INTERVENCIÓN FAMILIAR PSICOEDUCATIVA EN EL TRASTORNO BIPOLAR

17 Sep 2008

María Reinares Gagneten y Eduard Vieta Pascual
Hospital Clínic de Barcelona

La enfermedad de las emociones: el trastorno bipolar

El trastorno bipolar, denominado clásicamente psicosis maníaco-depresiva, es una enfermedad crónica y recurrente caracterizada por la presencia de episodios hipomaníacos, maníacos o mixtos que generalmente se alternan con episodios depresivos. Aunque se dispone de tratamientos farmacológicos eficaces, entre un 30% y un 50% de los pacientes no lleva a cabo un buen cumplimiento e, incluso bajo condiciones óptimas, éste no siempre asegura la ausencia de recaídas. El aumento de episodios supone un empeoramiento del curso de la enfermedad que puede derivar en hospitalizaciones, problemas sociolaborales, económicos, familiares, abuso de tóxicos y riesgo de suicidio. Incluso estando estables muchos pacientes presentan síntomas residuales y dificultades para recuperar su funcionamiento previo.

Estos datos señalan la necesidad de complementar el tratamiento farmacológico con abordajes de tipo psicosocial. En la última década se han empezado a llevar a cabo estudios metodológicamente rigurosos de los que se desprenden resultados prometedores sobre la eficacia de la terapia cognitivo-conductual, la psicoeducación, la terapia interpersonal y de ritmos sociales, y la intervención familiar.

Trastorno bipolar y familia: una relación bidireccional

Trastorno bipolar y funcionamiento familiar se influyen mutuamente. Los estresores psicosociales juegan un papel importante en el curso del trastorno. Determinadas características del entorno familiar, como una alta emoción expresada (actitudes de crítica, hostilidad y/o sobreprotección), se han relacionado con un pronóstico más desfavorable. Paralelamente, cada episodio de la enfermedad supone un acontecimiento estresante para todos los miembros de la familia, y los temores ante futuras recaídas están presentes incluso cuando la enfermedad está estabilizada. Es común que las personas que conviven con el paciente acaben adoptando la función de cuidadoras, lo cual genera una elevada carga familiar que repercute negativamente en el bienestar y el funcionamiento de los cuidadores. De ello se deriva una clara demanda de apoyo y orientación para el manejo de la enfermedad por parte de los familiares.

Intervención familiar en el trastorno bipolar

Las evidencias sobre la eficacia de la intervención familiar en el trastorno bipolar resultan escasas y heterogéneas y, según diversas revisiones sobre el tema, son necesarios más trabajos al respecto. De entre los estudios de intervención familiar, destacan los llevados a cabo por el grupo que dirige David Miklowitz en la Universidad de Colorado, que ha señalado los beneficios del tratamiento en la prevención de recaídas, mostrándose especialmente eficaz sobre la sintomatología depresiva. El abordaje comprendía 21 sesiones (que incluían psicoeducación, habilidades de comunicación y resolución de problemas), que se llevaban a cabo en el domicilio familiar y que estaban dirigidas al paciente junto con sus familiares poco después de un episodio.

Dado que la mayoría de trabajos de intervención familiar se habían realizado con todos los miembros de la unidad familiar incluido el paciente, desde el Programa de Trastornos Bipolares del Hospital Clínico de Barcelona diseñamos un estudio con el objetivo de analizar el impacto que sobre el curso de la enfermedad podía tener una intervención psicoeducativa dirigida exclusivamente a los familiares. La intervención tenía lugar ambulatoriamente siguiendo un formato grupal. Los pacientes, aunque no participaban en las sesiones, debían estar clínicamente estables al inicio de las mismas.

Ciento trece pacientes bipolares medicados que convivían con sus familiares fueron aleatorizados en un grupo experimental (n=57) y un grupo control (n=56). Sólo los familiares de los pacientes del grupo experimental recibieron una intervención psicoeducativa consistente en 12 sesiones de 90 minutos. La psicoeducación proporciona un marco teórico-práctico que permite comprender y afrontar mejor el trastorno y sus consecuencias. Va más allá de la transmisión de información, incide en cambios cognitivos y conductuales, para ello cuenta con un entrenamiento en habilidades prácticas. Los principales temas abordados fueron: comprensión de la naturaleza de la enfermedad, factores desencadenantes, síntomas y detección precoz de las señales de recaída, tratamiento farmacológico, estrategias de afrontamiento, y prevención y manejo del estrés familiar a través del entrenamiento en habilidades de comunicación y en resolución de problemas. Tras la intervención se realizó un seguimiento de un año.

La intervención dirigida exclusivamente a los familiares ¿afecta a la evolución del paciente?

Los principales hallazgos indicaron que los pacientes cuyos familiares recibieron la intervención presentaron un menor porcentaje de recaídas afectivas e incrementaron el tiempo transcurrido hasta su aparición. Los efectos fueron especialmente relevantes para los episodios hipomaníacos/maníacos.

Conclusión

Los estudios realizados sugieren que complementar el tratamiento farmacológico con abordajes psicosociales como la psicoeducación familiar favorece la prevención de recaídas en el trastorno bipolar. Entre los retos futuros cabría analizar los efectos de llevar a cabo paralelamente grupos de pacientes y de familiares. Otro objetivo sería determinar los elementos responsables de los cambios observados. Es probable que determinados factores jueguen un papel importante, como: la detección e intervención precoz ante las primeras señales de recaída, la optimización de estrategias de afrontamiento potenciando factores protectores como la regularidad de hábitos, la adherencia terapéutica y el manejo del estrés, y la modificación de concepciones y atribuciones erróneas minimizando las consecuencias negativas que de ello se derivan sobre las actitudes y conductas hacia el paciente. La intervención familiar se ha mostrado útil para mejorar las interacciones positivas y reducir la carga familiar. En cuanto a los familiares, el formato grupal permite el intercambio de experiencias, facilitando a su vez la normalización y aceptación de determinadas emociones, así como el aprendizaje e incorporación de nuevas estrategias de afrontamiento; también contribuye a ampliar la red social y el apoyo entre los asistentes, potenciando la desestigmatización.

A partir de lo expuesto, puede afirmarse que los tratamientos psicológicos van ganándose un lugar en el abordaje de los trastornos bipolares. La vieja dicotomía entre tratamiento farmacológico y tratamiento psicológico está siendo superada por las evidencias a favor de los tratamientos combinados, aunque jerarquizados, con el objetivo de mejorar la evolución de los pacientes y la calidad de vida de las personas de su entorno.

Bibliografía

Justo LP, Soares BG, Calil HM. Family interventions for bipolar disorder. Cochrane Database of Systematic Reviews, 2007; 17, 4: CD005167.

Miklowitz DJ, George EL, Richards JA, Simoneau TL, Suddath RL. A randomized study of family-focused psychoeducation and pharmacotherapy in the outpatient management of bipolar disorder. Arch Gen Psychiatry 2003; 60:904-912.

Reinares M. (2007). Eficacia de una intervención grupal de tipo psicoeducativo dirigida a familiares de pacientes con trastorno bipolar. Impacto sobre los familiares y sobre la evolución de los pacientes [Tesis Doctoral]. Universidad de Barcelona.

Reinares M, Colom F, Sánchez-Moreno J, Torrent C, Martínez-Arán A, Comes M, Goikolea JM, Benabarre A, Salamero M, Vieta E. Impact of caregivers group psychoeducation on the course and outcome of bipolar patients in remission: a randomized controlled trial. Bipolar Disord 2008; 10: 511-519.

Scott J, Colom F, Vieta E. A meta-analysis of relapse rates with adjunctive psychological therapies compared to usual psychiatric treatment for bipolar disorders. Int J Neuropsychopharmacol 2007; 10: 123-129.

Sobre la autora y el autor:

 

 

María Reinares es licenciada en Psicología por la Universidad Autónoma de Barcelona, Máster en Clínica en Salud Mental y doctora en Psicología por la Universidad de Barcelona. Actualmente trabaja como investigadora del CIBERSAM en el Programa de Trastornos Bipolares del Hospital Clínico de Barcelona. Su mayor labor asistencial e investigadora se ha centrado en el área de los tratamientos psicológicos para pacientes con trastorno bipolar, concretamente en el abordaje psicoeducativo y en la intervención familiar.

Eduard Vieta es profesor titular de Psiquiatría de la Universidad de Barcelona y médico consultor del Hospital Clínico de Barcelona, donde ejerce como Coordinador de Investigación en Neurociencias y como director del Programa de Trastornos Bipolares. También es investigador del Institut d’Investigacions Biomèdiques August Pi i Sunyer y del Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM). Ha recibido los premios internacionales Aristóteles y Mogens Schou por su trayectoria científica.

 

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