Esta confluencia de factores sitúa a los niños en unas condiciones aún más vulnerables, al negárseles los derechos humanos básicos y fundamentales para asegurar su protección, salud, educación y desarrollo. Asimismo, los niños y niñas del mundo que abandonan la escuela y pasan a incorporarse en el trabajo infantil tienen enormes dificultades para salir de esta situación y retomar su vida anterior..
El trabajo infantil, además de atentar contra sus derechos fundamentales, supone un factor de riesgo para numerosas enfermedades físicas, así como la exposición a situaciones de riesgo para la salud, incluida una mayor exposición a la violencia, abuso y explotación. Por este motivo, el trabajo infantil implica una situación traumática y abrumadora para los niños y niñas afectados, cuyas secuelas en su salud física, en su salud mental y en su funcionamiento social perduran hasta la edad adulta.
Tal y como se señala en el texto, las organizaciones humanitarias deben invertir mayores esfuerzos para luchar contra este grave problema que perpetúa la pobreza entre generaciones y destruye los mecanismos de seguridad social y económica, impidiendo el avance hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Con esta finalidad, el texto elaborado por la Alianza internacional pretende dar a conocer las herramientas disponibles y buenas prácticas en materia de lucha contra el trabajo en la infancia.
“A pesar del progreso constante en la lucha mundial contra el trabajo infantil, la magnitud y el impacto del trabajo infantil en los países afectados por conflictos y desastres siguen siendo abrumadores. En los países afectados por conflictos armados, las tasas de trabajo infantil son un 77% más altas que el promedio mundial, mientras que la incidencia del trabajo peligroso es un 50% más alta”, señala el texto.
Se puede acceder a la guía en el siguiente enlace:
Preventing and Responding To Child Labour In Humanitarian Action
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