrjala y col., 2018; Dinapoli y col., 2021). Una mayor incertidumbre se asocia, a su vez, con menos conductas de autocuidado en los pacientes, con un peor estado de ánimo y una mayor preocupación sobre la recurrencia en supervivientes (Broadbridge y col., 2023).

La aparición de depresión impacta negativamente en la calidad de vida, la adherencia al tratamiento, el autocuidado de las mujeres y reduce la inmunidad y las posibilidades de supervivencia. Asimismo, su diagnóstico puede ser un desafío, porque los síntomas de la depresión se superponen con los síntomas físicos como consecuencia de la enfermedad o el tratamiento (Dinapoli y col., 2021).

El estrés psicológico crónico, especialmente, el trauma emocional, puede influir en la progresión del cáncer a través de mecanismos neuroendocrinos e inmunes. A su vez, la angustia psicológica y emocional no tratada puede dificultar la toma de decisiones terapéuticas, reducir la calidad de vida y empeorar el pronóstico general (Meoded et al., 2025).

La calidad de vida se ve afectada significativamente por los efectos secundarios físicos y la disfunción cognitiva derivados de la quimioterapia, mientras que se registra una mejora en este indicador y de los síntomas psicológicos con la reconstrucción mamaria y la conservación de la mama, al asociarse esto con una mejor autoimagen corporal y con el bienestar psicológico y social de la paciente (Alexander, Da Costa y Rema, 2022; Roy y col., 2024).

Toda esta situación supone una carga no sólo para la paciente, sino también para su familia inmediata: el apoyo familiar es crucial para ayudar a la persona a aceptar su situación y mantener la estabilidad emocional, desde el shock inicial del diagnóstico (Khazi y col., 2023).

Sin embargo, en algunos casos las pacientes con cáncer de mama tienden a suprimir, inhibir, reprimir o negar sus emociones -ya sean negativas o positivas-, y muestran una incapacidad para expresar claramente sus sentimientos, llegando a sacrificar sus necesidades para lograr y mantener relaciones interpersonales armoniosas, si bien, contrariamente a lo esperado, esto puede ejercer un efecto negativo en las relaciones interpersonales (Fernández Ballesteros et al., 1998; Hwang et al., 2023).

Es fundamental recibir apoyo psicológico y social durante toda la historia oncológica

No satisfacer las necesidades de bienestar psicológico puede tener importantes consecuencias para la salud. Por lo tanto, apoyar el bienestar psicológico de las y los pacientes con cáncer de mama es clave para facilitar una atención holística del cáncer (Broadbridge et al., 2023; Meoded et al., 2025). En esta misma línea, el Instituto Nacional de Salud y Excelencia Clínica (National Institute for Health and Care Excellence, NICE) considera imprescindible brindar información adecuada y apoyo psicológico inmediato a mujeres diagnosticadas de cáncer de mama, ofreciéndoles acceso inmediato a servicios de apoyo psicológico especializado y en caso necesario, a servicios de salud mental (NICE, 2024).  

En palabras de la APA (2024a), los/as profesionales de la Psicología desempeñan un papel fundamental, ayudando a las/os pacientes a aprender a afrontar los cambios físicos, emocionales y de estilo de vida asociados con el cáncer de mama, así como lidiar con los tratamientos médicos que pueden ser dolorosos y traumáticos.

Las intervenciones psicológicas son eficaces y rentables y una parte esencial del abordaje del cáncer de mama

La evidencia señala que las intervenciones psicológicas y sociales son eficaces y rentables y constituyen una parte esencial para promover la adaptación de las pacientes con cáncer de mama y mejorar su calidad de vida, al tiempo que aumentan la duración de la supervivencia sin enfermedad y disminuyen las tasas de recurrencia y mortalidad, por lo que es fundamental que reciban este tipo de apoyo durante toda su historia oncológica. El manejo eficaz de los síntomas se asocia con un mayor ajuste psicológico y mejor comprensión de la enfermedad, así como con la toma de decisiones, la adherencia al tratamiento y la respuesta al mismo (APA, 2014; Dinapoli y col., 2021; Hwang y col., 2023; Ashton y Oney, 2024; OMS, 2025).

La comunicación empática y brindar información para reducir la incertidumbre por parte de un profesional de la salud facilita también el ajuste psicológico de las pacientes (Broadbridge y col., 2023). A este respecto, el/la profesional de la Psicooncología puede desempeñar un papel primordial, promoviendo las conexiones sociales de la/del paciente con cáncer de mama (Sebri y col., 2024).

Asimismo, los expertos aconsejan que se oriente la intervención psicológica a aumentar el bienestar afectivo del/de la paciente (no a disminuir su afecto negativo), del mismo modo en que las intervenciones centradas en la resiliencia pueden favorecer la salud general a través del afecto y promover un mejor afrontamiento del cáncer (Cerezo y col., 2022).

Las familias de pacientes con cáncer de mama también pueden beneficiarse de los tratamientos psicológicos

Concretamente, en las supervivientes de cáncer, la derivación inmediata a terapia psicológica tras el reconocimiento de las necesidades psicológicas y sociales es esencial no sólo para la salud mental, sino también para reducir los problemas de salud e incluso la muerte prematura. En estos casos, es fundamental fomentar la resiliencia, para evitar la angustia psicológica y el declive general, y para facilitar y promover la mejora de la salud general de las pacientes (Syrjala y col., 2018; Cerezo y col., 2022; Sebri y col., 2024).

Por su parte, las familias de pacientes con cáncer de mama también pueden beneficiarse de los tratamientos psicológicos, ayudándoles gestionar el desafío que supone ofrecer apoyo emocional y práctico a su familiar con cáncer, mientras lidian con sus propios sentimientos (APA, 2024a).

Las intervenciones cognitivo-conductuales, las intervenciones basadas en la atención plena y la terapia de aceptación y compromiso, han demostrado su eficacia para reducir el estrés psicológico, la depresión y la ansiedad y mejorar la calidad de vida en pacientes con cáncer de mama, contribuyendo a reducir el riesgo de recurrencia (APA, 2014; Ashton y Oney, 2024; APA, 2024b; Meoded et al., 2025).

Las intervenciones cognitivo-conductuales, las intervenciones basadas en la atención plena y la terapia de aceptación y compromiso han demostrado ser eficaces

De forma específica, el objetivo de la terapia cognitivo-conductual (TCC) en estos casos, es entrenar a las pacientes para identificar y corregir creencias desadaptativas y pensamientos negativos, del tipo: «no podré soportar el tratamiento», «esta enfermedad me ha arruinado la vida por completo», «soy una carga para mi familia» o «ya no soy la mujer que era». La TCC ayuda a las pacientes a reemplazar estos pensamientos por otros más realistas y constructivos, mejorando así el bienestar psicológico y las conductas de afrontamiento. También proporciona educación, entrenamiento en habilidades de afrontamiento y resolución de problemas, establecimiento de objetivos, reestructuración cognitiva, intervenciones en el estilo de vida, manejo del estrés y ejercicios de relajación (p. ej., atención plena, relajación, visualización, hipnosis, meditación, etc.) (Syrjala y col., 2018; Ashton y Oney, 2024; Meoded et al., 2025).

Las intervenciones basadas en la atención plena y la terapia de aceptación y compromiso, pueden ser particularmente eficaces para hacer frente al miedo a la recurrencia entre las supervivientes de cáncer de mama (Ashton y Oney, 2024).

Los expertos afirman que el optimismo parece desempeñar un papel importante como factor de afrontamiento psicológico: en lugar de encontrarle significado a la situación, ser optimista al tratar de comprenderla y encontrar una manera de gestionar la vida y los factores estresantes que se presentan al afrontarlos, es importante en el cáncer de mama (Schaab, Wijlens, y Bode, 2023).

Teniendo en cuenta todo lo anterior, llama especialmente la atención el hecho de que, aun conociendo los efectos adversos del diagnóstico y el tratamiento del cáncer sobre la salud mental y, siendo evidentes los beneficios de las intervenciones psicooncológicas en todo el proceso, exista, en la actualidad, un déficit en la evaluación y asistencia específica a las necesidades psicológicas, de modo que, aunque un porcentaje importante de pacientes de cáncer reportan angustia psicológica, su necesidad de apoyo a menudo no se reconoce y, por lo tanto, no se trata, estimándose que sólo un 10% de ellas/os busca atención psicológica para ella (Jacobsen, 2009; Cruzado, 2010; Fallowfield, Ratcliffe, Jenkins y Saul, 2011; Hernández y col., 2013; Anuk, Özkan, Kizir y Özkan, 2019; Dai y col., 2023).

La atención psicológica que se brinda en el Sistema Sanitario no es especializada ni suficiente para cubrir estas necesidades de índole psicológica

A este respecto, a pesar de la mayor carga económica que genera la angustia psicológica para los pacientes, el sistema de salud actualmente carece de recursos para abordar las necesidades psicológicas de las/os pacientes con cáncer, con una escasa dotación de personal psicológico adecuado en los centros oncológicos y un acceso deficiente de las pacientes a la atención psicooncológica especializada que necesitan (Dai y col., 2023).

Así lo viene señalando en los últimos años la Asociación Española contra el Cáncer, manifestando que el Sistema Sanitario Público no satisface las necesidades de atención psicológica de las personas afectadas por el cáncer ni de sus familias y/o cuidadores, una situación que se extiende a la mayoría de las Comunidades Autónomas españolasen las que la atención que se brinda no es especializada ni suficiente para cubrir estas necesidades (AECC, 2019).

De este modo, aunque la Estrategia en Cáncer del Sistema Nacional de Salud español, contempla como objetivo prioritario la atención psicológica a pacientes y familiares que lo precisen, subrayando la relevancia de los psicooncólogos dentro de los equipos multidisciplinares (Díaz-Rubio, Elizaga, Andrés, Peña, Hernández y Porta, 2006; Echarte y col., 2019), los datos revelan una brecha entre la atención psicológica y social recomendada y el apoyo real para la Psicooncología (Senf, Fettel, Demmerle y Maiwurm, 2019).

El psicólogo especializado, figura clave dentro de los equipos sanitarios que atienden a la paciente oncológica

Esta falta de recursos y/o de implementación de las políticas en el Sistema Público de Salud lleva a que gran parte de los servicios de atención psicológica a personas afectadas por el cáncer sean prestados, habitualmente, por profesionales externos, pertenecientes a entidades sin ánimo de lucro (AECC, 2019).

Atendiendo a lo expuesto, y con el fin de mejorar la atención psicológica y social en nuestro Sistema Sanitario y cubrir íntegramente esta necesidad dentro del mismo, numerosos expertos y profesionales recomiendan: concienciar y formar a los oncólogos sobre los factores de riesgo e implementar métodos de detección precoz de las necesidades y problemas psicológicos de los pacientes y sus familias, de cara a mejorar la detección inmediata y derivación a la atención psicooncológica (Hernández, Cruzado y Arana, 2007; Anuk y col., 2019), un propósito que debe ir de la mano de una mayor presencia e integración del psicólogo especializado dentro de los equipos sanitarios que atienden a la paciente oncológica (Hernández y Cruzado, 2013).

En la misma línea, un informe publicado por el Ministerio de Sanidad, y desarrollado de forma consensuada con todos los agentes implicados (comité institucional, comité técnico y expertos) y con las comunidades autónomas, recomienda incluir psicólogos clínicos como parte del comité de tumores y como parte integral de las unidades multidisciplinares que prestan atención a pacientes oncológicos, considerando fundamental que el SNS garantice la provisión de atención psicológica a pacientes con cáncer y sus familias (Ministerio de Sanidad, 2024).

Es necesario crear la especialidad sanitaria de Psicooncología e incorporarla en los equipos sanitarios

Esta necesidad de contar con una atención psicológica especializada, pone de manifiesto la relevancia de crear una nueva especialidad sanitaria de la Psicología: la Psicooncología, en pro de una mayor calidad y eficacia de estos servicios en el contexto actual. Esta especialidad puede desempeñar un papel relevante en la atención a las necesidades psicológicas y sociales, dado que desarrolla e integra el conocimiento y las técnicas de psicología en relación al tratamiento del/la paciente con cáncer (Ministerio de Sanidad, 2024).

Ya en 2013, el Libro Blanco de los Recursos Humanos de las Profesiones Sanitarias -elaborado por el Consejo Asesor de Sanidad en colaboración con numerosos expertos y representantes de las diferentes profesiones sanitarias (entre ellos, el Consejo General de la Psicología)-, recalcaba la pertinencia de incluir en el borrador del mencionado Real Decreto nuevas especialidades sanitarias de la Psicología (entre ellas, la de Psicooncología), que compartiesen un tronco común de dos años junto con la actual Especialidad de Psicología Clínica (MSSSI, 2013).

Como señala Cruzado (2020), la creación de la especialidad conllevaría un reconocimiento de la necesidad de inclusión de la Psicooncología dentro de los equipos sanitarios, se garantizaría las competencias y formación de los/las profesionales de la Psicooncología, y habría una mayor oferta de plazas de Psicooncología. Además, se produciría una mejoría de la formación especializada y de la investigación en Psicooncología. La actual ausencia de la Especialidad del SNS de Psicooncología hace que dicha cobertura, en su caso, no se pueda prestar de forma garantizada en todos los casos por profesionales con el debido reconocimiento formativo especializado (ver: https://www.infocop.es/view_article.asp?id=15144). De hecho, en la mayoría de los casos, son las propias entidades de apoyo a pacientes y familiares las que están dando este servicio ante la ausencia de recursos específicos por parte del sistema público (ver: https://www.infocop.es/profesionales-pacientes-y-familiares-piden-que-se-apruebe-la-especialidad-de-psicooncologia-y-psicologia-paliativa-lo-antes-posible/).

Es primordial, por lo tanto, contar con la especialidad de Psicooncología, una demanda que cuenta con un amplio consenso y apoyo tanto por parte del COP, como de profesionales y Sociedades Científicas del ámbito de la Oncología y los Cuidados Paliativos, así como de las principales asociaciones de pacientes y familiares, y cuya materialización permitiría garantizar que las y los pacientes con cáncer de mama reciben adecuadamente la atención psicológica que necesitan.  

Las referencias de este artículo pueden consultarse aquí: REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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