ESTUDIO DE LAS PRÁCTICAS DE DISCIPLINA PARENTAL DESDE UNA PERSPECTIVA DE GÉNERO

25 Oct 2010

Esther Calvete1, Manuel Gámez-Guadix2 e Izaskun Orue1
1
Universidad de Deusto, 2Universidad Autónoma de Madrid

La Disciplina Parental (DP) es un factor fundamental en las prácticas de crianza que ayuda a promover el proceso de socialización de los hijos. La DP incluye las conductas de los padres y de las madres dirigidas a corregir el comportamiento inadecuado del menor como, por ejemplo, la explicación verbal de lo que es correcto e incorrecto, el refuerzo de conductas adecuadas, el castigo físico o el control del menor. Las prácticas de DP inadecuadas se han asociado a importantes consecuencias negativas en la socialización del menor, incluyendo el autoconcepto negativo, el comportamiento antisocial y el consumo de drogas.

El castigo físico es el método de DP más estudiado y debatido. Sin embargo, las denominadas estrategias de disciplina inductiva, tales como el razonamiento verbal o el reforzamiento del comportamiento apropiado, han recibido menos atención. Uno de los primeros instrumentos diseñados para evaluar un amplio rango de estrategias disciplinarias es el Inventario de Dimensiones de Disciplina (Discipline Dimensions Inventory, DDI; Straus y Fauchier, 2007). Este instrumento está integrado por dos secciones paralelas, una referida al padre y otra referida a la madre. En la versión para niños y adolescentes (DDI-C), el menor informa sobre las estrategias disciplinarias que sus progenitores le han aplicado durante el último año.

El objetivo de esta investigación fue estudiar las características del DDI-C en adolescentes españoles y analizar las prácticas de disciplina empleadas en función del género de los progenitores y de los adolescentes. Con este fin participaron 1.280 estudiantes de Educación Secundaria Obligatoria (ESO) con una edad media de 14,20 años.

Los resultados confirmaron para el DDI-C una estructura consistente en 9 tipos de disciplina agrupados en cuatro grandes categorías. La primera categoría, denominada Castigo Físico y Psicológico, incluyó comportamientos disciplinarios de carácter punitivo que implican el uso de la fuerza física o la agresión psicológica. En segundo lugar, el Coste de Respuesta comprendió conductas de privación de privilegios como, por ejemplo, limitar las actividades del menor fuera de casa y la imposición de tareas como compensación del daño causado por el menor. La tercera categoría, la Disciplina Inductiva, incluyó explicaciones de la forma correcta de hacer las cosas, reforzamiento del comportamiento adecuado y conductas encaminadas a distraer al menor con el fin de que éste cese una actividad negativa. Por último, la categoría de Supervisión consistió en estrategias que implican el manejo de la atención parental, bien como una forma de comprobar si se está llevando a cabo el comportamiento apropiado, o bien no prestando atención a la conducta inapropiada con el fin de extinguirla. El cuestionario DDI-C obtuvo buenos índices psicométricos.

Respecto a las diferencias en disciplina según el sexo de los progenitores, los resultados encontrados muestran que las madres emplean más acciones de disciplina de todo tipo que los padres. Esto es coherente con estudios previos que sugieren que las madres se implican en más conductas de disciplina que los padres, incluso aunque en los últimos años se haya producido un aumento de la participación paterna en la vida cotidiana de sus hijos. Además, es interesante resaltar que este resultado contrasta con el de algunos estudios en países anglosajones que encuentran un mayor uso del castigo físico por parte de los padres y sugiere que puede haber diferencias culturales en los procesos de socialización parental.

En cuanto a las diferencias según el sexo de los hijos, los chicos puntuaron más alto que las chicas en 6 de los 9 métodos de DP (Distracción, Recompensa, Castigo físico, Retirada de privilegios, Compensación, Ignorar y Control). En los tres métodos restantes no se encontraron diferencias entre ambos. Este resultado complementa el hallado en estudios centrados exclusivamente en el uso del castigo físico, que también encontraban que los chicos son objeto más frecuentemente de castigo físico. El hecho de que los varones se muestran menos obedientes y manifiestan más problemas de conducta que las chicas podría contribuir a explicar estos resultados.

El estudio mostró algunas interacciones significativas entre el sexo de los adolescentes y el de los progenitores. En concreto, las madres emplearon el castigo psicológico en mayor medida con sus hijas que con sus hijos, mientras que los padres parecen usarlo con similar frecuencia con ambos. Una interpretación es que las madres podrían emplear el castigo psicológico (p.ej., gritar, hacer que se sientan culpables) con sus hijas como un sustitutivo de estrategias punitivas consideradas más severas, como el castigo físico. El mayor uso del castigo psicológico con las chicas es relevante por sus posibles implicaciones como factor de riesgo para el desarrollo de depresión y podría contribuir a explicar las mayores tasas de depresión entre las chicas. Por otro lado, consistente con estudios previos, los padres parecen emplear menos estrategias de Control y de Distracción con sus hijas que con sus hijos.

Por último, se encontraron diferencias en función de la edad. Se observó una mayor frecuencia de la Disciplina Inductiva, Distracción, Recompensa, Retirada de privilegios (únicamente para las madres) y Control (para los padres) a edades menores, mientras que la Agresión psicológica fue más frecuente con los adolescentes de mayor edad.

Como conclusión, este estudio aporta resultados sobre la disciplina parental desde la perspectiva de género y sugiere que los estereotipos de género tradicionales pueden estar generando diferencias en la crianza de hijos e hijas por parte de madres y padres. En particular, muestra que la madre continúa siendo el agente principal en esta disciplina a pesar del aumento en los últimos años de la implicación de los padres en la educación de los hijos. Los resultados obtenidos pueden contribuir a explicar diferencias de género en problemas psicológicos tales como la depresión y la conducta agresiva en la infancia y adolescencia. 

Referencias:

Straus, M. A. y Fauchier, A. (2007). Manual for the Dimensions of Discipline Inventory (DDI). Durham, NH: Family Research Laboratory, University of New Hampshire. Disponible en http://pubpages.unh.edu/~mas2/.

El estudio en el que se basa este artículo puede encontrarse en la revista Anales de Psicología:
Calvete, E., Gámez-Guadix, M. y Orue, I. (2010). El Inventario de Dimensiones de Disciplina (DDI), Versión niños y adolescentes: Estudio de las prácticas de disciplina parental desde una perspectiva de género. Anales de Psicología, 26, 2, 410-418.

Sobre las autoras y el autor:

Esther Calvete Zumalde es doctora en psicología y profesora en la Universidad de Deusto. Dirige un equipo de investigación sobre vulnerabilidad cognitiva en diversos problemas psicológicos tales como la conducta agresiva y la depresión.

Izaskun Orue Sola es doctora en psicología y profesora en la Universidad de Deusto. Es miembro del equipo de vulnerabilidad cognitiva y estrés en el cual se estudian problemas como la violencia y la depresión desde una perspectiva cognitiva.

Manuel Gámez Guadix. Licenciado en Psicología por la Universidad de Granada y Doctor en Psicología por la Universidad Autónoma de Madrid.  Sus intereses de investigación se centran en la disciplina parental, la violencia en el contexto familiar y la prevención de diversas conductas de riesgo en la adolescencia. 

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