MENOPAUSIA: “LA AYUDA PSICOLÓGICA ES DE ESPECIAL UTILIDAD PARA LAS MUJERES QUE ATRAVIESAN ESTA ETAPA”

16 Ene 2006

 

Irene Estrada es Diplomada en Trabajo Social, Licenciada en Psicología y tiene un Master en Psicología Clínica. Desde hace nueve años dirige y ejerce como psicóloga en un centro especializado de Atención a Mayores dependiente de la Consejería de Bienestar Social de Valencia. Asimismo, ha impartido formación sobre habilidades sociales, manejo del estrés y ayuda a domicilio, entre otros y ha publicado varios libros.

              

 

En la menopausia las mujeres japonesas apenas se quejan de sofocos, las holandesas lo hacen en un 80 por ciento de los casos, las chilenas en el 76, las peruanas en el 18 por ciento y las mayas no se quejan nada. Cifras similares podríamos dar en cuanto a dolores de cabeza, de espalda y otras molestias. Las mujeres urbanas y trabajadoras apenas presentan trastornos, sin embargo las mujeres rurales los tienen con mayor frecuencia e intensidad. ¿Estamos hablando de un mismo fenómeno? Indudablemente sí. Dicho simplemente, la menopausia es la cesación de la regla y el periodo de la vida, entre los 45 y los 55, en que ocurre o bien el periodo de transición en la vida de una mujer cuando los ovarios dejan de producir óvulos, la actividad menstrual cesa y el organismo disminuye la producción de hormonas femeninas (estrógeno y progesterona).

Si bien es comúnmente admitido que la edad media en que se produce es la de 51 años y que la edad máxima, salvo raras excepciones, son los 55, existe disparidad en cuanto a qué fecha de comienzo puede considerarse natural; mientras algunas fuentes citan los 40 años, otras citan los 45 o los 48. En cuanto a la denominación puede considerarse como sinónimo de climaterio. La transición puede ser más o menos gradual y ésta sería la única explicación fisiológica a las diferencias entre las quejas de las mujeres, ya que cuanto más lento el proceso, mayor facilidad para la adaptación. Cuando se produce debido a una intervención quirúrgica los síntomas son más severos y la adaptación más difícil. Se considera que una mujer necesita atención médica si la menopausia se produce antes de los 40 o sigue teniendo sangrados después de haber cesado la regla.

Las enciclopedias médicas, como Medline (www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish), afirman que, aunque la menopausia no es una enfermedad, las mujeres que la atraviesan pueden padecer alguno o algunos de los siguientes síntomas:

    • Sofocos o liberación súbita e inapropiada del calor corporal.

    • Sequedad vaginal.

    • Adelgazamiento de los tejidos de la pared vaginal.

    • Riesgo de osteoporosis.

    • Riesgo de fracturas.

    • Cambios en el estado de ánimo.

    • Disminución del impulso sexual.

    • Aumento del colesterol con las posibles complicaciones coronarias.

Sin embargo, como ya dijimos, algunas mujeres no presentan síntomas, otras apenas los tienen, las hay que los tienen severos y muchas informan de un incremento en la energía, mayor confianza en sí mismas y mejor actitud. También las hay que, libres del miedo a los embarazos y por otras causas, experimentan un aumento de la actividad y de la satisfacción sexual. Ya en 1977 Shere Hite en Informe Hite (Estudio sobre la sexualidad femenina) encontró que la mayoría de las mujeres maduras decían que con la edad había aumentado su placer sexual, muchas confesaban tener amantes, incluso más jóvenes que ellas y no descartaban tener experiencias con personas de su mismo sexo. José Luis García en su informe «La sexualidad en la vejez« afirma que la sexualidad y la afectividad pueden mantenerse durante la vejez y que la satisfacción sexual no tiene porqué disminuir y que el hecho de que la respuesta del varón sea más lenta y más suave, facilita una mejor interacción con la respuesta de la mujer.

No se ha hallado que la menopausia esté relacionada con una mayor incidencia de casos de depresión, aunque si puede aumentar el estrés, especialmente en personas vulnerables.

La investigación que busca establecer relaciones causa efecto entre la severidad de los síntomas y aspectos como la dieta no han dado resultados concluyentes. Durante años se atribuyó la menor frecuencia de sofocos en las mujeres japonesas al consumo de soja, sin embargo los últimos estudios han probado que no es así. Lo mismo ha ocurrido con el consumo de cohosh negro y otros productos.

Si siempre que hablamos de salud hemos de utilizar un enfoque psico-bio-social. En el caso de la menopausia, la enorme variabilidad existente en los síntomas y en la manera de vivirla, apuntan a la gran importancia, mayor que en otros casos, que tienen los elementos culturales y psicológicos, de ahí que la ayuda psicológica sea de especial utilidad para las mujeres que atraviesan esta etapa. La terapia hormonal sustitutoria que a finales de los ochenta y primeros de los 90 se consideró la piedra filosofal que podía eliminar todos los síntomas, fue suspendida en algunos países en 1993 a raíz de estudios que consideraban que aumentaba de una manera alarmante el riesgo de padecer cáncer. Hoy se sigue investigando en esta línea con la hipótesis de tratamientos de corta duración. Como alternativa se recomiendan, entre otras medidas, ejercicios de relajación.

Así pues, reducidas notablemente las causas fisiológicas de las diferencias entre los síntomas que sufren las mujeres, sin poder ser atribuidas a la dieta o al consumo de determinados productos ¿dónde debemos buscar? Existen tres fuentes de problemas:

  • Estereotipos, ideas erróneas y prejuicios, forman una amalgama que funciona como profecía autocumplida que induce a las mujeres a adaptarse a su nueva imagen social de personas neuróticas, poco valiosas y poco atractivas. Palabras como menopáusica y vieja se utilizan con frecuencia como insulto en el lenguaje popular.

  • En esta etapa de la vida se produce también el fenómeno del nido vacío, cuando los hijos marchan de casa y las madres pierden una fuente de afecto y de sentido en sus vidas. Una de las posibles consecuencias es el divorcio. Al no estar los hijos, la naturaleza de la relación entre los esposos se hace más evidente; lo que puede determinar la ruptura.

  • Y, por fin, puede darse una peor salud a causa de los trastornos ya antes citados, como aumento del colesterol, problemas coronarios, osteoporosis, etcétera.

La ayuda psicológica a las mujeres que atraviesan esta etapa de la vida se centra en dos aspectos: el cognitivo y el conductual. La terapia cognitiva irá encaminada a combatir ideas irracionales. Como ya es sabido por tod@s nuestr@s lectoras y lectores, el análisis funcional individual es esencial. Aquí daremos algunas pistas basándonos en las ideas más frecuentes:

    • No sirvo para nada

    • El deseo sexual se acaba con la menopausia

    • El interés sexual a partir de los 55 es patológico

    • Es ridículo que las mujeres mayores se interesen por temas como los bailes o el ligue

    • Ya no soy una mujer

    • Mi vida no tiene sentido sin nadie de quien cuidar

    • No soy atractiva

    • Ya no puedo enseñar mi cuerpo, debo utilizar ropa que me cubra los más posible

    • No puedo encontrar una nueva pareja

    • Demostrar afecto en público a mi pareja es ridículo

    • A partir de ahora solo me esperan enfermedades

    • Voy a empezar a chochear

    • Estoy perdiendo memoria.

En el aspecto conductual, en el caso del nido vacío, es necesario encontrar actividades que ocupen el tiempo y que den un nuevo sentido a la vida. A partir de los 55 años y hasta los 75 o más, nos esperan 20 años en salud, progresivamente libres de ocupaciones y obligaciones que es necesario llenar de vida y de sentido. «Ahora me toca a mí», es el lema adecuado para esta etapa vital. Es el tiempo para el autocuidado, el crecimiento personal, mejorar las relaciones con amigos, vecinos y familiares, cumplir viejos sueños, la participación social, el voluntariado, la libertad… La misión del psicólogo, en este caso, es ayudar a las mujeres a encontrar y seguir sus propios objetivos y su programa de actividades.

Se ha hallado que los sofocos pueden ser controlados mediante la relajación. Entrenar a las mujeres en esta técnica puede serles de gran utilidad.

Por último, el cuidado de la salud es esencial en esta etapa de la vida. Las consecuencias del cansancio, de la falta de sueño, de la mala alimentación, de la falta de higiene postural, se acusan ahora más que antes. Es necesario ayudar a las mujeres a seguir los controles clínicos necesarios y las indicaciones de su médico, para que disfruten de un buen estado físico, base de su salud mental.

PSICOLOGÍA EN RED


LOS COLEGIOS HABLAN

MÁS NOTICIAS