Nuevas directrices de la APA para el tratamiento psicológico del dolor musculoesquelético crónico
08 Jul 2025

Más de una de cada cinco personas adultas en EE.UU. sufre dolor la mayoría de los días o todos los días. Además de su elevado impacto personal, el dolor crónico supone una carga económica enorme: se estima que le cuesta a la economía estadounidense entre 560.000 y 630.000 millones de dólares anuales. Con estos datos, la Asociación Americana de Psicología (APA, American Psychological Association) ha publicado una nueva guía de práctica clínica que marca un hito en el tratamiento del dolor musculoesquelético crónico, el tipo de dolor persistente más común entre los adultos. Este documento ofrece recomendaciones basadas en la evidencia científica sobre intervenciones psicológicas y no farmacológicas, reconociendo el papel fundamental de la psicología en el abordaje integral del dolor crónico.

Un problema de gran magnitud

El dolor crónico es una condición generalizada que afecta a más de uno de cada cinco adultos estadounidenses de manera cotidiana. Además de su impacto físico y emocional, representa un coste económico colosal: entre 560.000 y 630.000 millones de dólares anuales, según un informe de la National Academy of Medicine.

El nuevo conjunto de directrices se centra específicamente en el dolor musculoesquelético crónico, que incluye el dolor en músculos, articulaciones y huesos, tanto si está relacionado con una lesión identificable como si no. Se trata de una condición compleja que repercute directamente en la calidad de vida de las personas, afectando su funcionalidad, salud mental, desempeño laboral y vida familiar.

dolor musculoesquelético crónico
Foto: freepik. Diseño: freepik. Fecha: 11/06/25
Tratamientos recomendados: énfasis en la Psicología

La APA ha basado su guía en tres revisiones sistemáticas rigurosas sobre tratamientos no farmacológicos, intervenciones psicológicas y estrategias de autogestión del dolor crónico. Tras este análisis exhaustivo, identifica tres tipos de intervenciones como primeras líneas de tratamiento:

  • Terapia cognitivo-conductual (TCC): Recomendación prioritaria por encima de otros tratamientos habituales. La TCC ha demostrado mejoras significativas en el funcionamiento físico y emocional. Incluye componentes como psicoeducación, entrenamiento en relajación, reestructuración cognitiva y planificación de acciones para el manejo del dolor.
  • Intervenciones multicomponentes de autogestión: Estas combinan educación del paciente, componentes físicos como estiramientos o ejercicios, y tratamiento psicológico centrado en las emociones, cogniciones y comportamientos relacionados con el dolor. Su objetivo es dotar al paciente de herramientas de afrontamiento, fomentar la autocompasión y enseñar técnicas de manejo del estrés.
  • Ejercicio físico supervisado (en casos específicos): Se recomienda especialmente en pacientes con dolor lumbar crónico o dolor por artrosis de rodilla. En estos casos, la práctica regular y adaptada puede prevenir el empeoramiento del dolor y mejorar el rango de movimiento y la capacidad funcional.

Para el dolor lumbar, también se recomienda la combinación de ejercicio y terapia psicológica, incluyendo la relajación muscular progresiva y la terapia operante, que emplea refuerzo positivo para incentivar comportamientos saludables como la actividad física.

Más allá del dolor físico: salud mental y funcionamiento emocional

Uno de los aportes más significativos de esta guía es el énfasis en los resultados funcionales y el impacto del dolor en distintas esferas de la vida del paciente, no solo en variables físicas como el rango de movimiento. Se incluyen aspectos como la ansiedad, la depresión, la ira, la evitación por miedo al dolor, los pensamientos catastróficos y la aceptación del dolor, lo cual evidencia una perspectiva psicológica integral.

La doctora Kathryn Mueller, miembro del panel y especialista en medicina preventiva, subraya la necesidad de evaluar cómo el dolor afecta el desempeño en áreas clave como el trabajo, la familia o el ocio, en lugar de centrarse únicamente en medidas biomédicas. Evaluar el funcionamiento psicológico, emocional y social permite diseñar tratamientos más ajustados a las necesidades reales del paciente y mejorar su calidad de vida.

El modelo de decisión compartida y la atención centrada en la persona

La guía enfatiza la importancia de un modelo de toma de decisiones compartida entre profesionales sanitarios y pacientes. Los miembros del panel, compuesto por expertos en psicología, medicina, enfermería y trabajo social, así como personas con experiencia directa en el manejo del dolor, destacan que el abordaje debe ser personalizado y multidimensional.

Penney Cowan, defensora de los derechos de pacientes y miembro del panel, recalca que vivir con dolor crónico rara vez se resuelve con una única terapia. En la práctica clínica, las personas se benefician de combinaciones de tratamientos adaptados a sus necesidades, preferencias y circunstancias, lo cual demanda flexibilidad, escucha activa y coordinación entre profesionales.

La necesidad urgente de más y mejor investigación

Pese a la existencia de terapias ampliamente utilizadas como la terapia de aceptación y compromiso (ACT), la guía no puede recomendar formalmente su uso debido a la baja calidad de la evidencia científica disponible. Esta situación se repite con otras intervenciones como el masaje, la terapia con láser de baja intensidad, el Tai Chi, el Qi Gong y la formación en habilidades de afrontamiento del dolor en casos de artrosis de rodilla.

“No se trata de que estas terapias no funcionen”, aclara el Dr. Ravi Prasad, presidente del panel, “sino de que necesitamos estudios más sólidos, con mejores comparaciones y medidas de resultado funcionales”.

Entre las limitaciones comunes de los estudios existentes se incluyen el tamaño reducido de las muestras, la falta de grupos de comparación adecuados y la ausencia de indicadores funcionales que reflejen el impacto del dolor en la vida diaria. La falta de una definición estandarizada de “tratamiento habitual” dificulta la interpretación y comparación entre estudios, y muchas investigaciones clínicas no reflejan el enfoque combinado que se emplea habitualmente en contextos reales.

Consideraciones sociales y de accesibilidad

La guía también aborda la importancia de adaptar los tratamientos a las características y contextos de los pacientes, teniendo en cuenta factores como la ubicación geográfica, identidad de género, orientación sexual, nivel socioeconómico, etnia, situación de discapacidad y acceso a servicios.

Se destaca la conveniencia de un enfoque interdisciplinario idealmente coordinado, en el que los distintos profesionales trabajen con objetivos comunes y compartan información clínica. Aunque en la práctica la atención suele organizarse en equipos multidisciplinares sin una coordinación sistemática, sistemas que faciliten la comunicación y el seguimiento conjunto pueden mejorar significativamente la calidad de la atención.

Conclusiones

La nueva guía de la APA representa un avance fundamental en la integración de la psicología dentro del tratamiento del dolor musculoesquelético crónico. Las intervenciones psicológicas como la TCC y las estrategias de autogestión no solo ofrecen beneficios clínicos, sino que empoderan al paciente, reducen el uso de opioides, mejoran la salud mental y aumentan la calidad de vida.

A la espera de nuevas investigaciones que refuercen la evidencia sobre otras terapias, la guía invita a los y las profesionales sanitarios/as a adoptar un enfoque centrado en la persona, basado en la ciencia, la empatía y la colaboración activa.

Fuente: Pappas, S. (2025). Chronic musculoskeletal pain: Recommendations for nondrug treatment. APA Monitor on Psychology, 56 (4). American Psychological Association.

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