LOS FACTORES PSICOSOCIALES EN LAS MISIONES ESPACIALES TRIPULADAS – ENTREVISTA A GABRIEL GONZÁLEZ DE LA TORRE

9 Jul 2009

La llegada del ser humano a Marte es uno de los retos más importantes a los que se enfrentaría el hombre, en gran parte debido a que sería el viaje espacial más largo que nunca se ha hecho. En una misión como ésta, los factores psicosociales adquieren una gran importancia, puesto que pueden contribuir a que dicha misión tenga éxito o, por el contrario, a que fracase. En relación a ello, la Agencia Espacial Europea (ESA) ha decidido financiar, gracias a un acuerdo con la Universidad de Cádiz, al primer equipo de investigación europeo en aspectos psicosociales de las misiones espaciales. Éste es un equipo de investigación internacional, compuesto por cinco psicólogos y un psiquiatra.

Gabriel González de la Torre (licenciado en Psicología, experto en el área de la neuropsicología clínica), profesor asociado de la Universidad de Cádiz, es el coordinador de dicho equipo de investigación e Infocop Online tiene el placer de entrevistarle para sus lectores.

ENTREVISTA

La Agencia Espacial Europea (ESA) ha patrocinado la creación de un equipo de investigación sobre los aspectos psicosociales implicados en las misiones espaciales. Como integrante de este equipo de investigación, ¿podría describirnos en qué consiste?

Fue hace algo más de dos años mientras asistía a un workshop celebrado en Alemania y organizado conjuntamente por la Agencia Espacial Europea (ESA) y la European Science Foundantion (ESF). Allí estábamos dos psicólogos, una colega holandesa de la Universidad de Vrije de Ámsterdam y yo del Departamento de Psicología de la Universidad de Cádiz junto con un grupo de especialistas de ciencias de la vida, la mayor parte de ellos fisiólogos, médicos y biólogos, para debatir sobre las prioridades de la ESA para los próximos cinco años en materia de vuelos espaciales tripulados. Nos llamó poderosamente la atención que se hablaba mucho sobre temas que son bien conocidos en investigación espacial como microgravedad y sistema vascular, vestibular y tejido óseo, pero no se trató mucho sobre los factores psicológicos. Pensábamos que estos factores deberían tener en realidad un mayor peso en el desarrollo de misiones espaciales tripuladas y sabíamos que era ya una realidad que la NASA los había incorporado como prioridad en su hoja de ruta para los próximos años en su carrera espacial. Tuve la suerte de que parte de mis consideraciones fueran tenidas en cuenta e incluidas en el nuevo Informe ELIPS (European Programme for Life and Physical Sciences) de la ESA elaborado por la ESF.

Desde esa fecha, mantuvimos contactos con diferentes técnicos de la ESA para poder desarrollar más las ideas que expusimos y la forma de abordar la materia desde una perspectiva internacional. Durante los meses siguientes nos pusimos de acuerdo una serie de psicólogos de distintos países europeos para formar un grupo de investigación en la materia. La idea fue desarrollada y presentada a la ESA que la aprobó y decidió financiar la creación de dicho equipo de expertos. Así nació el primer equipo de investigación europeo en aspectos psicosociales y neuroconductuales de las misiones espaciales tripuladas. Fruto de ello surgió un acuerdo entre la Universidad de Cádiz y la ESA, conmigo como representante y coordinador de dicho equipo. Nuestro equipo está compuesto hoy día por psicólogos y también por médicos de Italia, Holanda, Reino Unido y Francia. Además contamos con la colaboración de una colega perteneciente al Instituto de Investigación de Problemas Biomédicos (IBMP) de la Agencia Espacial Rusa, Roskosmos, y el psiquiatra Nick Kanas, reconocido investigador norteamericano en la materia y colaborador habitual de la NASA. Nuestra función como equipo es la de desarrollar ideas y proyectos de investigación en la materia y proveer a la ESA con un feedback continuo en la materia para poder implementar dichas ideas en las misiones tripuladas futuras.

Uno de los principales retos que tenemos por delante es la próxima misión Mars-500 que tendrá lugar el año próximo en Rusia. Este próximo día 16 de julio finaliza la primera prueba piloto que ha durado 105 días. Durante este experimento 6 voluntarios han permanecido encerrados en unos módulos confeccionados ex profeso para simular en cierto modo el ambiente del interior de una nave en una hipotética misión a Marte. La fase siguiente de 500 días de duración simulará un viaje de ida y vuelta al planeta rojo. Durante este proyecto se llevarán a cabo múltiples experimentos psicológicos y de todo tipo.

Sin duda participar en un viaje espacial es una experiencia increíble. Sin embargo, conlleva situaciones que pueden ser altamente estresantes para los astronautas. ¿Cuáles serían los principales factores de riesgo para su salud mental? ¿Y para el correcto funcionamiento del equipo de tripulantes?

Los factores psicosociales han sido descritos como una de las limitaciones fundamentales para el éxito para las misiones de larga duración en el espacio. La carrera espacial no se detiene y cada vez son más los nuevos avances y los objetivos son de mayor alcance. Por tanto los seres humanos desarrollarán sus misiones espaciales en ambientes tales como la Estación Internacional Espacial, y, en un futuro no muy lejano, en el interior de naves que llevaran al hombre por primera vez a Marte y también de nuevo a la Luna con la creación de bases permanentes en nuestro satélite.

 

Todos estos planes suponen un auténtico reto para el ser humano en esencia, como especie y como organismo biológico. Son muchos los factores que hay que tener en cuenta, como los psicológicos en su término más amplio. Por ejemplo, una misión tripulada a Marte implica grandes retos a nivel de la composición de la tripulación, del perfil de los astronautas y del número de participantes. Una misión de estas características requiere, por necesidad, una mayor autonomía por parte de la tripulación en cuanto a su capacidad de decisión. También, los modos de comunicación con los centros de control de la misión serían diferentes por la latencia en las comunicaciones debida a la distancia espacial. Se desconoce incluso el efecto psicológico que pudiera producir la pérdida de vista de nuestro planeta Tierra para los tripulantes de una nave en ruta hacia Marte.

En realidad, son muchas las fuentes de estrés y factores de riesgo para la salud en general de los astronautas. Por ejemplo, las condiciones relacionadas con el espacio físico, la habitabilidad, el ruido, la microgravedad, etc. Otros factores importantes serían aquellos relacionados con variables de tipo fisiológico (problemas en el sistema óseo, vascular, muscular, etc.), factores de niveles de ejecución o desempeño de tareas, factores interpersonales y los psiquiátricos o de salud mental. Dentro de estos últimos podemos citar la astenia, la depresión, los trastornos somatoformes, los trastornos adaptativos e incluso la ideación suicida o los trastornos psicóticos. No sabemos realmente qué puede suceder en un viaje de larga duración como sería una misión a Marte, pero existe una alta probabilidad de que la tripulación tuviera que enfrentarse a la aparición de algún tipo de problema de tipo psiquiátrico o de salud mental en alguno de sus integrantes. Los problemas del sueño son también muy comunes, así como la aparición de déficits de tipo neuropsicológico relacionados con la función psicomotora, la atención y la orientación espacial. La convivencia en un lugar pequeño y cerrado como el que ofrece actualmente la estación espacial supone un reto para los astronautas a pesar del alto nivel de entrenamiento que poseen. La multiculturalidad de los equipos, el lenguaje e incluso el género son variables a tener en cuenta para el éxito de una misión.

Como experto, ¿cuáles serían las variables más relevantes de protección? ¿Y las que optimizarían el funcionamiento del equipo de astronautas?

En general el término que utilizamos para explicar todas aquellas actuaciones encaminadas a proteger o contrarrestar los posibles efectos adversos del complejo ambiente de trabajo y convivencia en el espacio es el de contramedidas (countermeasures). Como medidas de prevención, se llevan a cabo exhaustivos procesos de selección con criterios de exclusión (select-out) y de inclusión (select-in) para descartar posible psicopatología o aquellos rasgos de personalidad menos deseables para misiones de este tipo en el primer caso y para seleccionar aquel perfil con las características más idóneas en el segundo caso.

Actualmente, existe un centro de entrenamiento para astronautas en Alemania, donde, los futuros astronautas de la ESA, se preparan. Una medida ideal de preparación es el desempeño de actividades en los ambientes análogos. Se denominan así a aquellas instalaciones que, por sus características, guardan cierta similitud con el ambiente habitual de una nave espacial o de la vida en el espacio en general. Entre estos ambientes análogos, disponemos de las estaciones antárticas, algunas bases submarinas como la Estación NEEMO de la NASA y la US Navy, así como de proyectos de simulación como Mars-500 que explicábamos más arriba.

Las contramedidas durante las misiones espaciales se dividen en dos tipos fundamentalmente: unas encaminadas a ajustar o a adaptar el ambiente en la medida de lo posible a las necesidades psicológicas o físicas de los astronautas para favorecer su habitabilidad, y otras destinadas a que los sujetos se adapten mejor a ese ambiente especial y restringido. En cuanto al aspecto de las relaciones interpersonales y de trabajo en equipo, se pretende que los participantes tengan unas buenas habilidades para el trabajo en equipo, la motivación y las habilidades de comunicación, entre otras. A veces se producen fenómenos de aislamiento dentro de los equipos, debido en parte a factores culturales, de lenguaje u otros. Otras veces, se producen tensiones entre los tripulantes y el control de la misión en la Tierra.

Las misiones de larga duración son el reto más importante hoy día. No sabemos apenas nada de cómo se comportará el ser humano en este tipo de misiones de más de un año de duración. Es un campo aún por explorar y en esa vía estamos si queremos terminar con misiones tripuladas a Marte o crear estaciones permanentes en la Luna.

Volviendo al equipo de investigación en el que está participando, ¿podría adelantarnos los resultados más importantes que han encontrado o qué esperan encontrar?

El equipo acaba de echar a andar, pero ya estamos involucrados en diferentes proyectos relacionados con la temática del grupo. Prácticamente todos los miembros estamos trabajando en diferentes ideas dentro del marco de Mars-500. Algunos ya tuvieron la suerte de participar en Mars-105. La semana pasada se presentaron justo a tiempo un par de proyectos a la ESA para desarrollar dos investigaciones en la Estación Espacial Internacional dentro del Programa ELIPS (European Programme for Life and Physical Sciences) de la Agencia Espacial. De ser aprobados supondrán una gran oportunidad para experimentar los aspectos psicológicos en los astronautas en el ambiente único que supone la Estación Espacial. En concreto, dos de los proyectos que esperamos salgan adelante tienen que ver con atención espacial, asimetrías en el campo visual vertical y otro con la toma de decisiones, las funciones ejecutivas y las contramedidas. También tenemos la idea de probar nuevos sistemas hardware/software para la evaluación de aspectos cognitivos y conductuales e ideas para la mejora del trabajo hombre-máquina en estas situaciones. Contamos con una psicóloga experta en Human Machine Interface en el grupo. Otros proyectos programados tienen que ver con las estaciones polares, uno de los ambientes análogos disponibles.

¿Cuál será la aplicación práctica de los hallazgos que tengan en estos proyectos en los programas de entrenamiento o preparación de astronautas?

La aplicación de los resultados que se obtengan pueden servir no sólo para la preparación de futuros astronautas, sino que pueden ofrecer resultados útiles e interesantes para problemas de aquí en la Tierra. Cómo se adaptan los seres humanos a ambientes extremos, a las situaciones de aislamiento y cómo funciona nuestro organismo y nuestro cerebro en las condiciones de microgravedad puede ampliar nuestro conocimiento de la conducta y de los procesos psicológicos.

Además, pueden derivarse aplicaciones para determinadas facetas de la vida aquí en la Tierra, ya sea relacionadas con la aviación, la salud o el ejército, por ejemplo. Muchos de estos estudios permitirán el diseño de determinadas contramedidas y pueden sugerir adaptaciones de las condiciones de habitabilidad y del entrenamiento que deberían recibir los astronautas. Cada vez se da más importancia a los aspectos psicológicos en la preparación de éstos. Las misiones de larga duración, que suponen un campo de máximo interés de cara al futuro, necesitarán de cierta preparación de los tripulantes para detectar posibles problemas de salud mental entre los miembros de la tripulación y conocimientos básicos sobre cómo tratarlos, ya que no estamos seguros de que un psicólogo o un psiquiatra formaran parte de esa tripulación. La autonomía será otro factor fundamental en este tipo de misiones.

En mi caso, concretamente hemos conseguido un acuerdo con el profesor Stephen Kosslyn de la Universidad de Harvard en Estados Unidos para experimentar con el MINICOG. El MINICOG es una sistema hardware/software basado en plataforma PDA (ordenador de bolsillo) que permite a los sujetos autoevaluarse en una serie de medidas neurocognitivas como memoria, atención, funcionamiento ejecutivo, etc. El sistema ofrece un feedback al sujeto sobre su nivel de ejecución y compara sus resultados con evaluaciones previas y su propia línea base. Es muy novedoso y práctico y ya fue puesto a prueba con éxito por la NASA. Nosotros esperamos poder utilizarlo en el próximo Mars-500, así como en investigación clínica con pacientes.

Para finalizar, ¿le gustaría destacar alguna cosa más?

Simplemente apuntar la importancia del apoyo de las administraciones a la investigación en campos como este para poder progresar y continuar estudiando esta novedosa área. Sin duda, los retos venideros son impresionantes y entendemos que estamos condenados por necesidad a continuar explorando el espacio. Podemos ver que, desde el primer vuelo de Yuri Gagarin en 1961, las cosas han avanzado mucho. En un futuro cada vez más cercano, los turistas viajarán al espacio, habrá estacionamientos permanentes en la Luna y se hará una misión tripulada a Marte, suponiendo la primera expedición humana a otro planeta. La Psicología debe ser testigo directo de todo ello.

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