Tal y como advierte la OMS en su informe, la pandemia está imponiendo exigencias extraordinarias al personal sanitario, tanto física como mentalmente. De acuerdo con algunos estudios los/as profesionales de la salud están experimentando niveles más elevados de ansiedad (13,0% frente a 8,5%) y de depresión (12,2% frente a 9,5%) en comparación con los y las profesionales de otras áreas. La investigación muestra que hasta el 43% de los y las trabajadores de primera línea experimentan niveles significativos de ansiedad, con una prevalencia del 27% en enfermeras y del 17% en médicos.
Si bien se sabe poco sobre el personal laboral tanto de atención social como de atención primaria, los datos recogidos por la OMS indican que hasta el 40% del personal sanitario que trabaja en cuidados intensivos alcanzó el umbral clínico para el diagnóstico de trastorno de estrés postraumático, el 13% tuvo pensamientos suicidas, el 11% presentó ansiedad severa, el 7% tenía problemas con el alcohol y el 6% depresión.
Se ha observado un incremento en las tasas de ansiedad, miedo y angustia emocional relacionados con sentimientos de impotencia, de falta de apoyo y de equipos de protección personal (EPIs), con el trauma de la muerte relacionada con el COVID y con el miedo a transmitir el virus a amigos y familiares.
De acuerdo con la Organización Mundial, la pandemia presenta una amplia gama de riesgos para la salud mental y la seguridad de los trabajadores, y algunos grupos, como el personal laboral sanitario enfrentan más factores de riesgo que otros. Esto representa una amenaza muy real “no solo para la salud mental y el bienestar de los trabajadores, sino también para su capacidad para brindar una atención compasiva y eficaz a los usuarios del servicio y, en última instancia, para la disponibilidad de una fuerza laboral que ya es escasa”.
A este respecto, subraya la necesidad de soluciones a largo plazo para abordar el apoyo a la salud y el bienestar de los trabajadores sanitarios en toda Europa, y mitigar el impacto a largo plazo de la disminución de la calidad de vida mucho tiempo después de la pandemia.
En este sentido, los expertos ponen de relieve la importancia de la compasión, como una práctica de gestión buena, responsable y competente, y considerada una parte fundamental de los esfuerzos para apoyar y retener al personal sanitario. Así, una buena gestión puede ayudar a normalizar las reacciones de estrés del personal laboral cuando se enfrenta a situaciones muy desafiantes, como la pandemia.
El informe de la OMS recuerda que algunos/as trabajadores/as pueden cometer más errores bajo presión y recomienda a los gerentes y empleadores ser amables y no socavar la confianza y la autoestima de sus empleados, alentándoles, recompensándoles, elogiándoles y reconociendo que están haciendo un buen trabajo.
Asimismo, manifiesta, el bienestar del personal laboral mejora cuando los equipos están capacitados para brindar apoyo y apoyarse entre sí.
Se puede acceder al informe desde la página Web de la OMS o bien directamente a través del siguiente enlace:
Supporting the mental health and well-being of the health and care workforce |