¿Por qué puede diagnosticarse erróneamente el comportamiento disruptivo?
02 Jul 2024

Hay una creencia generalizada en que los niños y niñas que se portan mal o hacen berrinches están enfadados o son desafiantes. Como resultado, se les puede llegar a diagnosticar un trastorno negativista desafiante, que podría ser erróneo. Sin embargo, las rabietas y los desafíos en niños y niñas pueden ‘enmascarar’ problemas que no son evidentes para el personal docente ni para los padres. Así lo afirma el Instituto de la Mente Infantil (Child Mind Institute), en un artículo publicado en su Centro de Recursos para las Familias, a través del cual aborda el diagnóstico erróneo del comportamiento disruptivo en niños y niñas, y recoge una serie de recomendaciones para identificar qué puede generar este tipo de conducta en los y las menores.

Tal y como señalan los autores del artículo, la mayoría de los/as niños/as tienen rabietas o arrebatos emocionales ocasionales. Pero cuando esta conducta se da de forma repetida, se muestran desafiantes o no pueden controlar su temperamento, esto puede afectar a su desempeño en la escuela y causar graves problemas familiares.

Ante esto, el primer desafío para ayudar a un niño/a a controlar mejor su comportamiento es “comprender por qué hace lo que hace”. Así, del mismo modo que un dolor de cabeza o una fiebre pueden ser causados ​​por muchas cosas, los arrebatos frecuentes (denominados “desregulación emocional” por los profesionales) pueden reflejar una serie de problemas subyacentes diferentes. El instituto destaca que, en muchos casos, el comportamiento disruptivo, e incluso explosivo, surge de una ansiedad o frustración que puede no ser evidente para los padres o los profesores.

comportamiento disruptivo

Fuente: freepik. Foto: freepik. Fecha: 28/06/24

En este sentido, y destacando la trascendencia de comprender “qué hay realmente detrás de los problemas de conducta infanto-juvenil para poder tratarlos de forma eficaz”, recoge una serie de diagnósticos que suelen asociarse con el comportamiento disruptivo en niños y niñas:

El diagnóstico común: trastorno negativista desafiante

A menudo se cree que los niños y niñas que atacan o se niegan a seguir instrucciones tienen un trastorno negativista desafiante, caracterizado por un patrón de comportamiento negativo, hostil o desafiante. Los niños con trastorno negativista desafiante, pierden la paciencia con frecuencia, discuten con adultos, se enfadan fácilmente o desobedecen de forma activa las peticiones o reglas. Para recibir este diagnóstico, el comportamiento disruptivo debe ocurrir durante al menos seis meses. Sin embargo, hay otros problemas que pueden llevar a que los niños tengan una conducta desafiante o pierdan el control en la escuela o en el hogar.

Trastorno de ansiedad

Si un niño/a presenta un trastorno de ansiedad, puede tener dificultades para manejar situaciones estresantes. Por ejemplo, es posible que se niegue a hacer lo que se le pide o intente huir porque tiene miedo. En el caso de la ansiedad social, pueden llegar a gritarle a otro niño si la socialización se vuelve demasiado estresante.

Los niños con trastornos de ansiedad tienen importantes dificultades para afrontar situaciones que les provocan angustia. Cuando un niño con un trastorno de ansiedad no tratado se encuentra en una situación que le provoca ansiedad, puede volverse negativista, en un esfuerzo por escapar de esa situación o evitar la fuente que le provoca un miedo tan agudo.

Por ejemplo, los niños y niñas con una ansiedad social importante, pueden arremeter contra otro niño si se encuentran en una situación difícil. Los niños con trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) pueden enfadarse mucho y gritar a sus padres cuando no les brindan la seguridad constante y repetitiva que utilizan para controlar sus miedos obsesivos.

Tendemos a asociar la ansiedad con los niños que se congelan, evitan cosas que les temen o se aferran a sus padres, señala Rachel Busman, PsyD, psicóloga clínica. «Pero también se pueden ver rabietas y crisis totales». La sociedad tiende a relacionar la ansiedad con niños retraídos que evitan las cosas que temen o que se aferran a sus padres, pero ésta puede manifestarse a través de rabietas e importantes crisis emocionales.

Especialmente, en el caso de niños/as que no saben cómo -o no pueden- expresar sus sentimientos, o porque sienten que nadie los escucha, pueden manifestar su ansiedad con una desregulación conductual.

Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH)

Los niños y niñas con TDAH tienen dificultades para controlar sus impulsos. Les cuesta esperar su turno, interrumpen con frecuencia a los demás, expresan comentarios inadecuados, actúan sin pensar en las consecuencias y pueden llegar a arrebatarles cosas a otros/as niños/as. Asimismo, les cuesta concentrarse en las tareas escolares y se aburren con facilidad. Todo esto, puede provocar un comportamiento disruptivo, que, con frecuencia, se interpreta como una conducta desafiante.

Estos síntomas son más el resultado de sus habilidades de funcionamiento ejecutivo limitadas (su capacidad para pensar en el futuro y evaluar el impacto de su conducta) que de un comportamiento negativista deliberado.

El Instituto advierte de que la falta de concentración, la incapacidad para completar una tarea y la escasa tolerancia a la frustración y al aburrimiento, entre otros aspectos, pueden contribuir a la escalada hacia un arrebato explosivo.

Dificultades de aprendizaje

Si un niño o niña se porta mal en el centro educativo, podría tener una dificultad del aprendizaje no diagnosticada. Es posible que se nieguen a seguir las instrucciones o a realizar una tarea en el aula porque se sienten frustrados, o para ocultar sus dificultades haciendo que sus profesores se centren únicamente en su comportamiento.

A modo de ejemplo, si tienen dificultades importantes para dominar las habilidades matemáticas y que tratar de resolver sin éxito los problemas los vuelve muy frustrados e irritables.

Si un niño tiene problemas con la escritura, las matemáticas o la lectura, en lugar de pedir ayuda o admitir que está estancado, puede romper la hoja de los deberes escolares, o discutir con algún compañero, para crear una distracción y evitar “exponer su vulnerabilidad”.

En estos casos, si se presta atención a cuándo sucede el comportamiento problemático, se puede detectar un problema de aprendizaje, añade.

Problemas de procesamiento sensorial

Los niños que tienen problemas para procesar la información sensorial pueden reaccionar de forma extrema, cuando sus sentidos se sienten abrumados. Por ejemplo, pueden gritar si se mojan la cara, tener rabietas violentas cada vez que se les intenta vestir, estrellarse contra las paredes e incluso contra personas, y meterse en la boca cosas no comestibles, incluidas piedras y pintura.

Además de las rabietas y los cambios de humor, los niños con problemas de procesamiento sensorial también corren el riesgo de huir de un lugar cuando el entorno se vuelve demasiado incómodo para ellos. La respuesta de “luchar o huir” puede aparecer cuando se sienten sobrecargados de información sensorial y sus reacciones de pánico pueden ponerlos en peligro real.

Fuente: Child Mind Institute

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