Miguel Clemente Díaz Editorial: Pirámide 200 páginas Este libro realiza una propuesta sobre cómo la psicología es capaz de aportar el fundamento teórico del derecho y, además, añade conocimientos en clave psicológica a los que se acercan por primera vez al derecho y al sistema jurídico, debido a su formación específicamente psicológica. El campo del derecho siempre ha sido árido para el psicólogo y el estudiante de psicología, ya que ambas ciencias poseen concepciones del hombre y metodologías distintas, y han creado teorías explicativas diferentes. |
Por otra parte, mientras que la psicología jurídica nace fundamentalmente desde la medicina y el derecho como una necesidad de apoyarse en una explicación de la conducta humana -siendo curiosamente la psicología la menos interesada históricamente en tener presencia dentro del campo judicial-, no es menos cierto que las modernas corrientes jurídicas le reclaman a la psicología -y en especial a la psicología social- un papel aún más importante: ser una teoría explicativa de por sí del derecho.
El derecho regula las relaciones humanas, la psicología estudia el comportamiento humano y la psicología social, en concreto, investiga las relaciones humanas pero no sólo su regulación. Es por ello por lo que tanto la psicología como la psicología social pueden aportar al derecho una base teórica de la que, debido a su funcionalidad y carácter positivista, ha estado ausente de manera habitual.