Además de analizar el avance mundial en el desarrollo de políticas y estrategias nacionales para la demencia, el informe realiza una evaluación del progreso en la implantación de los planes adoptados en diversos países, incluido España, y en el desarrollo de campañas de sensibilización pública para reducir el estigma en torno a la demencia y promover la inclusión de esas personas en la comunidad, señalando que todavía queda mucho por avanzar en esta dirección. El informe también insiste en la necesidad de la puesta en marcha de iniciativas de prevención de la demencia centradas en la eliminación de los factores de riesgo como la obesidad y el consumo de tabaco, en la medida en que se ha demostrado que estas estrategias son coste-efectivas a largo plazo.
Finalmente, en el documento se abordan los principales obstáculos y oportunidades que supone la actual crisis sanitaria. A este respecto, los grupos más vulnerables a la mortalidad frente a la COVID-19 son las personas mayores de 65 años, las personas con afecciones subyacentes que incluyen demencia y los residentes de los centros de atención a personas mayores, por lo que la interrelación entre demencia y COVID-19 es muy estrecha. Por este motivo, los autores del informe remarcan la necesidad de mejorar la preparación frente a la pandemia y de desarrollar servicios de demencia de mejor calidad a lo largo de todo el proceso de cuidado: desde la prevención, el diagnóstico y el apoyo tras el diagnóstico hasta los cuidados al final de la vida.
Tal y como ha señalado Paola Barbarino, directora ejecutiva de ADI, “la COVID-19 no solo ha puesto en evidencia la magnitud de los desafíos que enfrenta la comunidad global de demencia; ha exacerbado los desafíos individuales de los millones de personas que viven con demencia. Los gobiernos del mundo deben trabajar de manera proactiva ahora, no solo para prepararse para el creciente número de personas que desarrollan demencia, sino para protegerse contra el impacto desproporcionado que tales pandemias tienen en la comunidad de demencia”.
En el texto, la Asociación Internacional de Alzheimer señala con preocupación que precisamente el colectivo de personas con demencia constituye un grupo especialmente vulnerable en estos momentos, en la medida en que, además de ser olvidados de los planes de atención, tienen un mayor riesgo de aislamiento social, un riesgo que se ha visto agravado por las exigencias de control de propagación de la COVID19. En esta línea, Asociación Internacional de Alzheimer considera que los gobiernos deben tener en cuenta las lecciones aprendidas con la pandemia y seguir destinando al menos el 1% del coste social de la demencia a la investigación.
Se puede acceder al informe en el siguiente enlace:
From plan to impact III. Maintaining dementia as a priority in unprecedented times |