El pasado 28 de noviembre -apoyada por asociaciones de vecinos, sindicatos de la plataforma del Ayuntamiento de Madrid y sus organismos autónomos, entidades colaboradoras con el Instituto de Adicciones y la Agencia Antidroga, así como usuarios y familiares-, se convocó una marcha desde la sede principal de la Consejería de Sanidad hasta la sede del Área de Gobierno de Hacienda en la calle Alcalá, en la que participaron 500 personas, y que finalizó con la lectura de un manifiesto. El motivo, fue el Acuerdo firmado entre la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid, por el que se elimina la duplicidad de competencias entre ambos, y que comprende el traspaso a la Comunidad Autónoma de Madrid (CAM) de 7 Centros de Atención a Drogodependientes (CAD) que hasta ahora dependían del Instituto de Adicciones del Ayuntamiento de Madrid. Mediante este Acuerdo, la CAM asume tanto los centros como sus pacientes, pero no el personal laboral, tal y como se refleja en la Disposición Adicional Tercera del Proyecto de Ley de Presupuestos Generales en la CAM para el 2013, referente al Personal transferido. La eliminación de puestos de trabajo de profesionales altamente cualificados, entre ellos, 21 psicólogos, conlleva una serie de cambios en la modalidad de tratamientos, que afecta principalmente a los usuarios y a sus familias, tales como la reducción del tiempo de tratamiento o la pérdida de personal de referencia en programas instaurados. Asimismo, deja sin posibilidad de comenzar o continuar tratamientos de deshabituación a gran cantidad de personas con adicción. Con esta transferencia de competencias, se teme que la Red de Atención a la Drogodependencia deje de ser un referente de calidad (avalado recientemente por el reconocimiento del sello de Excelencia Europea 400+). |
La importancia de reforzar los programas de promoción de la salud relacionados con el chemsex
Es esencial priorizar el chemsex en los programas de salud pública, que deben considerar las diferentes formas de sesiones con sus diferentes riesgos y prevalencia, así como la dimensión cultural inherente (…)