El impacto de la vuelta a las aulas en el bienestar emocional del alumnado con trastorno del espectro de autismo durante la COVID-19

“Los niños y las niñas con trastorno del espectro del autismo han tenido que hacer frente a una amplia diversidad de dificultades tras su reincorporación a las aulas en el curso 2020/2021”.

Así lo afirma la Confederación Autismo España en un estudio a través del cual analiza los cambios y las consecuencias del retorno a las clases presenciales para el alumnado con autismo durante el curso académico 2020-2021, realizando una aproximación al bienestar emocional de la población infanto-juvenil con TEA en el contexto escolar, con el fin de conocer sus necesidades educativas en el contexto de una reincorporación a las aulas.

Para tal fin, ha llevado a cabo una revisión documental de la literatura disponible al respecto, así como una recogida de información a través del uso de técnicas tanto cuantitativas como cualitativas que ha contado con la participación de alumnado en el espectro del autismo, sus familiares, profesorado y profesionales de atención directa al colectivo. 

El documento ha sido elaborado en el marco del proyecto “Bienestar emocional y salud mental en la infancia y la juventud de las personas con trastorno del espectro del autismo. Investigación y retos para promover su calidad de vida”, desarrollado por Autismo España en colaboración con la Fundación Probitas, una iniciativa cuyo propósito es dar respuesta a la necesidad de incrementar el conocimiento sobre el bienestar emocional y la salud mental de la población infanto-juvenil que presenta un trastorno del espectro del autismo en el contexto español.

Este informe persigue contribuir al desarrollo de medidas preventivas y estrategias de abordaje, tanto desde el ámbito educativo como de las entidades vinculadas al colectivo, que favorezcan el bienestar emocional del alumnado con TEA en la escuela tras la vuelta a las aulas, minimizando el impacto que ha tenido la pandemia sobre el mismo.

Según señala el texto, la crisis sanitaria, social y económica derivada por la COVID-19 ha tenido consecuencias sobre el bienestar psicológico y socioemocional en muchas esferas de la vida de los niños, niñas y adolescentes. De igual modo, la pandemia ha impactado en el ámbito educativo, que es uno de los contextos donde los y las menores pasan gran parte de su día a día, afectando a “sus oportunidades para la adquisición de aprendizajes y competencias curriculares, al desarrollo de su autonomía y, en definitiva, a su desempeño académico general”.

En este contexto, el alumnado con TEA, “que experimenta barreras en su acceso a la educación y presenta necesidades específicas de apoyo académico, así como para la inclusión y la participación social”, se ha visto afectado especialmente por la implementación de procesos tecnológicos durante el confinamiento.

El retorno a la enseñanza presencial del alumnado con TEA provocó en muchos de estos niños, niñas y adolescentes síntomas de malestar psicológico a nivel tanto conductual como social, emocional, cognitivo y fisiológico. Los síntomas más directamente relacionados con el espectro del autismo (dificultades para la interacción social, pensamiento rígido e inflexible, inhibición social…) se vieron especialmente agravados.

De acuerdo con las familias, los cambios en las rutinas personales y escolares, las dificultades para la interacción social son los aspectos de la nueva normalidad académica que han generado mayor malestar entre el alumnado con TEA. Situaciones específicas que han incrementado su malestar son la vuelta a la exposición a estímulos sensoriales fuera del hogar, el cese de las actividades extraescolares, el modelo mixto de presencialidad y clases telemáticas, el incumplimiento de las normas por parte de otras personas, las situaciones de acoso relacional y la disminución de interacciones sociales con sus iguales fuera de la jornada educativa.

En la mitad de los casos en los que han surgido nuevos síntomas de malestar emocional o se han agravado los ya existentes, no se ha llevado a cabo ninguna actuación ni tratamiento para paliar sus efectos. Entre aquellos niños/as y adolescentes que han necesitado atención especializada, “ha sido una minoría los que han tenido nuevas actuaciones o tratamientos o los que las han visto incrementadas con respecto al pasado”.

Factores que han facilitado el proceso de adaptación a la nueva normalidad académica al alumnado con TEA son, dentro del contexto escolar, la asistencia personalizada en el cumplimiento de la nueva normativa y las adaptaciones curriculares para favorecer sus aprendizajes, y en el entorno familiar la suficiente capacidad económica para hacer frente a las necesidades de los hijos/as, así como los recursos tecnológicos y competencias digitales necesarias.

Se han detectado barreras que han dificultado esta adaptación tanto en el área de bienestar emocional familiar (específicamente la falta de tiempo para atender a los hijos/as y la afectación de la salud física y/o mental), como en el ámbito social y comunitario (dificultades para contar con ayuda externa para prestar apoyo a sus hijos/as a causa de las restricciones).

Tal y como indican los autores del informe, el documento “constituye un punto de partida para la actuación sobre los síntomas de malestar psicológico y emocional manifestados por los niños, niñas y adolescentes con TEA en el entorno educativo durante la pandemia global que todavía atravesamos”, poniendo de relieve a lo largo de sus páginas la trascendencia de atender a sus necesidades específicas y analizar y abordar sus puntos fuertes y limitaciones “en pro del bienestar emocional, la calidad educativa y la igualdad de oportunidades del alumnado con trastorno del espectro del autismo.”

Se puede acceder al informe desde la página Web de Autismo España o bien directamente a través del siguiente enlace:

El impacto de la vuelta a las aulas en el bienestar emocional del alumnado con trastorno del espectro de autismo durante la COVID-19