La salud mental se relaciona con la soledad no deseada en jóvenes
20 Feb 2024

La prevalencia de problemas de salud mental es 3,3 veces superior entre los y las jóvenes que sufren soledad no deseada en comparación con aquellos/as que no la sienten. Del mismo modo, la juventud con problemas de salud mental percibida o diagnosticada tienen una probabilidad 2,5 veces mayor de sentir soledad no deseada y, de forma específica, aquellos/as jóvenes que presentan síntomas de ansiedad o depresión tienen un 89,2% más de probabilidad de sentirse solos. Atendiendo a esto, resulta esclarecedor que la asistencia a una terapia psicológica aparezca como un factor protector para prevenir la soledad no deseada.

Esta es una de las conclusiones recogidas en el último informe publicado por el Observatorio Estatal de la Soledad No Deseada (SoledadES) de la Fundación ONCE, a través del cual se analiza la incidencia y posibles causas de la soledad no deseada en los y las jóvenes en España.

Tal y como señalan sus autores, este estudio es el primer informe específico sobre soledad no deseada de la juventud realizado hasta la fecha en nuestro país. Se basa en una encuesta realizada a 1.800 personas de entre 16 y 29 años, ambos inclusive, con el fin de dar respuesta a “una necesidad de información hasta ahora no cubierta, sobre la que es necesario profundizar y emprender medidas”.

soledad no deseada en jóvenes

Fuente: freepik. Foto: freepik. Fecha: 14/02/24

De acuerdo con el informe, la soledad no deseada es un problema importante que genera creciente preocupación en la sociedad, afectando, especialmente, a la juventud. Esta afirmación viene avalada por múltiples estudios, así como por los datos correspondientes a dos informes publicados por el Observatorio: el “Informe de la percepción Social de la soledad no deseada” (que revela cómo la generación Z y Millennials son las que más han sentido soledad no deseada: un 16,5% ha sentido soledad sin desearlo de manera frecuente o muy frecuente), y el del “Coste de la soledad en España” (que indica una prevalencia de soledad no deseada del 21,9% entre los 16 y 24 años y de un 16,5% entre los 25 y los 34).

A continuación, presentamos los principales resultados de este estudio:

Uno de cada cuatro jóvenes experimenta soledad
  • Una de cada cuatro personas jóvenes experimenta soledad. El porcentaje de jóvenes de entre 16 y 29 años que declara sentirse actualmente en una situación de soledad, alcanza el 25,5%. Este fenómeno no es pasajero o puntual, dado que, aproximadamente la mitad de ellos/as (45,7%) llevan sintiéndose solos/as desde hace más de tres años.
  • Un 58,4% de las personas que en la actualidad no se sienten solas, sí se han sentido de este modo en algún momento anterior de su vida. De hecho, el 69,0% de los/as jóvenes se sienten solos o se han sentido solos en el algún momento de su vida.
  • Para los autores de este estudio, estos datos “coinciden con la percepción entre la propia juventud de que la soledad juvenil es un fenómeno extendido”. En este sentido, una gran mayoría de jóvenes (un 77,1%) afirma conocer a otras personas que puedan sentirse solas sin desearlo.
Por la noche, los momentos especiales y los fines de semana suelen ser los momentos de mayor sensación de soledad para los/as jóvenes
  • La soledad juvenil es muy heterogénea, y varía ‘sensiblemente’ según los perfiles de los y las jóvenes. En función del sexo, este fenómeno es más frecuente entre las mujeres jóvenes (31,1%) que entre los hombres de la misma edad (20,2%). Por edad, la soledad no deseada alcanza valores máximos entre los 21 y los 26 años, mientras que se registran niveles algo menores entre los 27 y los 29 años y, especialmente, en los/as jóvenes de menor edad (de 16 a 20).
  • Las cifras muestran que para el 79,6% de los y las jóvenes que sufren soledad no deseada, la pandemia no se considera una causa de este fenómeno, pero sí para uno de cada cinco (20,4%) de quienes se sienten solos.
  • Se detecta una amplia diversidad con respecto a los momentos de mayor sensación de soledad, principalmente durante la noche (30,5%) o en momentos especiales y fines de semana (31,4% la suma de ambos). Para los autores de este estudio, esto puede relacionarse con la sensación de que, mientras otras personas disfrutan en esos momentos de la compañía agradable de amigos o familiares, la persona que se siente sola se encuentra en ausencia de dicha compañía.
La cantidad y la calidad de las relaciones son cruciales a la hora de explicar la soledad no deseada
  • La cantidad de relaciones con otras personas constituye un factor determinante para explicar la soledad juvenil, principalmente, en el campo de la amistad, pero también en el familiar y en el entorno de trabajo o estudio. El 55,4% de las personas que se sienten solas consideran que tienen un menor número de amistades que las deseadas, comparado con tal solo el 13,9% de las personas que no sienten soledad. A la inversa, casi la mitad de las personas que se sienten solas no se encuentran insatisfechas con su número de amistades (un 44,6%), y para la mayoría, la cantidad de relaciones en el ámbito familiar y de estudio/trabajo es la adecuada (60,2% y 61,8%, respectivamente).
  • En relación con la calidad de las relaciones, el porcentaje de jóvenes con insatisfacción respecto a estas, es mucho mayor entre quienes sienten soledad no deseada frente a los que no. La insatisfacción es especialmente elevada en cuanto a las relaciones en el entorno familiar, seguido por el ámbito de trabajo o estudio y por el de la amistad. A este respecto, mientras que la amistad es “el ámbito más relevante para explicar la soledad no deseada en cuanto cantidad de las relaciones, resulta el menos relevante cuando se trata de la calidad”.
La calidad de las relaciones es un factor relevante, pero no determinante
  • La calidad de las relaciones es un factor relevante pero no determinante: la mayoría de las personas que sienten soledad, se sienten satisfechas con sus relaciones en el ámbito familiar, amistoso y de trabajo o estudio. Para los autores del estudio, estos datos contrastan con la percepción general, “extendida también en la propia juventud”, de que una mala calidad en las relaciones con otras personas es determinante para explicar la soledad no deseada. La soledad en la adolescencia y la juventud eleva la probabilidad de que se perciba negativamente el entorno social y su papel en las relaciones sociales, esto es, la propia calidad de las relaciones.
  • La inmensa mayoría (90,1%) de las personas que sienten soledad pueden recurrir a una persona en caso de problemas, porcentaje no muy inferior si se compara con el de las personas que no se sienten solas (97,2%), lo que, para los autores, “muestra que no se trata de tener conocidos a los que acudir”.
Existe una fuerte relación entre el acoso escolar o laboral y la soledad no deseada en la juventud
  • Las habilidades sociales y las actitudes hacia las relaciones sociales desempeñan un rol clave en la soledad juvenil. Para la gran mayoría de los/as jóvenes que se sienten solos/as (89,2%), saber comunicar los sentimientos o deseos a otras personas, impacta de forma importante en la soledad. A su vez, las personas que no sienten soledad tienen una confianza en los demás mucho mayor que las que se sienten solas.
  • Solo uno de cada tres jóvenes afirma sentirse cómodo pidiendo ayuda cuando siente soledad.
  • Los datos de esta encuesta revelan una relación entre el acoso escolar o laboral y la soledad no deseada en la juventud. Para sus autores, resulta ‘altamente significativo’ que el porcentaje de personas que han sufrido acoso escolar o laboral alguna vez en su vida sea casi el doble entre jóvenes que sufren soledad no deseada (un 58,1% ha sufrido acoso) que entre jóvenes que no la sufren (un 32,1% ha sufrido acoso).
  • A este respecto, la literatura evidencia que los y las adolescentes que sienten soledad no deseada sufren acoso, presencial o cibernético, y tienen un mayor riesgo de desarrollar ansiedad, depresión y/o desconfianza en los demás. Así, las experiencias de acoso tienen también un impacto muy relevante sobre el nivel de confianza hacia las personas (“personas que han sufrido acoso tienen un nivel de confianza en otras personas menor, tanto si sufren soledad como si no”).
  • El informe destaca otro dato preocupante: el 38,7% de los y las jóvenes reconoce haber sentido acoso escolar o laboral alguna vez en su vida. Para el Observatorio, este resultado evidencia la necesidad de “expandir y reforzar las políticas de prevención del acoso escolar y laboral, más aún, teniendo en cuenta sus potenciales efectos en el medio y largo plazo sobre la soledad no deseada de las víctimas”.
El informe destaca el impacto de la digitalización en la soledad entre los/as jóvenes
  • La digitalización ha impactado de forma importante en la forma de relacionarse, especialmente, entre los/as jóvenes: actualmente, un tercio de ellos/as usa las redes sociales más de tres horas diarias (si bien muchos jóvenes que no sufren soledad hacen uso también de las redes durante ese tiempo).
  • Para la mayoría de la juventud el tener demasiadas relaciones online con otras personas y estar constantemente pendientes de las redes, son factores que influyen ‘considerablemente’ en la soledad no deseada. No existe un consenso en torno a la influencia de la exclusión digital en la soledad.
  • La intensidad en el uso de las redes sociales parece tener una mayor influencia, si bien tampoco resulta determinante. En cambio, sí muestra que las relaciones sociales presenciales son más frecuentes entre jóvenes que no sufren soledad que entre jóvenes que sufren soledad, especialmente las relaciones de amistad. El porcentaje de jóvenes que se relaciona principalmente de manera presencial es mayoritario entre los jóvenes que no se sienten solos (79,8%), pero apenas supera la mitad entre los jóvenes que sí se sienten solos (55,9%). Las cifras confirman “la significatividad de la importancia de la presencialidad de las relaciones para la soledad”: los y las jóvenes que tienen relaciones con amistades principalmente online o a distancia tienen una probabilidad 2 veces mayor de sufrir soledad no deseada.
  • Las redes sociales basadas en imágenes, como Instagram o Snapchat, “tienen un mayor potencial de reducir la soledad debido a su mayor efecto en intimidad”, si se comparan con las redes sociales basadas principalmente en el texto, como Twitter (X) o Yik Yak.
  • Resulta paradójico el hecho de que la generación joven actual sufra mayor soledad que otros grupos de edad, “a pesar de disfrutar de tantas posibilidades de conectar y comunicarse a través del mundo digital”.
La prevalencia de soledad no deseada en jóvenes en situación de pobreza es casi el doble en comparación con aquellos/as que no se encuentran en esta situación
  • Se observa una relación entre nivel educativo y soledad: la juventud con educación universitaria experimenta los niveles más bajos de soledad. Por contra, estar cursando o no estudios en el momento presente no muestra una relación con la soledad no deseada.
  • Haber repetido curso alguna vez sí parece relacionarse con la soledad no deseada: la juventud que ha repetido curso alguna vez sufre una prevalencia de soledad no deseada 10 puntos superior a la que no ha repetido (31,0% frente a 21,3%). Asimismo, se detecta una relación con el abandono escolar temprano y con el rendimiento académico bajo.
  • La relación con la actividad laboral también tiene una correspondencia con la soledad no deseada: las personas en desempleo sufren una prevalencia de la soledad 5 puntos por encima que las que estudian o trabajan.
  • Esta relación es especialmente significativa con la pobreza: la prevalencia de soledad no deseada en jóvenes de hogares con dificultades económicas es aproximadamente el doble que entre jóvenes de hogares que llegan con facilidad a fin de mes (36% frente a 19,4%).
La prevalencia de problemas de salud mental en jóvenes que sienten soledad es 3,3 veces superior a la de aquellos/as que no se sienten solos
  • Existe una relación clara entre soledad no deseada y salud en la juventud. Los/as jóvenes que se sienten solos/as sufren un estado salud autopercibido mucho peor que aquellos/as que no. Entre la juventud que padece soledad, algo más de la mitad (52,4%) valora su estado de salud como muy malo, malo o regular, frente a un 21,9% que no sufre soledad.
  • Los autores consideran especialmente significativos los datos que evidencian la relación entre los problemas de salud mental y la soledad no deseada entre la juventud: la prevalencia de problemas de salud mental entre jóvenes que sufren soledad es 3,3 veces superior a la de aquellos/as que no sienten soledad.
  • De igual modo, las personas con problemas de salud mental percibida o diagnosticada tienen una probabilidad 2,5 veces mayor de sufrir soledad no deseada y las personas que perciben que sufren ansiedad o depresión un 89,2% más. La juventud que sufre soledad padece en su gran mayoría algún problema de ansiedad o depresión, un 77,8% de los casos, frente al 34,8% entre aquellos/as no sufren soledad.
  • Los y las jóvenes que se siente solos tiene un nivel de autoestima menor que quienes no sienten soledad.
La terapia psicológica tiene efecto preventivo sobre la soledad no deseada en jóvenes
  • La soledad no deseada también está relacionada con una mayor prevalencia de pensamientos y prácticas autolesivas, que son de 2,5 a 3 veces más frecuentes entre la juventud que sufre soledad no deseada que entre la que no. Los pensamientos sobre suicidio alcanzan a la mitad de la juventud (50,5%) que se siente sola, un dato alarmante para los autores de este estudio, teniendo en cuenta que el suicidio constituye la primera causa de mortalidad entre los y las jóvenes.
  • La asistencia a terapia psicológica es más frecuente entre jóvenes que sufren soledad, que en su mayoría han acudido alguna vez a terapia (67%).
  • De acuerdo con los autores de este informe, asistir a terapia psicológica tiene un efecto preventivo sobre la soledad. Dado este protagonismo de la salud mental entre las variables consideradas significativas por el modelo resulta esclarecedor que la asistencia a una terapia psicológica aparezca como un factor protector: el modelo muestra que las personas que nunca han ido a terapia tienen una probabilidad un 45,7% mayor de sufrir soledad que las que sí han ido. En cambio, la asistencia a una terapia psiquiátrica como factor protector y/o preventivo no resulta significativa para explicar la soledad
La discapacidad, la orientación sexual y el origen extranjero se relacionan de forma importante con la soledad no deseada
  • Se observa una importante relación entre la discapacidad, la orientación sexual y el origen extranjero con la soledad no deseada en jóvenes. Esta relación es especialmente fuerte con la discapacidad y menor en el caso del origen.
  • Más de la mitad de la juventud (54,2%) con discapacidad sufre soledad no deseada, la prevalencia de la soledad no deseada entre jóvenes LGTBI es mayor que entre jóvenes heterosexuales (39,7% frente a 22,7%) y la prevalencia de la soledad no deseada entre las personas jóvenes que han nacido en el extranjero -o cuyos padres han nacido en el extranjero-, es un 41% superior a la prevalencia entre jóvenes nacidos en España y de padres nacidos también en España.
  • Sin embargo, el análisis multivariante muestra que la discapacidad no es una variable significativa para explicar la soledad no deseada, en cambio, la orientación sexual y especialmente el origen sí lo son. Por último, la participación en entidades de la sociedad civil no parece tener un impacto relevante en la soledad no deseada, si bien no resulta ser un fenómeno mayoritario.
La soledad en jóvenes es multicausal

El informe destaca la dificultad de afirmar que la soledad juvenil se deba a una o dos causas específicas, señalando que, «por el contrario, es causada por una amplia diversidad de aspectos«. Esto implica que diferentes factores pueden favorecer una situación de soledad no deseada, pero no necesariamente causarla.

Atendiendo a los resultados de este estudio, el informe recoge una serie de soluciones y recomendaciones dirigidas a reducir la soledad no deseada en la juventud, propuestas por expertos y expertas en el ámbito (entre ellos/as psicólogos/as).

Partiendo de la premisa de que la soledad juvenil debe abordarse desde diferentes ámbitos de la política pública y de manera transversal (dada su relación con múltiples y distintas variables), plantean tres objetivos: Prevención mediante actuaciones orientadas a evitar que aparezca; detección llevando a cabo acciones para identificar casos de soledad juvenil, preferentemente de modo temprano; e intervención mediante actuaciones orientadas a la reducción de la soledad juvenil existente.

Proteger la salud mental infanto-juvenil, una de las principales recomendaciones para reducir la soledad juvenil

Algunas de las principales recomendaciones recogidas en el informe son:

  • Favorecer la educación emocional y la inclusividad en todos los tramos educativos, abordándolo de manera integral desde la perspectiva de la soledad y atendiendo a perfiles tradicionalmente discriminados.
  • Proteger la salud mental en la adolescencia y la juventud, fortaleciendo los sistemas de protección y de alerta temprana vinculados la salud mental. Estableciendo protocolos en las escuelas para detectar posibles casos de personas con problemas de salud mental, desajustes emocionales y prevención de conducta suicida, que impliquen la derivación a profesionales del campo de la psicología, así como de sistemas de seguimiento y mejora de la calidad, y reforzando los servicios de salud mental y de la oferta de terapia psicológica financiada con fondos públicos (bien a través del sistema público de salud bien a través de fórmulas de colaboración público-privada).
  • Fomentar las relaciones sociales mediante el ocio saludable, creando espacios de interacción social de la juventud o reforzando la financiación de actividades culturales y de ocio juvenil existentes.
  • Desarrollar servicios de atención juvenil orientados a reducir la soledad, impulsando servicios de información a la juventud, creando facilitadores de relaciones sociales u ofreciendo servicios de acompañamiento para las transiciones vitales.
  • Fomentar la participación juvenil, en el diseño y ejecución de políticas de soledad o simplificando a nivel administrativo el acceso de organizaciones juveniles a los recursos.
  • Reforzar las políticas educativas, de empleo y de inclusión social, dado que su impacto significativo sobre la soledad no deseada.

Se puede acceder al informe completo desde la página Web de SoledadES o bien directamente aquí:

Estudio sobre juventud y soledad no deseada en España

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