DÍA MUNDIAL DEL PARKINSON- ENTREVISTA A LA PSICÓLOGA DE LA ASOCIACIÓN VALENCIANA DE PARKINSON

11 Abr 2008

Como lo viene haciendo con otras fechas señaladas, Infocop Online ha querido sumarse a la celebración del Día Mundial del Parkinson y ha entrevistado para sus lectores a Concepción de Salazar Antón, psicóloga de la Asociación Valenciana del Parkinson, con el objeto de conocer más de cerca la labor que se está llevando con estos enfermos.

ENTREVISTA

En primer lugar, nos gustaría preguntarle cuáles son los problemas psicológicos que con mayor frecuencia sufren los enfermos de Parkinson y cuáles serían las necesidades de estos afectados.

En la enfermedad de Parkinson se relacionan factores biológicos, psicológicos y sociales. Empezando por la edad de inicio (pudiendo aparecer antes de los 40 años en adelante), es importante destacar la severidad o gravedad, real y percibida, de esta enfermedad, la posibilidad de tener limitaciones e incluso deficiencias cognitivas en algunos casos (déficit atencional, función ejecutiva, etc.).

Las consecuencias derivadas de la medicación conllevan no sólo problemas físicos sino que, en ocasiones, llevan a desarrollar alteraciones psicológicas tales como las alucinaciones, etc. La existencia de una red social compacta a su alrededor, las limitaciones existentes ante su vida cotidiana, los problemas de adecuación a su nueva situación vital, problemas específicos que puedan aparecer durante el proceso (sintomatología ansiosa/depresiva, apatía, abulia, etc.), son necesidades a las que también hay que atender.

Los síntomas y trastornos psicológicos específicos más habituales son: los trastornos de ansiedad (agitación, ataques de pánico, trastornos obsesivos compulsivos, etc.), la depresión (indiferencia, apatía, labilidad emocional, etc.), así como los trastornos de tipo psicótico (en los que aparecen alucinaciones o delirios, etc.).

Teniendo en cuenta nuestro trabajo diario, es decisivo también contemplar la necesidad de acompañar al afectado y a sus familiares (entorno más cercano), para ir potenciando y entrenando en estrategias de afrontamiento para su nueva etapa vital, mejorando así su autoimagen y fomentando su calidad de vida, más allá de la «perfección física» ya perdida.

El tratamiento de la enfermedad de Parkinson requiere una intervención integral tanto en el área psicológica y social, como de rehabilitación. Partiendo de su experiencia, ¿cuáles son los pilares fundamentales en el tratamiento con estos pacientes a nivel psicológico?

El área de la Psicología nace con el propósito de participar activamente en el proceso de asimilación de la enfermedad desde todos los ámbitos del afectado (el personal, el familiar y social). En este sentido, nuestro interés se centra en lograr unas pautas de normalidad, favoreciendo la aclimatación a la nueva situación; procurando también cambiar la constante percepción de «ser un enfermo», por la de «estar enfermo», adecuándose siempre a su grado de limitación. Considero que de esta manera se consigue fomentar la participación activa e implicación de la persona en su propia vida.

Es muy importante potenciar la base física que proporcionan los fármacos, aliviando los síntomas no físicos de la enfermedad, a través del trabajo psicológico. El manejo del malestar emocional, a través del aprendizaje de una forma más adecuada y constructiva de expresar los sentimientos, facilita en buena medida la transición de la persona en su proceso de duelo psicológico, fruto de esa percepción de pérdida de salud. El trabajo en el establecimiento de metas más realistas y facilitar un aprendizaje que le permita vivir con las limitaciones de la enfermedad de una forma más proactiva también es fundamental en el abordaje psicológico. Todo lo expuesto hasta aquí, es necesario ampliarlo a su ambiente más cercano (familiares, amigos, etc.), ya sea directamente con nuestra intervención o bien a través del propio afectado.

Siguiendo con la pregunta anterior, ¿cuáles son las áreas a tratar de manera específica para cubrir las necesidades de estos pacientes?

Tal y como concibo la intervención con estos pacientes, uno de los objetivos fundamentales en el tratamiento psicológico es el de mejorar la calidad de vida y la adaptación del paciente, atendiendo de forma global a todo lo que afecta al individuo. En este abordaje existe la necesidad de cambiar el concepto de curación por el de recobrar el control sobre su vida, ya que como todo el mundo sabe, la enfermedad de Parkinson es una patología sin cura hasta el momento.

Como ya he indicado anteriormente, es muy importante en nuestra actuación diaria asegurar la estabilidad emocional de la persona aquejada de esta enfermedad.

Por otra parte, trabajar las deficiencias cognitivas, si existiesen (como el déficit atencional, alteración en la función ejecutiva, bradipsiquia, bradifrenia, alteración en el lenguaje –anomias-, alteraciones viso-espaciales), es de suma importancia.

No hay que descuidar la faceta social y familiar del enfermo, ya que son los otros afectados de esta enfermedad, los cuales se encuentran igual de «perdidos» ante la nueva situación que le ha tocado vivir a su ser querido.

¿Cuáles son los aspectos que de manera más significativa mejoran en los enfermos con este tipo de intervenciones y cuáles son las implicaciones de esta mejoría en la prevención de la discapacidad en estas personas?

Los principales aspectos en los que se produce mejoría son la autoimagen, el estado ánimo, las relaciones con otras personas significativas, la percepción de independencia y autonomía, la planificación y el logro de metas futuras, entre otras. Todo esto se sustenta en una intervención que fomenta la implicación de toda esa esfera familiar/social y que permite acercarse más a la enfermedad desde un plano menos dramático y más constructivo.

La adquisición o mejora de recursos personales para afrontar la nueva situación generada por la enfermedad es otra de las áreas en las que se produce mejoría tras el tratamiento. Así, en la intervención se hace mucho hincapié en potenciar los recursos propios, así como aprender nuevas formas de enfrentarse ante los cambios producidos.

En definitiva, el trabajo psicológico es utilizado como plataforma para dar respuesta a las necesidades planteadas por los afectados así como por su entorno, enfocando la intervención teniendo en cuenta los distintos procesos y circunstancias que rodean a cada persona desde el mismo momento en que es diagnosticada.

Desde su punto de vista, ¿qué papel cree que pueden jugar los profesionales de la Psicología en la atención integral a los enfermos, familiares y cuidadores dentro de la denominada Ley de Dependencia?

Desde mi punto de vista, en la atención al enfermo de Parkinson y a sus cuidadores, cada vez con más frecuenci se empieza a considerar esta patología desde un plano más individualizado, resaltándose al mismo tiempo la importancia de un tratamiento más interdisciplinar. Desde esta nueva manera de entender y abordar la enfermedad, el papel que la Psicología puede desarrollar es primordial, ya no sólo en el tratamiento como tal, sino también por centrarse en buena medida en los aspectos preventivos, por tener en cuenta las individualidades de cada persona, así como por implicar activamente al entorno del paciente.

Desde esta manera de entender la intervención, se puede contribuir a minimizar el impacto de la enfermedad, evitando la percepción de limitación, aislamiento e inutilidad que suele acompañar ante la perspectiva de vivir con una enfermedad o al lado de un enfermo.

Nuestro trabajo se quedaría en mera utopía si no se trabajara conjuntamente con otros profesionales. Sólo desde un trabajo interdisciplinar se podrá alcanzar de manera global un mejor ajuste a los cambios sociales, familiares, económicos, psicológicos, funcionales, etc.

Ya para finalizar, ¿le gustaría añadir alguna otra cuestión?

En mi opinión, la aplicación de la Ley de Dependencia no tendrá sentido si no se forma a la población general para conseguir una nueva conceptualización de las enfermedades. Es necesario entender que la pérdida de salud es algo más común de lo que queremos creer, así como reconocer que una sociedad que potencie el «tanto haces tanto vales» está abocada a crear personas intolerantes ante los cambios de salud e incapaces para poderse enfrentar a ellos. Quizás el perder miedo a un futuro donde las fuerzas físicas fallen, donde nuestros familiares o nosotros mismos nos veamos o nos vean de una forma más completa, más allá de las capacidades ejecutivas que tengamos, nos ayudará a entender mejor la problemática de estas personas.

Finalmente, me gustaría agradecer esta iniciativa de Infocop, con esta entrevista y la posibilidad que nos ha brindado al interesarse por el trabajo psicológico desarrollado desde las asociaciones de afectados y familiares, consiguiendo, en este caso, acercarnos más a una enfermedad como la de Parkinson, definida como algo más que una enfermedad meramente física.

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