En una era marcada por la hiperconectividad y la omnipresencia de las redes sociales, ha surgido un fenómeno que, aunque a primera vista pueda parecer inofensivo, encierra importantes implicaciones para la privacidad, seguridad y bienestar de niños, niñas y adolescentes: el sharenting. Esta práctica, que combina los términos sharing y parenting, se refiere al hábito de los padres de compartir en redes sociales contenido —fotografías, vídeos, datos personales— sobre la vida de sus hijos e hijas.
Este fenómeno emergente ha ganado relevancia en la sociedad. Con el fin de analizar la evidencia empírica existente sobre el sharenting, las investigadoras de la Universidad del País Vasco, Alba Martínez-Losa Arpón y Edurne Elgorriaga Astondoa, han llevado a cabo un estudio, a través del cual abordan esta problemática desde una perspectiva científica mediante una revisión sistemática de la literatura empírica publicada en los últimos años, identificando riesgos, factores asociados y propuestas de intervención.

El trabajo, publicado en la revista Papeles del Psicólogo, sigue el protocolo PRISMA y se centra en tres bases de datos fundamentales en el ámbito psicológico: Web of Science, Scopus y PsycInfo. De un total de 295 artículos identificados, solo 12 cumplen con los criterios de inclusión: estudios cualitativos o cuantitativos directamente relacionados con el fenómeno del sharenting, excluyéndose aquellos centrados en legislación, marcas o revisiones previas.
Los artículos revisados abarcan un período de ocho años (2016-2024), aunque la mayoría (11 de 12) fueron publicados a partir de 2020, lo que pone de relieve el creciente interés académico por este fenómeno. La investigación se distribuye principalmente en países europeos (8 estudios) y Estados Unidos (4 estudios), y abarca desde la población general hasta perfiles de celebridades y creadores de contenido.
Implicaciones psicológicas y emocionales
Uno de los aspectos más preocupantes del sharenting, tal y como señala el estudio, es su potencial impacto psicológico sobre los menores. La exposición constante a redes sociales, sin su consentimiento, puede generar incomodidad, vergüenza e incluso deterioro en las relaciones familiares. En este sentido, la investigación de Garmendia et al. (2022) reveló que muchos niños expresan malestar por la publicación de contenido sobre ellos, llegando incluso a pedir su retirada.
Además, el sharenting puede desembocar en formas de maltrato psicológico, como se documenta en el estudio de Stormer et al. (2023), que analiza vídeos en redes donde se evidencia un trato inadecuado hacia menores con el objetivo de aumentar la interacción de la audiencia. Este tipo de contenido no solo promueve prácticas cuestionables, sino que refuerza su reproducción a través de la atención social recibida.
La investigación de Doğan Keskin et al. (2023) va un paso más allá, sugiriendo que el sharenting puede ser percibido como una forma de negligencia o abuso cuando se realiza sin tener en cuenta los efectos emocionales y el consentimiento de los menores. Más del 80% de los y las participantes en este estudio consideraron que estas prácticas pueden implicar un riesgo de abuso o negligencia infantil.
Privacidad y seguridad digital comprometidas
Diversas investigaciones revisadas alertan sobre el riesgo que supone compartir información personal de menores en plataformas de acceso público. Datos como nombre completo, fecha de nacimiento o imágenes reconocibles pueden conformar una huella digital que perdure durante años y esté sujeta a usos indebidos.
Stormer et al. (2023) documentaron cómo algunos usuarios guardan vídeos de hijos/as de otras personas para verlos posteriormente, lo que plantea serias dudas sobre la seguridad y el destino final de dicho contenido. A ello se suma la investigación de Kopecky et al. (2020), que mostró que una proporción significativa de padres en España y la República Checa compartía imágenes de sus hijos e hijas sin considerar los riesgos a la intimidad infantil.
Factores que predicen el sharenting
El estudio identifica una serie de factores sociodemográficos y comportamentales que predisponen a la práctica del sharenting. Entre ellos destacan: edad joven de los progenitores, estilos de crianza permisivos, redes sociales públicas con un alto número de seguidores, uso desorganizado o excesivo de plataformas digitales y condición de figura pública (especialmente, entre celebridades e influencers, que integran a sus hijos como parte del contenido ofrecido a su audiencia).
El género también parece influir en el tipo de contenido: mientras las madres tienden a centrarse en aspectos como la ropa o los juguetes, los padres publican sobre momentos divertidos. Sin embargo, ambos perfiles muestran afecto de manera similar.
Una preocupación también legal y ética
Desde el punto de vista normativo, el sharenting entra en conflicto con diversas leyes de protección de la infancia. En España, la Ley Orgánica 8/2021 protege explícitamente la integridad física, psíquica, psicológica y moral de los y las menores, asegurando su derecho al libre desarrollo de la personalidad y previniendo cualquier forma de violencia.
Asimismo, la LOPDGDD establece que el tratamiento de datos personales de menores solo es válido con su consentimiento si tienen más de 14 años, y en caso contrario, se requiere el consentimiento del titular de la patria potestad. Sin embargo, incluso con consentimiento, la Ley Orgánica 1/1996 advierte que no se puede difundir contenido que atente contra la intimidad, honra o reputación del menor.
Propuestas de intervención desde la psicología
La psicología no solo contribuye al análisis del sharenting, sino también al diseño de estrategias preventivas y de intervención. Williams-Ceci et al. (2021) evaluaron intervenciones dirigidas a reducir el sharenting y concluyeron que los vídeos educativos acompañados de una reflexión personal por parte de los padres eran eficaces para disminuir la predisposición a publicar contenido.
El artículo sugiere, desde un enfoque psicológico y educativo, implementar talleres psicoeducativos dirigidos a padres, promover la privacidad digital como valor familiar y explorar las dinámicas del sharenting en contextos terapéuticos y familiares.
También se resalta el papel de los influencers como posibles modelos de buenas prácticas. Las acciones anti-sharenting llevadas a cabo por algunas figuras públicas son valoradas positivamente por su audiencia y pueden contribuir a una mayor concienciación social (Van den Abeele et al., 2024).
Una llamada a la responsabilidad colectiva
El estudio concluye que el sharenting no puede reducirse a una simple forma de comunicación en redes. Implica consecuencias éticas, legales y psicológicas profundas para los y las menores, cuyas voces y derechos se deben priorizar. La necesidad de seguir investigando este fenómeno es urgente, así como la importancia de incorporar la perspectiva de los propios niños y niñas, considerar las variables de género y la diversidad cultural, diseñar estrategias que garanticen un entorno digital seguro.
El respeto a la infancia debe comenzar por la protección de su intimidad y seguridad, también —y especialmente— en el entorno virtual.
Se puede acceder al estudio completo desde la página web de la revista Papeles del Psicólogo, o bien directamente aquí:
Martínez-Losa, A., y Elgorriaga, E. (2025). Sharenting: un fenómeno que deja huella. Revisión sistemática. Papeles del Psicólogo/Psychologist Papers, 46(2), 146-154. https://doi.org/10.70478/pap.psicol.2025.46.17