Recomendaciones de UNICEF para promover el bienestar y la mejora de la salud mental infanto-juvenil

10 Nov 2022

En todo el mundo, los problemas de salud mental y el malestar emocional son una causa importante de sufrimiento de niñas, niños y adolescentes que, a menudo, se pasa por alto y que interfiere en su salud y su educación, así como en su capacidad para alcanzar su pleno potencial.

Así lo advierte la organización UNICEF, en un documento mediante el cual analiza el contexto actual de la salud mental en nuestro país y el bienestar emocional de los y las menores, recogiendo una serie de recomendaciones prioritarias en este sentido.

Si bien pone en valor los “pasos significativos que se han dado a nivel estatal”, con la aprobación de la nueva Estrategia de Salud Mental del Sistema Nacional de Salud 2021-2026 y el Plan de Acción de Salud Mental 2022-2024, UNICEF subraya la trascendencia de que, en el caso de la infancia y la adolescencia, se tome como referencia el marco de la Convención sobre los Derechos del Niño, las observaciones del Comité de los Derechos del Niño, y las propias opiniones de chicos y chicas, “para que las intervenciones sean adecuadas y aborden realmente sus necesidades, garantizando sus derechos”.

Foto: Pixabay Fuente: pexels Fecha descarga: 08/11/2022

La organización lamenta que, a día de hoy, no se cuente con suficientes datos de calidad y actualizados relativos a la situación de la salud mental de la infancia en España, que permitan orientar correctamente las políticas en este ámbito.

No obstante, recoge una serie de conclusiones extraídas de algunos informes publicados en los últimos años que dan cuenta del aumento de los problemas de salud mental infanto-juveniles. Es el caso de la última Encuesta Nacional de Salud, cuyos datos, pertenecientes a 2017, no recogen el impacto de la pandemia de COVID-19, y, sin embargo, ya ponían de relieve que “en ese momento, el 13,2%, de niños y niñas de 4 a 14 años corría el riesgo de sufrir algún tipo de mala salud mental, cifra que se incrementaba al 15,6% en el caso de los niños y se reducía al 10,5% en el caso de las niñas”. Este riesgo se incrementaba considerablemente en caso de desigualdades socioeconómicas.

Por otro lado, los datos oficiales de suicidio sí que reflejan el impacto del primer tramo de la pandemia, destacando que, durante el año 2020, los casos de suicidio en niños y niñas menores de 14 años se duplicaron.

En esta misma línea, UNICEF se hace eco de las cifras expuestas por la Sociedad Española de Urgencias de Pediatría (SEUP), quien alerta de que “desde marzo de 2019 a marzo de 2021 los diagnósticos relacionados con trastornos mentales en Urgencias Pediátricas aumentaron un 10%” mostrando incrementos especialmente importantes en los siguientes diagnósticos: “Intoxicación no accidental por fármacos” (122%), “suicidio/intento de suicidio/ideación autolítica” (56%), “trastorno de conducta alimentaria” (40%), “depresión” (19%) y “crisis de agresividad” (10%)”. En este sentido, diferentes sociedades médicas han advertido sobre un claro aumento de la demanda asistencial entre los y las menores por motivos relacionados con la salud mental, observando casos de mayor gravedad y a edades más tempranas.

Dado lo expuesto, la Organización subraya la relevancia de atender a la amplia variedad de factores y determinantes biopsicosociales que están impactando en la salud mental y el bienestar emocional de niños, niñas y adolescentes, teniendo en cuenta a su vez, que “las necesidades de atención y acompañamiento de los y las menores se han multiplicado en el contexto de un sistema que tenía ya previamente importantes carencias”. En este sentido, aspectos como la infrafinanciación crónica de los servicios y la falta de especialización, están provocando que no puedan acceder a los apoyos que se necesitan.

Con el objetivo de garantizar una atención de calidad a los niños, niñas y adolescentes que lo necesiten, tanto a nivel hospitalario como en la atención primaria y mejorar su salud mental y bienestar emocional, UNICEF expone una serie de recomendaciones clave, entre ellas, las siguientes:

  • Promover políticas públicas de salud mental de la infancia y la adolescencia con abordaje intersectorial, con una inversión suficiente en todos los sectores, y promoviendo un enfoque amplio, más allá de lo sanitario, de la prevención, promoción y cuidado.

  • Garantizar servicios adecuados de prevención, detección precoz, promoción y atención de la salud mental y el bienestar emocional de niños, niñas y adolescentes, a todos los niveles y en todos los sectores vinculados con la infancia.

  • Establecer mecanismos eficaces de coordinación entre todos los actores implicados a nivel estatal, autonómico y local, para garantizar servicios adecuados de prevención, detección precoz, promoción y atención, involucrando a: Psiquiatría, Psicología Clínica y Psicología General Sanitaria de la infancia y la adolescencia, educación, infancia con discapacidad, profesionales del sistema de protección y del de justicia juvenil, de servicios sociales, del sistema de acogida humanitaria a migrantes y refugiados, y organizaciones sociales.

  • Reforzar el papel de la atención primaria en la prevención, detección y atención de problemas de salud mental, a través de programas de formación obligatoria dirigida a pediatras y de la incorporación de psicólogos clínicos en los centros de salud, garantizando de forma paralela, el apoyo de la Psiquiatría de enlace e interconsulta y la derivación rápida a recursos de la red pública de salud mental.

  • Establecer la especialidad de Psicología Clínica de la Infancia y Adolescencia.

  • Fomentar políticas de atención a los factores sociales de riesgo que tienen una incidencia clara en la salud mental de los y las menores y sus familias, brindando herramientas específicas de prevención y protección, así como profesionales suficientes y especializados, especialmente, en la atención a niños, niñas y adolescentes en situaciones de vulnerabilidad o posible vulneración de derechos (por ej., quienes viven en situación de pobreza o exclusión social, quienes están en el sistema de protección y de reforma, quienes tienen discapacidad, migrantes y refugiados, quienes viven en la calle, víctimas de trata, víctimas de violencia e infancia LGTBI).

  • Contar con las opiniones de niños, niñas y adolescentes en la definición de las políticas públicas que les afectan, promoviendo espacios de participación real y efectiva, que incluyan a quienes tienen problemas de salud mental diagnosticados.

  • Reforzar el rol de los centros educativos en la promoción del bienestar emocional de su alumnado, destacando las funciones que debe desempeñar la figura del/la Coordinador/a de Bienestar y Protección (prevista por la Ley de Protección Integral de la Infancia y la Adolescencia frente a la Violencia y por la nueva Ley Orgánica de Educación (LOMLOE)), y estableciendo protocolos orientados al acompañamiento de los problemas de salud mental y a la protección ante cualquier tipo de violencia.

  • Diseñar medidas para lograr la inclusión educativa de los niños, niñas y adolescentes que padecen problemas de salud mental, así como para evitar el abandono escolar, y cualquier tipo de discriminación, intimidación y/o estigma.

  • Impulsar la formación de los y las docentes para mejorar la promoción del bienestar emocional y la prevención de los problemas de salud mental y el malestar psicológico, así como la detección de casos cuando sea necesario.

  • Reforzar los contenidos educativos relacionados con la afectividad, las emociones, y el cuidado de la salud mental, eliminando los estereotipos de género en libros de texto y planes de estudios.

  • Reforzar los programas de parentalidad positiva y apoyo a la crianza que ofrezcan herramientas y acompañamiento a las familias para contribuir al bienestar emocional de sus hijos/as, a la detección precoz de los problemas de salud mental, y a la prevención de la negligencia y los abusos.

  • Iniciar campañas e iniciativas dirigidas a promover la salud mental y el bienestar emocional de los niños, niñas y adolescentes, incorporando la perspectiva de género y combatiendo el estigma y la discriminación de los que padecen algún problema de salud mental diagnosticado.

Se puede acceder al informe completo desde la página de UNICEF o bien directamente aquí:

La urgencia de un compromiso conjunto con la salud mental y el bienestar emocional de niños, niñas y adolescentes 

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