Un estudio reciente publicado en el Journal of Personality and Social Psychology, sugiere que los individuos con creencias políticas extremistas (ya sean de izquierda o de derechas) procesan la información política de maneras muy similares, a pesar de sus diferencias ideológicas.
El artículo, titulado Politically extreme individuals exhibit similar neural processing despite ideological differences(Personas políticamente extremas muestran un patrón neuronal similar, a pesar de sus diferencias ideológicas), (Daantje de Bruin & Oriel FeldmanHall, 2025), plantea que el extremismo ideológico está acompañado de patrones cerebrales y fisiológicos similares, más allá del contenido ideológico específico de las personas que los exhiben.
Metodología: neuroimagen, activación (arousal) y sincronía neuronal.
El estudio incluyó a 44 participantes con actitudes políticas extremas (que cubrían ambos extremos del espectro ideológico). A cada participante se le presentaba un fragmento de un debate político a la vez que se registraban sus respuestas mediante una resonancia magnética funcional (fMRI), medida de la conductancia de la piel (un indicador de activación emocional y el sistema nervioso simpático) y la sincronía cerebral entre individuos.

Los resultados, según indican los autores, mostraban que aquellas personas con puntos de vista más extremos exhibían una mayor activación en las regiones vinculadas al procesamiento afectivo —como la amígdala, la región periacueductal gris y la corteza temporal posterior superior— al exponerse a contenido políticamente cargado y significativo. Además, muestran que aquellas personas que tenían ideas extremistas, incluso cuando no comparten ideología, mostraban un aumento en la sincronía en la corteza temporal posterior superior durante la tarea.
Un elemento importante es que esta sincronía se modulaba por la activación fisiológica: una mayor respuesta de conductancia de la piel se relacionaba con el extremismo compartido y la sincronía neural.
Los participantes con posturas ideológicas moderadas, en cambio, mostraron respuestas neuronales más diversas y menor reactividad frente al lenguaje polémico.
Principales resultados e implicaciones.
Aunque los extremos ideológicos suelen entenderse como diametralmente opuestos, este trabajo pone de manifiesto que, paradójicamente, las personas con creencias muy polarizadas comparten patrones de activación cerebral similares entre sí -con independencia del del contenido ideológico de cada una- que aquellas personas con creencias moderadas.
Los autores interpretan estos hallazgos como evidencia de que lo que subyace al extremismo no es tanto el contenido de las creencias y posturas políticas, como la manera en la que el cerebro responde emocionalmente a estímulos políticamente cargados de significado. En otras palabras, las personas más extremistas pueden “ver el mundo a través de una misma lente intensa”, y esta visión está impulsada por la afectividad compartida.
Relevancia para la psicología política y aplicaciones.
A pesar de las limitaciones del estudio, desde la perspectiva de la psicología, estos hallazgos sugieren que las dinámicas relacionadas con el extremismo no son únicamente cognitivas, sino que están mediatizadas fuertemente por aspectos emocionales y fisiológicos. En una posible aplicación psicológica, reconocer que los extremos opuestos pueden estar compartiendo mecanismos afectivos, podría abrir vías de cara a las estrategias de diálogo, regulación emocional o mediación.
Además, el estudio permite plantear nuevas hipótesis de investigación: ¿pueden las técnicas de modulación de reactividad emocional (por ejemplo, el mindfulness o el biofeedback) reducir la tendencia al pensamiento polarizado?
Fuente.
De Bruin, D., & FeldmanHall, O. (2025). Politically extreme individuals exhibit similar neural processing despite ideological differences. Journal of Personality and Social Psychology. Advance online publication. https://doi.org/10.1037/pspa0000460
