Recomendaciones de la APA para prevenir y abordar el ciberbullying

3 Ene 2023

El ciberacoso puede ocurrir en cualquier lugar donde exista conexión a Internet. Si bien el acoso “tradicional” en persona sigue siendo el más común, los datos de un estudio publicado por el centro de investigación de ciberbullying de EEUU (Cyberbullying Research Center) sugieren que aproximadamente 1 de cada 4 adolescentes ha sufrido ciberacoso, y cerca de 1 de cada 6 ha sido un perpetrador. Aproximadamente 1 de cada 5 preadolescentes -o niños de 9 a 12 años-, ha estado involucrado en un caso de ciberacoso.

Con el avance de las nuevas tecnologías, se han incrementado también la oportunidades para conectarse con más personas; sin embargo, este acceso sin restricciones no siempre es beneficioso, especialmente para los y las jóvenes: en los últimos años, las investigaciones han puesto de relieve que pasar mucho tiempo frente a las pantallas se relaciona con un menor bienestar psicológico, incluyendo tasas más altas de ansiedad y depresión. El riesgo de daño es mayor cuando estos niños, niñas y adolescentes son víctimas de ciberacoso. 

Foto: Pixabay Fuente: pexels Fecha descarga: 18/10/2022

Así lo afirma la Asociación Americana de Psicología (APA-American Psychological Association) en un artículo publicado en su página Web, a través del cual aborda el impacto del acoso online en la comunidad educativa y recoge una serie de recomendaciones y pautas de actuación dirigidas a las familias.

Tal y como señala la APA, el acoso online se da cuando alguien utiliza la tecnología para degradar, infligir daño o causar dolor de forma intencional y repetida a otra persona. Los perpetradores intimidan a las víctimas en cualquier entorno online (incluyendo las redes sociales, los videojuegos o los juegos de ordenador, los foros de discusión o los mensajes de texto a través de dispositivos móviles), a través de insultos, amenazas, exclusión, compartir fotos privadas y/o comprometidas, etc.

El acoso puede perpetrarse por parte de una o varias personas. Este tipo de conducta sucede con mayor frecuencia entre niños/as y adolescentes, en el contexto escolar u otros entornos sociales. De acuerdo con los estudios al respecto, el ciberacoso suele ocurrir tanto en el centro educativo como online.

En personas adultas, el acoso online puede involucrar diferentes términos, en función de la relación y el contexto. Por ejemplo, la violencia en la pareja, el acoso sexual, el acoso en el lugar de trabajo y las estafas, más comunes entre adultos/as, pueden ocurrir en Internet.

Con el fin de ayudar a las familias a detectar si sus hijos o hijas están sufriendo ciberacoso y enseñarles a prevenir y/o hacer frente a este tipo de conductas, la Asociación recoge una serie de recomendaciones , entre ellas, las siguientes:

¿Cómo puede el ciberacoso afectar a mi salud mental y la de mi hijo?

Cualquier forma de acoso puede afectar negativamente al bienestar de la víctima, tanto en el momento en que ocurre como más adelante. La investigación psicológica sugiere que ser víctima de un acosador cibernético aumenta el estrés y puede provocar síntomas de ansiedad y depresión. Algunos estudios señalan que tener ansiedad y depresión aumenta la probabilidad de que los y las adolescentes se conviertan en víctimas de acoso online.

El ciberacoso puede conllevar consecuencias negativas a nivel educativo, afectando a la asistencia escolar y/o al rendimiento académico de un/a estudiante, especialmente cuando el acoso ocurre tanto online como presencial en la escuela, o cuando un/a estudiante tiene que enfrentarse en el aula a su acosador/a online. Los niños, las niñas y los/as adolescentes pueden depender de mecanismos de afrontamiento negativos, como el uso de sustancias, para lidiar con el estrés del ciberacoso. En casos extremos, los y las menores pueden desarrollar conductas más graves, como autolesiones o ideación suicida.

¿Cómo pueden hablar los padres con sus hijos sobre el ciberacoso?

Los padres desempeñan un papel crucial en la prevención del ciberacoso y los daños asociados al mismo. Es esencial estar al tanto de los movimientos de su hijo/a online, ya sea revisando su dispositivo, hablando con ellos sobre conductas online o instalando un programa de monitoreo. Establezca normas sobre quién puede interactuar con su hijo o hija a través de plataformas de redes sociales. Explíquele que, del mismo modo en que no abriría la puerta de casa a un desconocido o a una desconocida, entonces tampoco debería dar acceso a personas que no conoce a sus cuentas de redes sociales. Es importante que las familias estén familiarizadas con determinadas conductas indicativas de que su hijo/a está sufriendo un posible ciberacoso, tales como un mayor uso de dispositivos por parte del o la menor, enfado o ansiedad después de utilizar un dispositivo o esconderlo cuando hay otras personas cerca.

Hablar de forma regular sobre el ciberacoso es clave para evitar que afecte al bienestar de su hijo o hija. Los psicólogos recomiendan hablar con los niños y las niñas sobre seguridad online antes de permitirles que tengan acceso a Internet. Familiarice a su hijo con el concepto de ciberacoso tan pronto como pueda entenderlo. Desarrolle un plan de actuación para resolver el problema si ocurre. Fomentar un diálogo abierto sobre el ciberacoso puede garantizar que los niños y las niñas sepan detectar este tipo de actos y comunicarlo a un adulto, antes de que se convierta en una situación más dañina.

Asimismo, es importante enseñar a los niños y las niñas cómo actuar si conocen a alguien que está siendo víctima de ciberacoso. Por ejemplo, anime a su hijo/a a decirle a un docente o padre si alguien que conoce está experimentando acoso online.

Tenga en cuenta que los y las menores pueden dudar a la hora de hablar sobre el ciberacoso porque temen perder el acceso a sus dispositivos. Anime a su hijo/a ser abierto/a con usted recordándole que no se meterá en problemas por hablar sobre el ciberacoso, y explicándole claramente que su objetivo es permitirle comunicarse online con sus amigos de forma segura.

¿Cómo denunciar el ciberacoso?

La forma en que debe manejarse el acoso online depende de algunos factores, como el tipo de acoso y la edad de su hijo o hija. Cuando son adolescentes, pueden preferir manejar el acoso por su cuenta con el apoyo de un adulto. En caso de que sean más pequeños, se puede optar por intervenir, ayudándoles a resolver el problema.

En general, es una buena práctica tomar capturas de pantalla de los incidentes de ciberacoso como registro, pero no para responder a los mensajes del acosador o acosadora. Considere bloquear a la persona acosadora para evitar futuros acosos online.

Los padres deben comunicarse directamente con la aplicación o el sitio web para eliminar las publicaciones relacionadas con el acoso escolar, especialmente si revelan información privada o inapropiada. En algunos sitios de redes sociales se suspenden las cuentas de los perpetradores.

Si el acoso ocurre también en la escuela o en un dispositivo propiedad de la escuela, o si está afectando el desempeño escolar de un/a niño/a, puede ser apropiado hablar con el profesor o el personal docente del centro educativo.

¿Cuáles son las ramificaciones legales del ciberacoso?

En algunos casos, los padres deben denunciar el acoso online a la policía, principalmente, cuando incluye amenazas a la seguridad física de alguien. Cualquier comportamiento ilegal -como chantajear a alguien para enviar dinero, delitos de odio, acecho o publicar fotos sexuales de un o una menor-, puede tener repercusiones legales. Si no está seguro de qué es y qué no es legal, consulte a las fuerzas del orden y de seguridad.

¿Qué rol desempeña la Psicología a la hora de hacer frente a esta problemática?

Muchos estudios evidencian que las medidas preventivas pueden reducir drásticamente la perpetración y victimización del ciberacoso. Los padres y cuidadores, las escuelas y las empresas de tecnología tienen un papel en la educación de los niños y las niñas sobre la alfabetización mediática y la salud mental. Los profesionales de la Psicología, gracias a su experiencia en el desarrollo, la comunicación, las relaciones y la salud mental infanto-juvenil, también pueden hacer contribuciones importantes para prevenir el acoso cibernético.

Debido a que la victimización cibernética coincide con la ansiedad y la depresión, la investigación sugiere que los sanitarios y educadores en salud mental deberían considerar intervenciones que aborden las experiencias online de los adolescentes y apoyen su bienestar mental, social y emocional. Los psicólogos también pueden ayudar a los padres y las madres a hablar con sus hijos sobre el ciberacoso, además de apoyar a las familias afectadas por esta grave conducta.

Fuente: Cyberbullying: What is it and how can you stop it? (apa.org) 

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