La necesidad de incluir el cuidado de la salud mental y el bienestar en el currículum educativo, en el Nuevo Plan Estratégico Nacional para la Reducción de la Obesidad Infantil (2022-2030)

30 Ene 2023

La obesidad dificulta que los niños y las niñas crezcan sanos, debido a las importantes consecuencias que tiene para su salud, que pueden afectarles tanto en la infancia como en la edad adulta. Algunas de estas consecuencias son físicas, como enfermedades cardiovasculares, diabetes, mayor riesgo de cáncer; otras son mentales, como baja autoestima, depresión o ansiedad; otras son sociales, como estigma, discriminación o dificultades para relacionarse; y todas ellas suponen una menor calidad de vida. Debido a estas consecuencias para la salud individual, la obesidad tiene importantes efectos colectivos que repercuten en nuestro desarrollo como país.

Así lo advierte el Alto Comisionado contra la Pobreza Infantil del Gobierno en su nuevo Plan Estratégico Nacional para la Reducción de la Obesidad Infantil (2022-2030), una hoja de ruta a través de la cual pretende establecer una respuesta integral y multisectorial a la obesidad infantil en nuestro país, promoviendo estilos de vida saludables y fomentando el bienestar emocional.

Autor: Pixabay Fuente: pexels Fecha descarga: 27/01/2023

Tal y como señala el documento, la obesidad en la infancia puede tener múltiples y complejas causas, como factores biológicos, psicológicos y sociales, de estilo de vida, sociodemográfcos y ambientales, especialmente importantes en los primeros años, “que son los que más influyen en un desarrollo físico, mental y social saludable a lo largo de la vida”.

Según revela el Estudio ALADINO 2019, las madres y los padres españoles infraestiman de forma importante el exceso de peso infantil, una percepción distorsionada que minimiza el problema y retrasa su abordaje.

De acuerdo lo expuesto en el nuevo Plan Estratégico, la obesidad infantil es más frecuente en niños, niñas y adolescentes con estilos de vida menos saludables en relación con la actividad física (más sedentarismo y menor tiempo dedicado a realizar actividades físicas), a la alimentación (hábitos alimentarios poco saludables), al bienestar emocional (ansiedad, depresión, baja autoestima, aislamiento social) y al sueño (menos horas de sueño).

A este respecto, las cifras en España muestran “una clara relación entre el sobrepeso y la obesidad infantil con la inactividad física y los hábitos alimentarios no saludables”. Esta asociación es muy importante, dado que, a medida que se incrementa la edad, el porcentaje de escolares activos se reduce, aumentando a su vez el de sedentarios, principalmente, entre las adolescentes. Diferentes estudios evidencian también una importante asociación entre sueño y obesidad infanto-juvenil, observándose que aquellos/as que no duermen las horas recomendadas presentan un elevado riesgo de sobrepeso y obesidad, con un mayor impacto en niños y niñas en etapa escolar (6 a 12 años).

De igual modo, el documento pone de relieve la relación entre un peor bienestar emocional entre la población infantil con la probabilidad de presentar obesidad, dado que “las niñas y niños que presentan ansiedad, baja autoestima, depresión o insatisfacción corporal o personal tienden a tener una conducta de mayor ansiedad frente a la comida y a limitar su interacción y exposición social —incluyendo aislamiento social y absentismo escolar”—. Esto conlleva una reducción de la interacción y el juego activo con otros niños y otras niñas, una mayor reclusión en casa y exposición al uso de pantallas y empeoramiento en la calidad del sueño, lo que refuerza los estilos de vida poco saludables relacionados con el riesgo de presentar sobrepeso u obesidad.

También al contrario, la obesidad en la infancia puede impactar de forma negativa en el bienestar emocional y derivar en problemas psicológicos, principalmente, los relacionados la ansiedad, la baja autoestima, la depresión, la insatisfacción corporal y los trastornos del comportamiento alimentario. En esta misma línea, los estudios sobre tratamientos integrales de menores con obesidad concluyen que las intervenciones en alimentación, actividad física y bienestar emocional, mejoran la autoestima y la imagen corporal, y contribuyen a una reducción de los TCA.

El documento subraya el rol esencial que desempeña en nuestra sociedad el ideal estético de delgadez como “canon de belleza”, como base del estigma asociado con el exceso de peso, el cual puede vincularse, a su vez, con procesos de discriminación y acoso a niños, niñas y adolescentes con sobrepeso u obesidad, impactando negativamente en su bienestar y desarrollo psicológico, físico y social (mayor aislamiento), así como en su rendimiento escolar.  En este sentido, los datos revelan que los y las menores con sobrepeso y obesidad “tienen mayor probabilidad de sufrir acoso fundamentado en su imagen corporal y a su vez, tienen entre un 40% y un 50% más de probabilidad de sentirse tristes, deprimidos/as y peor consigo mismos/as”.

En la edad adulta, la obesidad se asocia con una peor calidad de vida y salud mental, y mayor probabilidad de presentar problemas psicológicos (como ansiedad y depresión) y otros vinculados a la discriminación y al estigma social. La obesidad conlleva la aparición precoz de enfermedades, provocando un aumento de la mortalidad prematura y una reducción de la esperanza de vida, debido en su mayoría, por el incremento del riesgo de enfermedades cardiovasculares y cáncer, aún más alto si el exceso de peso aparece en edades jóvenes y se mantiene durante más tiempo.

A largo plazo, se observan también efectos socioeconómicos adversos directos (costes sanitarios por problemas de salud asociados) e indirectos (por pérdida de productividad o mortalidad prematura): según un estudio de la Federación Mundial de la Obesidad, el coste de la obesidad en España en 2020 se estimaba en 29.000 millones de dólares, y se espera que se incrementará a más de 34.000 millones en 2030 y a más de 61.000 millones en 2060. El coste económico de la obesidad en España supone una reducción del PIB del 2,9%.

Ya a nivel internacional, la obesidad infantil constituye una prioridad estratégica. A este respecto, la Unión Europea, la OMS y organizaciones como la World Obesity Federation, subrayan la relevancia de abordar de forma integral la obesidad de forma integral. De hecho, este Plan Nacional ha tenido en cuenta sus recomendaciones.

El Plan Estratégico Nacional para la Reducción de la Obesidad Infantil pretende dar una respuesta integral, con una visión preventiva desde el inicio de la vida, desde una perspectiva positiva y no estigmatizante, y basada en la evidencia científica, con el objetivo de impulsar un cambio cultural hacia estilos de vida y entornos más saludables, y reducir el sobrepeso y la obesidad infanto-juvenil en España en un 25% durante la próxima década. Para tal fin, incorpora nuevos elementos clave orientados a reducir la obesidad infantil, entre ellos el bienestar emocional, el sueño y el uso saludable del entorno digital, y tiene en cuenta elementos transversales como el abordaje integral de factores estructurales, educativos, urbanos, sanitarios o ambientales, promoviendo la colaboración intersectorial.

A modo de ejemplo, en el entorno educativo, uno de los objetivos recogidos en el documento, es el de mejorar el bienestar y prevenir problemas de salud mental, incluyendo, entre otras medidas, la prevención en salud mental y la promoción del bienestar emocional de forma transversal en el currículo educativo.

Asimismo, en el contexto sanitario, el Plan considera fundamental desarrollar formación con abordaje multidisciplinario e intersectorial en promoción de estilos de vida saludable, habilidades de motivación para cambios de estilos de vida e intervención en población infantil y adolescente con exceso de peso, dirigida a los y las profesionales, tanto sanitarios como no sanitarios relacionados con los estilos de vida (Psicología, Medicina, Enfermería, Nutrición, Trabajo Social, Farmacia, Educación y Actividad Física). De igual modo, se propone la implementación de procedimientos de detección y atención precoz a los problemas de salud mental emergentes en la infancia y la adolescencia en el Sistema Nacional de Salud, con especial atención a los trastornos de conducta alimentaria.

Se puede acceder al nuevo Plan desde la página Web del Alto Comisionado contra la Pobreza Infantil o bien directamente aquí:

Plan Estratégico Nacional para la Reducción de la Obesidad Infantil (2022-2030)  

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