EMPATÍA EN UNA MUESTRA ESPAÑOLA DE DELINCUENTES SEXUALES

11 Jul 2008

Marian Martínez (1), Santiago Redondo (2), Meritxell Pérez (3) y Carlos García (2)

(1) Departamento de Justicia de la Generalitat de Cataluña, (2) Universidad de Barcelona y (3) Universidad Europea de Madrid

La empatía hace referencia a la capacidad de una persona para identificar estados cognitivos y afectivos en los demás, ponerse en su lugar, compartir sus sentimientos y pensamientos, y responder a sus demandas en coherencia con ello. Esto comporta que en la empatía se concitan tanto elementos cognitivos (en el ámbito del análisis psicológico del comportamiento delictivo, caer en la cuenta de que una víctima está sufriendo) como emocionales (sentir vicariamente dolor con la víctima). En la actualidad, por lo que concierne a la evaluación y el tratamiento de los agresores sexuales, tanto las medidas de la empatía como el tratamiento de la misma suelen atender a ambas dimensiones, cognitiva y emocional.

 

El objetivo del estudio aquí presentado consiste en explorar, en una muestra española de delincuentes, la relación entre déficit de empatía y agresión sexual para diferentes tipos de víctimas, así como los posibles beneficios del tratamiento psicológico en la mejora de esta variable. Para evaluar la empatía, se utilizó una versión traducida al castellano de la Rape Empathy Measure, denominada Escala de Evaluación de Empatía para Violadores (Redondo, Martínez y Pérez, 2006) y se aplicó a un grupo de 118 delincuentes no-sexuales y a otro de 73 violadores, 39 que habían recibido tratamiento y 34 no-tratados.

En esta escala se pide al sujeto que imagine tres escenas diferentes: en la primera se le pide que piense en la situación de una mujer que ha sido agredida sexualmente, en la segunda se describe a una mujer que ha sido víctima de un accidente de tráfico y en la tercera se pide que el sujeto piense en su propia víctima de violación. Para cada escena, se pregunta al individuo (parte 1) acerca de cómo cree que debe sentirse la mujer en relación a lo que le ha sucedido, y (parte 2) cómo se siente él mismo en relación con lo que le ha sucedido a la mujer. El sujeto responde a cada ítem indicando en una escala tipo Likert, de 0 a 10, el grado en el que considera que la mujer se sintió del modo descrito en el ítem o cómo se sintió él mismo respecto a lo acontecido a la mujer.

La Escala de Evaluación de Empatía para Violadores es una escala compleja, como resultado de la complejidad de la propia variable empatía. Esta escala requiere al individuo, primero a pensar en consecuencias emocionales para otra persona (lo que probablemente implica una faceta más cognitiva) y segundo, a explorar sus propias emociones sobre dichas consecuencias (lo que probablemente incide más en una faceta emocional).

Los principales resultados obtenidos ponen de manifiesto que, como la investigación internacional parece sugerir, los violadores presentan en general una menor empatía que otros delincuentes no-sexuales. Los resultados obtenidos permiten avalar dicha menor empatía para el caso de los delincuentes sexuales no-tratados. Así, para los dos supuestos victimológicos que eran planteables a todos los grupos (el Escenario 1, víctima genérica de violación, y el Escenario 2, víctima de accidente de tráfico), el grupo de violadores no-tratados mostró inferiores puntuaciones en empatía que el grupo de delincuentes no-sexuales. Para el Escenario 1, las diferencias entre estos dos grupos resultaron estadísticamente significativas, aunque no así para el Escenario 2.

También se exploró, en el grupo de violadores, sus grados de empatía en relación con las tres tipologías de víctimas escenificadas. Al respecto, los violadores mostraron mayor empatía hacia una víctima de violación (tanto genérica como propia –Escenario 3-) que ante una víctima de accidente de tráfico. Este resultado es contrario al que la investigación concluye que debería ser esperado. Sin embargo, es parcialmente coherente con el estudio de Fernández y Marshall (2003), que obtuvo, al igual que aquí, menor empatía ante una víctima de accidente, pero, contrariamente a esta investigación, menor empatía también hacia la propia víctima.

Una explicación razonable de la elevada empatía que manifestaron los violadores aquí evaluados hacia la propia víctima es que esté muy sesgada al alza por razones de deseabilidad social (al intentar ofrecer una «nueva» imagen de sí mismos).

Por último, el estudio pretendía comprobar si el tratamiento psicológico recibido (un amplio programa de orientación cognitivo-conductual) podía haber mejorado la capacidad de empatía de los violadores. Los violadores que habían sido tratados en dicho programa mostraron mayores índices de empatía, no sólo que los violadores no tratados, sino también que el grupo de delincuentes no-sexuales. Así sucedió para todos y cada uno de los tres supuestos victimológicos en que se evaluó la empatía. De modo notable, los violadores tratados presentaron mayores puntuaciones de empatía, con diferencias estadísticamente significativas, en los Escenarios 1 y 3, relativos a víctimas de agresión sexual, tanto genérica como propia.

Esta secuencia decreciente de las puntuaciones en empatía (violadores tratados > no violadores > violadores no-tratados) parece seguir la lógica teórica que sería esperable: pondría de manifiesto la importancia del tratamiento psicológico en la mejora de la empatía, y avalaría la idea de que ésta constituye –al menos parcialmente– un factor psicológico dinámico, que se puede mejorar mediante el entrenamiento.

 

En conclusión, este estudio sugiere, en coherencia con gran parte de la investigación precedente, tanto que la carencia de empatía con las víctimas es un factor de riesgo para la agresión sexual, como que el tratamiento psicológico puede incrementar la empatía de los agresores sexuales y disminuir de ese modo su riesgo delictivo. No obstante, se trata de una primera aproximación a este campo en muestras de delincuentes españoles y se requieren, sin duda, nuevas investigaciones que profundicen en el análisis tanto de la empatía como de otras variables psicológicas conectadas a la agresión sexual.

Referencias

Fernández, Y. y Marshall, W. (2003). Victim empathy, social self-esteem, and psychopathy in rapists. Sexual Abuse: A Journal of Research and Treatment, 15 (1), 11-26.

Redondo, S., Martínez, M. y Pérez, M. (2006). Escala de evaluación de empatía para violadores. Manuscrito no publicado, Facultad de Psicología, Universidad de Barcelona.

NOTA: Este trabajo se fundamenta en los resultados de investigación obtenidos en el marco del Proyecto Coordinado I+D (SEJ2005-09170-C04-01/PSI) titulado «Delincuencia violenta: Programas de Prevención, Tratamiento y Predicción», gracias a la financiación específica recibida por la Dirección General de Instituciones Penitenciarias del Ministerio del Interior.

El artículo original en el que se basa este trabajo puede consultarse en la revista Psicothema: Martínez, M., Redondo, S., Pérez, M., y García C. (2008). Empatia en una muestra española de delincuentes. Psicothema, Vol. 20 (2), 199-204.

Sobre las autoras y autores

    

Marian Martínez García es psicóloga forense del Departamento de Justicia de la Generalitat de Cataluña y se ha especializado en el campo del tratamiento de los agresores sexuales. Ha cursado estudios específicos de Criminología, Psicología Forense y Doctorado en la Universidad de Barcelona.

En vinculación con el Grupo de Estudios Avanzados en Violencia (GEAV), de la Universidad de Barcelona, desarrolla investigaciones sobre variables psicológicas y otros factores de riesgo (empatía, distorsiones cognitivas, riesgos ambientales, etc.) que inciden en la aparición y mantenimiento de las conductas de agresión sexual.

En colaboración con el profesor Santiago Redondo está desarrollando, por encargo del Ministerio de Interior del Gobierno de España, la evaluación de los tratamientos psicológicos que actualmente se implementan en los centros penitenciarios de ámbito estatal.

Santiago Redondo Illescas es Profesor de Psicología y Criminología de la Universidad de Barcelona, y experto reconocido, tanto en España como internacionalmente, en los campos del análisis psicológico de la delincuencia y del tratamiento de los delincuentes. Anteriormente fue psicólogo y director de prisiones, y responsable de los servicios de rehabilitación de las prisiones de Cataluña en España.

En la Universidad de Barcelona, de la que es profesor, imparte las materias Criminología y Psicología de la Delincuencia y Prevención y Tratamiento de la Delincuencia. Como docente participa en conferencias, congresos, másteres, cursos y programas de doctorado, invitado por distintas universidades e instituciones.

Meritxell Pérez es Profesora de Criminología de la Universidad Europea de Madrid. Así mismo, es investigadora asociada del Grupo de Estudios Avanzados en Violencia (GEAV) de la Universidad de Barcelona. Ha participado también en diferentes proyectos de investigación en el ámbito de la predicción y el tratamiento de los delincuentes violentos. En concreto, actualmente participa en el Proyecto Coordinado «Delincuencia violenta: programas de prevención, predicción y tratamiento», y en el Proyecto por encargo del Departamento de Justicia de la Generalitat de Cataluña titulado «Evaluación de los programas formativos con delincuentes domésticos».

Carlos García Forero es Doctor en Psicología por la Universidad de Barcelona. Actualmente es profesor de la asignatura Psicología de la Personalidad en la Facultad de Psicología de la Universidad de Barcelona. Está especializado en métodos de investigación cuantitativa en ciencias sociales y sus líneas de investigación se centran en el rendimiento de estimadores de análisis factorial no lineal, y la evaluación de la agresividad y sus bases psicobiológicas.

 

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