Uso de tabaco y problemas de salud mental, nuevo informe de la OMS

26 Mar 2021

El consumo de tabaco es uno de los factores de riesgo de las enfermedades no transmisibles (ENT) y muestra interacciones complejas tanto con ellas como con los otros factores de riesgo. Por ejemplo, el consumo de tabaco y el consumo nocivo de alcohol suelen coexistir, y el tabaquismo es de dos a tres veces más frecuente entre las personas con problemas de salud mental en comparación con la población general. Fumar hace que las personas sean más vulnerables a desarrollar problemas de salud mental y, a su vez, la presencia de estos problemas hace que las personas sean más propensas a fumar.

Así lo afirma la Organización Mundial de la Salud en su informe titulado Tobacco use and mental health conditions, un documento a través del cual aborda la interacción entre las condiciones de salud mental y el consumo de tabaco, revisando la evidencia en torno a las intervenciones de control del tabaco dirigidas a personas con problemas de salud mental y estableciendo una serie de recomendaciones clave a la hora de implementar medidas políticas para reducir la prevalencia del tabaquismo en personas con problemas de salud mental. 

Autor: Basil MK Fuente: pexels Fecha descarga: 09/12/2020

De acuerdo con los datos de la OMS, el tabaquismo es uno de los principales factores de riesgo de muerte prematura y discapacidad, con 11,5 millones de muertes atribuibles al consumo de tabaco en 2015. Esto se debe a las serias y graves consecuencias asociadas con el tabaquismo, como la cardiopatía isquémica (para la que los fumadores tienen un riesgo entre 1,6 y 6,4 veces mayor), y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (con un riesgo entre 11,5 y 15,3 mayor al de los no fumadores).

Para la organización, estas cifras ponen de manifiesto, entre otras cosas, la importancia de situar el control del tabaco en el centro de la acción sobre las enfermedades no transmisibles (ENT) para prevenir la morbilidad y la mortalidad prematura.

Concretamente, las condiciones de salud mental afectan y, a su vez, se ven afectadas por otras ENT importantes. Los problemas de salud mental pueden ser tanto precursores como consecuencias de otras condiciones crónicas, tales como las enfermedades cardiovasculares, enfermedades pulmonares, diabetes y/o cáncer. Diferentes estudios revelan que, en comparación con la población general, los adultos con cualquier condición de la salud mental tienen una esperanza de vida de 5 a 10 años más corta y son más propensos a fumar.

La OMS indica que la esperanza de vida de las personas con problemas de salud mental graves es notablemente entre 15 y 20 años más corta que la de la población general. Una gran proporción de este exceso de mortalidad se debe a la coexistencia de otras ENT, todas las cuales pueden agravarse con el tabaquismo, que es considerado como una de las principales causas de exceso de mortalidad entre las personas con problemas graves de salud mental.

Tal y como señala en su informe, el vínculo claro entre el consumo de tabaco y todas las ENT constituye la base para establecer como objetivo de cara al año 2025, una reducción del 30% en el consumo de tabaco. Sin embargo, según proyecciones recientes, se prevé que la Región de Europa no cumplirá este objetivo, por lo que deben emprenderse acciones urgentes para cambiar estas tendencias durante los próximos seis años. Para lograr esta meta, la Organización Mundial subraya la trascendencia de promover la implementación de intervenciones de control del tabaco bajo un prisma de equidad que se centre en las poblaciones en riesgo, incluidas las personas con problemas de salud mental.

En esta misma línea, el documento expone que se han logrado avances importantes en el control mundial del tabaco. Así, en 2019, 136 países han implementado al menos una medida de política clave para controlar el consumo de tabaco, con una consecuente disminución constante de la prevalencia global del tabaquismo entre los adultos durante las últimas décadas. Igualmente, se ha observado una reducción en la prevalencia del tabaquismo entre las personas con problemas de salud mental, si bien no es tan significativa como en el caso de la población general. De hecho, la diferencia en la prevalencia del tabaquismo entre la población general y las personas con problemas de salud mental ha ido en aumento, ampliándose la diferencia porcentual entre ambos grupos.

Esto implica que las políticas de control del tabaco no han funcionado con tanta eficacia para las personas con problemas de salud mental, que, en palabras de la OMS “representan un grupo demográfico que se está quedando atrás en la lucha contra el tabaco”, de modo que deben tomarse medidas urgentes para solucionar este problema.

A este respecto, la evidencia señala la rentabilidad de la mayoría de las intervenciones dejar de fumar, siendo altamente eficientes para las personas con problemas de salud mental -al reducirse las tasas de mortalidad e incrementar la calidad de vida-, a un coste mucho menor en comparación con los beneficios.

El Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco (CMCT OMS) -tratado basado en evidencia firmado por 50 Estados Miembros de la Región Europea de la OMS-, establece varias estrategias regulatorias basadas en la evidencia para reducir la demanda de tabaco, la mayoría de las cuales pueden adaptarse a comunidades y grupos de población específicos. El CMCT de la OMS contiene diversas medidas de control del tabaco para los gobiernos, que incluyen, entre otras, la monitorización de las políticas de prevención y uso del tabaco, la protección de las personas del humo del tabaco, las advertencias sobre los peligros del mismo y el apoyo para dejar de consumirlo, o el cumplimiento obligado de las prohibiciones de la publicidad, la promoción y el patrocinio del tabaco.

Según manifiesta la OMS, a pesar de la abrumadora evidencia de que la legislación libre de humo reduce los daños del humo, más de las tres cuartas partes de los países de la Región de Europa no han implementado las políticas libres de humo recomendadas. No obstante, 50 países de la Región sí han ratificado el CMCT de la OMS, que describe medidas para espacios libres de humo.

Las recomendaciones políticas clave sugeridas en este informe para reducir la prevalencia del tabaquismo en personas con problemas de salud mental incluyen, entre otras medidas, garantizar servicios de salud completamente libres de humo, dirigirse a los profesionales de la salud mental a través de campañas de concienciación e intervenciones para el abandono del tabaco adaptadas a las personas con problemas de salud mental.

Con respecto a las campañas de concienciación dirigidas a profesionales de la salud mental, la Organización Mundial lamenta la promoción que se ha hecho de los cigarrillos en los entornos de atención de la salud mental durante bastante tiempo, manifestando que la industria tabacalera “ha estado suministrando cigarrillos gratuitos o de bajo costo a las instituciones psiquiátricas”. Asimismo, destaca la proporción significativa de profesionales de la salud mental que tienen conceptos erróneos, como pensar que los pacientes no están interesados en dejar de fumar y creer que dejar de fumar es demasiado para que los pacientes lo asuman. Algo que, a juicio de la OMS, contrasta con la evidencia que sugiere que las personas con problemas de salud mental están tan motivadas para dejar de fumar como la población en general. Además, muchos profesionales de la salud mental actúan como «malos modelos a seguir», por ejemplo, utilizando las pausas para fumar como una herramienta para construir relaciones terapéuticas con los/as pacientes.

Las actividades de marketing, investigación y relaciones públicas de la industria tabacalera son una fuente de información errónea y los gobiernos tienen la responsabilidad de informar a la comunidad sobre los productos y comportamientos nocivos. La Hoja de ruta de acciones para fortalecer la implementación del Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco en la Región de Europa 2015-2025 establece claramente la necesidad de invertir en campañas de información sobre el tabaco, y que los profesionales de la salud mental deben ser uno de los grupos destinatarios de dichas campañas. Dado que los/as pacientes pueden considerar a los profesionales sanitarios como modelos a seguir, es importante que dispongan de la información correcta sobre el abandono del tabaco para respaldar las medidas destinadas a reducir la prevalencia del tabaquismo entre los y las pacientes.

Atendiendo a que una parte importante de los profesionales de la salud tienen conceptos erróneos sobre el consumo de tabaco por parte de los pacientes en los servicios de salud mental, la Organización Mundial cree que es fundamental que los gobiernos inviertan en campañas de información para proteger a quienes corren mayor riesgo de sufrir las consecuencias negativas del tabaco para la salud.

Por otro lado, las advertencias de los paquetes de tabaco sobre posibles riesgos para la salud mental se erigen como herramientas críticas para la prevención y el abandono del tabaco. Las advertencias gráficas son muy eficaces para comunicar al público los riesgos para la salud que entraña fumar. Sin embargo, las advertencias en los paquetes han comunicado principalmente los riesgos físicos de fumar. Por tanto, estas advertencias deben ampliarse para incluir los riesgos para la salud mental del consumo de tabaco, como «la exposición pasiva al humo se asocia con un mayor riesgo de síntomas depresivos». Estos mensajes no solo permitirían a las personas con problemas de salud mental verse representadas en los envases y, por lo tanto, percibirse a sí mismas en riesgo, sino que también educarían al público en general sobre los graves riesgos para la salud mental que implica el consumo de tabaco.

En este proceso, es primordial identificar las barreras que impiden el acceso de las personas con problemas de salud mental a las intervenciones para dejar de fumar y las acciones políticas adecuadas para abordarlas. Dos aspectos clave identificados por los profesionales de la salud mental son la formación y asesoramiento para dejar de fumar y las opciones de apoyo comunitario para los/as pacientes.

A la luz de la evidencia, la OMS recomienda que los países integren las intervenciones para dejar de fumar en la atención primaria, especialmente para las personas con problemas de salud mental, integrando, por ejemplo, estos servicios en atención primaria y ofreciendo intervenciones personalizadas para este grupo de pacientes. A este respecto, una medida que resultaría altamente coste-eficaz y que ha sido puesta de relieve en los últimos años por el Consejo General de la Psicología, es la incorporación de psicólogos clínicos en este primer nivel asistencial de la salud.

Se puede acceder al informe a través del siguiente enlace:

Tobacco use and mental health. Policy brief (2020) 

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