EFICACIA DE LOS PROGRAMAS DE MODIFICACIÓN DE CONDUCTA EN EL CONTROL DE PESO DE NIÑOS Y ADOLESCENTES OBESOS

10 Dic 2008

Los programas de modificación de conducta son más beneficiosos que el tratamiento farmacológico o la cirugía para controlar y reducir el peso de niños en edad escolar y adolescentes con problemas de obesidad. Esta es la conclusión a la que ha llegado un comité de expertos y que ha sido publicada recientemente en un informe de la Agencia de Investigaciones y Calidad de la Atención Médica (Agency for Healthcare Research and Quality, AHRQ) del departamento Salud y Servicios Humanos de los EEUU.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que en el mundo hay más de 22 millones de niños menores de cinco años con problemas de obesidad y sobrepeso. En España, en los últimos 15 años, se ha triplicado el número de niños con sobrepeso. Actualmente el 16,1% (un 11% más que hace cinco años) de los menores de entre 6 y 12 años es obeso, o lo que es lo mismo, uno de cada cuatro, situando a nuestro país en el cuarto de la Unión Europea con mayor número de niños con problemas de obesidad.

 

Además de las complicaciones médicas asociadas a la obesidad (asma, diabetes, apnea, alteraciones hepáticas, etc.), los niños obesos tienden a sufrir importantes problemas psicológicos, como baja autoestima, depresión, aislamiento social y trastornos de alimentación, que afectan notablemente a su desarrollo psicosocial y a su calidad de vida.

En el informe, titulado «Eficacia de los programas para controlar el peso en los niños y adolescentes», se ha realizado una revisión exhaustiva de la literatura existente seleccionando ensayos clínicos controlados sobre tratamiento de la obesidad infantil. En total, los expertos han analizado los resultados de 18 programas de intervención conductual aplicados a más de 1.700 niños y adolescentes obesos entre 5 y 18 años, así como 7 estudios sobre tratamiento farmacológico combinado con terapia conductual y 17 estudios sobre intervención quirúrgica.

Según los resultados de su revisión, el tratamiento conductual debe ser la primera línea de intervención para la obesidad infantil, debido a su eficacia y a la ausencia de efectos adversos en comparación con los otros tratamientos (farmacológico y quirúrgico).

En concreto, respecto a las intervenciones conductuales, los expertos señalan que determinadas intervenciones conductuales pueden mejorar el peso, al menos a corto plazo (durante un periodo de un año), en niños y adolescentes entre 5 y 18 años. Además, este tipo de intervenciones pueden mejorar los síntomas de depresión, los trastornos de alimentación y la preocupación por la imagen corporal, a menudo asociadas a la obesidad infantil.

Basándose en la evidencia, los expertos han encontrado que los niños obesos que más se benefician de estos programas son aquellos de mayor peso al inicio del tratamiento y los que participan en programas más intensivos, es decir, aquellos programas que al menos tienen una duración de 25 horas, y las sesiones se reparten 1 o 2 veces a la semana durante un periodo entre 6 meses y un año.

Asimismo, han identificado tres componentes principales de los programas de modificación de conducta que han mostrado mayor eficacia para el tratamiento de la obesidad en niños y adolescentes, y que son:

– El establecimiento de sesiones de actividad física organizada.

– La implicación de los padres en el tratamiento.

– El entrenamiento de padres y niños en técnicas de modificación de conducta, entre las que se incluyen el entrenamiento en conductas dirigidas a metas, la prevención de recaídas, las técnicas de solución de problemas y la modificación del ambiente para aumentar los estilos de vida saludables.

En relación a los tratamientos farmacológicos combinados con tratamiento conductual, los expertos han encontrado que si bien pueden resultar eficaces para el tratamiento de adolescentes extremadamente obesos, se desconocen los efectos a corto y a largo plazo de dichas intervenciones una vez se ha suspendido el tratamiento farmacológico. Además, algunos fármacos tienen graves efectos secundarios, como aumento del ritmo cardíaco y de la presión arterial, dolores abdominales, manchas cutáneas y alteraciones gastrointestinales.

Los investigadores también analizaron la eficacia de la cirugía para disminuir el peso en adolescentes con obesidad mórbida que tenían un índice de masa corporal de 41 o más. Aunque los estudios son limitados, los resultados sugieren una pérdida de peso de moderada a sustancial. Sin embargo, este tipo de intervenciones suponen importantes riesgos a corto plazo y apenas se tienen datos de seguimiento de casos clínicos un año después de la operación.

Se puede consultar el informe pinchando en el siguiente enlace:

Effectiveness of Weight Management Programs in Children and Adolescents

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