Mutismo selectivo: pautas para abordarlo
31 May 2023

¿Qué es el mutismo selectivo y qué pautas se pueden llevar a cabo para abordarlo? El mutismo selectivo puede dar lugar a un gran sufrimiento psicológico y afectar al rendimiento académico de los alumnos. Por este motivo, resulta esencial detectarlo a tiempo y trabajar de manera coordinada en los diferentes contextos en los que se desenvuelve el menor. Así lo explica la National Association of School Psychologists (NASP) en una guía de ayuda para padres, madres y cuidadores.

El mutismo selectivo es un trastorno de ansiedad en el que los menores tienen dificultad para hablar en situaciones específicas, como en la escuela. Esto es así, a pesar de que pueden hablar adecuadamente en situaciones donde se sienten cómodos, como en casa. Este trastorno no es simplemente timidez y no se supera con el tiempo. Los niños y niñas diagnosticados con mutismo selectivo también pueden tener mayor riesgo de desarrollar otros trastornos de ansiedad o del habla. De este modo, si no se abordan los síntomas a largo plazo, puede haber un mayor riesgo de ansiedad adicional. Asimismo, se pueden presentar otros problemas de salud mental y de comportamientos de rechazo escolar. En la etapa adolescente, puede aumentar el riesgo de uso de alcohol u otras sustancias para manejar los síntomas de ansiedad.

Según se especifica en la publicación, los comportamientos que se puede observar en un niño o niña con mutismo selectivo pueden ser diferentes en cada menor. No obstante, suelen incluir:

  • Dificultad para responder a preguntas de adultos o compañeros.
  • Dificultad para compartir información de forma independiente con adultos o compañeros.
  • Problemas para hablar con personas con las que no están familiarizados o se sienten menos cómodos.
  • Dificultad para hablar a todo volumen.
  • No participar en actividades que requieran movimiento, como gesticular o bailar.
  • Dificultad para pedir ayuda u obtener permiso para ir al baño o a la enfermería.
Niño serio en el aula
Fuente: Pexels. Autor: Anastasia Shuraeva. Fecha: 18/05/2023

La guía de la NASP define el papel que pueden desempeñar los diferentes adultos y profesionales que están en contacto con estos niños y niñas. En este sentido, las recomendaciones pueden resultar de utilidad para los psicólogos y psicólogas educativos, los padres, el profesorado y los profesionales especialistas del lenguaje.  

En relación con los psicólogos y psicólogas educativos, pueden proporcionar una ayuda muy valiosa en el apoyo del alumno o alumna con mutismo selectivo. Estos profesionales pueden trabajar con el profesorado para reconocer los síntomas, observar los comportamientos en el aula y compartir información con los padres. Los psicólogos y psicólogas escolares también pueden ofrecer recomendaciones sobre la necesidad de establecer adaptaciones curriculares o planificar intervenciones que se puedan llevar a cabo en el entorno escolar. Además, pueden colaborar con proveedores externos, como pediatras o terapeutas, para comunicar las observaciones del funcionamiento del niño o niña en la escuela y trabajar de manera coordinada en diferentes entornos.

Según la NASP, los profesionales de la Psicología educativa:

  • Están cualificados para ayudar a planificar los objetivos y metas respecto a la mejora de la comunicación del menor.  
  • Pueden colaborar en intervenciones de desvanecimiento. Esta técnica implica la introducción gradual del habla en situaciones sociales específicas, comenzando con situaciones menos estresantes y avanzando hacia situaciones más desafiantes.
  • Pueden ofrecer asesoramiento al personal escolar sobre las prácticas adecuadas en el aula.
  • Pueden facilitar la comunicación entre padres y madres, profesores y profesionales externos.
  • Pueden participar en el seguimiento de los progresos y en el ajuste de los objetivos a medida que el niño va alcanzando metas.
  • Pueden participar en la planificación y preparación del alumnado con mutismo selectivo a las transiciones a nuevas aulas cada año, para reducir la ansiedad que puedan generar estos cambios.

Por su parte, los cuidadores del menor son quienes mejor conocen al niño o niña, sus intereses y la mejor manera de comunicarse con él o ella. En este sentido, los padres, madres o cuidadores pueden informar al centro educativo sobre cómo es la comunicación del niño o niña cuando habla en casa y los enfoques que han tenido más éxito. Asimismo, también pueden participar en los primeros pasos y en ofrecer oportunidades para practicar el habla; por ejemplo, incentivando al menor a salir a jugar con compañeros de la escuela o animándole a practicar cómo pedir comida en un restaurante.

Los cuidadores también pueden participar en la búsqueda de un profesional externo especializado en salud mental para recibir un diagnóstico formal y, de esta manera, obtener más apoyo para controlar la ansiedad y las dificultades de comunicación del hijo o hija. Por último, el cuidador también puede participar en la aplicación del sistema de refuerzo de la conducta del menor. Por ejemplo, se puede ofrecer recompensas deseadas (como una actividad especial o un objeto pequeño) en casa cada vez que el menor muestre avances en su comunicación en la escuela.

Es importante que los padres, madres y el profesorado trabajen juntos para crear un ambiente de apoyo para el niño o niña con mutismo selectivo, fomentando la comunicación abierta y brindando oportunidades para que el menor participe activamente en actividades sociales.

Según el texto, no todos los niños con mutismo selectivo van a necesitar la intervención de un especialista en lenguaje. No obstante, este especialista puede proporcionar una evaluación valiosa para ayudar a determinar si los síntomas parecen consistentes con mutismo selectivo y para entender mejor si hay preocupaciones subyacentes del habla o del lenguaje para el niño o niña.

Se puede consultar la guía en la Web de la NASP y aquí.

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