Predictores personales y familiares en la niñez en la evolución de adolescentes con Trastorno del Espectro Autista

20 Dic 2022

Belén Roselló1, Álvaro Mira1, Carmen Berenguer1, Inmaculada Baixauli1, 2 y Ana Miranda1

1Universidad de Valencia

2Universidad Católica de Valencia San Vicente Mártir

El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es una condición caracterizada por dificultades persistentes en la comunicación y la interacción social, junto con una restricción en los intereses y la presencia de conductas repetitivas y estereotipadas (APA, 2013). En los últimos años, la prevalencia del TEA se ha incrementado notablemente, llegando a configurarse como el trastorno del neurodesarrollo con un ritmo de crecimiento más rápido. Desde la psicología se han propuesto diversas teorías explicativas entre las que destacan dos, especialmente. En primer lugar, la teoría que plantea déficits en las habilidades de teoría de la mente, es decir, en la capacidad para identificar emociones, pensamientos e intenciones en los demás, lo que permite predecir su conducta. Y, en segundo lugar, las alteraciones en el funcionamiento ejecutivo, esto es, en los mecanismos esenciales para plantearse metas, planificar acciones, controlar impulsos o ser flexible para cambiar de estrategias durante la toma de decisiones ante las situaciones que se presentan de manera cotidiana.

 

Autor: Mikhail Nilov Fuente: 
pexels Fecha descarga: 12/12/2022

La investigación ha descrito una gran heterogeneidad en la evolución de las personas con TEA, incluso en aquellas con una inteligencia dentro de la media. Por ello, en este estudio nos propusimos analizar, precisamente, los factores que parecen predecir esta evolución, desde el periodo de la infancia a la adolescencia. Con esta finalidad, se analizó la capacidad predictiva que tienen variables relacionadas con el funcionamiento ejecutivo y la teoría de la mente, la sintomatología de TEA y factores familiares, en cuatro indicadores significativos del funcionamiento de la persona: 1) la socialización; 2) las habilidades de la vida diaria; 3) los problemas emocionales y conductuales; y 4) la transición a la educación secundaria. Con este objetivo, se realizó un seguimiento longitudinal de 52 niños con diagnóstico de TEA, sin discapacidad intelectual (Nivel 1 o leve), con una edad comprendida entre los 7 y los 11 años. Aproximadamente cinco años más tarde, 45 de los participantes fueron evaluados de nuevo, es decir, cuando contaban entre los 12 y los 15 años de edad.

Los resultados del estudio indican que el funcionamiento ejecutivo, particularmente los déficits en la inhibición y el monitoreo, predicen en la adolescencia síntomas de tipo externalizante (hiperactividad, problemas con los compañeros y de conducta) así como de naturaleza emocional. Por tanto, las dificultades para inhibir las respuestas impulsivas y la autorregulación comportamental necesaria para ajustar la conducta dirigida a metas, es capaz de predecir una mayor intensidad de dificultades emocionales y conductuales a largo plazo. De igual modo, la inhibición y el monitoreo también desempeñan un papel predictor en la transición con éxito a la educación secundaria. Estos resultados se relacionan con el rol mediador que tiene el funcionamiento ejecutivo en las conductas de aprendizaje, es decir, en las actitudes y comportamientos que permiten a los estudiantes participar y beneficiarse de la instrucción en clase.

Además, los hallazgos muestran que determinadas habilidades de teoría de la mente, como pueden ser compartir sentimientos, intercambiar ideas y anticipar la conducta del otro, constituyen predictores importantes para el funcionamiento social. Concretamente, las habilidades de teoría de la mente de carácter avanzado, relacionadas con la capacidad para comprender inferencias y realizar juicios sociales complejos, tienen una importancia significativa en la predicción de la conducta adaptativa en el futuro, tanto en las habilidades de la vida diaria como en las de socialización. Asimismo, un peor funcionamiento en las habilidades mentalistas de nivel avanzado predice de manera notable la problemática emocional y conductual en la adolescencia.

En cuanto a la sintomatología de TEA en la niñez, cabe destacar que resultó ser un predictor fuerte y consistente en todos los aspectos evaluados en la adolescencia. De manera similar, los factores familiares de tipo sociodemográfico y psicológico como el estrés parental, el apoyo social o las estrategias de afrontamiento, explicaron un considerable porcentaje de la varianza de la conducta adaptativa. Destaca, especialmente, el nivel educativo de los padres que, junto con el apoyo social y el nivel de estrés, se relacionaron con las habilidades sociales de sus hijos. Ello sugiere que las oportunidades de las familias para acceder a tratamientos apropiados basados en la evidencia son mayores en aquellas con un nivel educativo más elevado y un mejor funcionamiento psicosocial.

Los resultados de este estudio corroboran los datos de investigaciones previas acerca del importante papel del funcionamiento ejecutivo y la teoría de la mente en la evolución a largo plazo de las personas con TEA, incluso en aquellas que no presentan discapacidad intelectual. En la misma línea, existen estrategias visuales como las “burbujas de pensamiento”, las historias sociales o las tiras de conversación que, cuando se emplean en situaciones de la vida cotidiana, producen mejoras significativas en la vida del niño (Kokina y Kern, 2010). Por último, se ha de acompañar a los padres ante los desafíos que entraña la crianza de un niño con TEA, proporcionándoles redes de apoyo social, y estrategias para el manejo del estrés y de afrontamiento de carácter proactivo. De manera conjunta, todos estos elementos constituyen factores de protección para la evolución positiva de esta población en la adolescencia.

El artículo completo puede encontrarse en:

Roselló Miranda, B., Berenguer Forner, C., Baixauli Fortea, I., & Miranda Casas, A. (2022). Personal and family childhood predictors of functional outcomes of adolescents with autism spectrum disorderPsicothema..

Referencias

Kokina, A., & Kern, L. (2010). Social Story interventions for students with autism spectrum disorders: a meta-analysis. Journal of Autism and Developmental Disorders, 40(7), 812–826.

Pasqualotto. A., Mazzoni ,N., Bentenuto, A., Mulè, A., Benso, F., Venuti, P. (2021). Effects of Cognitive Training Programs on Executive Function in Children and Adolescents with Autism Spectrum Disorder: A Systematic Review. Brain Sciences. Sep 27;11(10):1280.

 

 

Belén Rosellóes Profesora Titular del Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad de Valencia. Desarrolló labores asistenciales de evaluación neuropsicológica y asesoramiento psicoeducativo en el servicio de Neuropediatría del Hospital La Fe

Álvaro Mira es Doctor en Psicología por la Universidad de Valencia. Máster en Desarrollo Infantil y Atención Temprana. Máster en Neurociencia Cognitiva y Dificultades Específicas de Apoyo Educativo. Actualmente, Neuropsicólogo en el Instituto de Rehabilitación Neurológica (IRENEA-Hospital Vithas Aguas Vivas) en el área de Pediatría del servicio de Neurorehabilitación.

Carmen Berenguer-Forner es doctora en Psicología, Master en Neurociencia Cognitiva y necesidades educativas especiales. Profesora Departamento Psicología Evolutiva y de la Educación-Universidad de Valencia.

Inmaculada Baixauli Fortea es Profesora en el Grado de Logopedia de la Universidad Católica de Valencia (UCV) y Logopeda en la Unidad de autismo de la UCV.

Ana Miranda Casas es Catedrática Emérita de Psicología del Desarrollo y de la Educación de la Universidad de Valencia. Los temas de interés en docencia e investigación durante más de 40 años son los Trastornos del Neurodesarrollo. TDAH, TEA y los Trastornos del Aprendizaje.

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