VARIABLES DE PROCESO EN LA DETERMINACIÓN DE LA ANSIEDAD GENERALIZADA: ¿SE PUEDEN GENERALIZAR A OTRAS MEDIDAS DE ANSIEDAD Y DEPRESIÓN?

6 Mar 2006

Ignacio Ibáñez es profesor titular de Técnicas de Exploración Psicológicas, Rosario Cubas es licenciada en grado en Psicología y Manuel González, es profesor titular de Tratamientos Psicológicos, todos pertenecientes al Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos de La Universidad de La Laguna. Las líneas de investigación preferente de este grupo son los trastornos de ansiedad y depresión, su delimitación conceptual, empírica y la intervención cognitivo conductual.  

      

Los autores 

Manuel González, Ignacio Ibáñez y Rosario Cubas

Universidad de La Laguna, Tenerife

El origen del trabajo

El presente trabajo forma parte de una línea de investigación promovida por el autor principal de este artículo, centrada en el Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG) (González et al. 1998). Su origen está estrechamente ligado a la detección y solución de un problema: la elevada tasa de profesores (12%) y alumnos (21,4%) de la Universidad de La Laguna con TAG. Por ello, se plantea la necesidad de profundizar en el conocimiento de dicho trastorno, en su explicación, diagnóstico, evaluación e intervención. Simultáneamente, la reflexión en torno a este trastorno nos permite apreciar: (i) su elevada comorbilidad con otros trastornos de ansiedad y del estado de ánimo; (ii) así como las numerosas características comunes con estos trastornos.

Un último argumento que motiva este trabajo es la afirmación ya clásica de Rapee, según la cual el TAG podría conceptualizarse como el trastorno de ansiedad más básico, en el que la investigación sobre sus orígenes y mantenimiento puede tener implicaciones para todos los trastornos de ansiedad (y depresión, añadimos nosotros).

El modelo de partida

Valoramos los diferentes modelos explicativos para el TAG optando finalmente por la propuesta defendida por el grupo de Michel Dugas de la Universidad de Laval (Québec, Canadá). Es un modelo conceptual-integrador, empírico y con claras implicaciones para el tratamiento, que ha sido contrastado tanto por el autor original como por nosotros (Gónzalez, Peñate, Bethencour y Rovella, 2004). Dugas, Gagnon, Ladouceur y Freeston (1998) proponen un modelo de procesos en el que establecen como componentes principales del mismo cuatro variables: la intolerancia hacia la incertidumbre, las creencias sobre la preocupación, la orientación pobre al problema y la evitación cognitiva. Estos cuatro elementos se entienden de la manera siguiente:

Intolerancia hacia la incertidumbre: relacionada con los procesos selectivos, la entienden como un constructo relativamente amplio que representa reacciones conductuales, cognitivas y emocionales negativas hacia los contextos y situaciones de incertidumbre de la vida diaria; se relaciona estrechamente con la preocupación, sin tener en cuenta los niveles de ansiedad y depresión.

Creencias sobre la preocupación (¿Por qué preocuparse?): son metacogniciones sobre la preocupación. Surgen al considerar las personas con TAG que el preocuparse les ayuda a encontrar una solución o una manera mejor de hacer las cosas, a aumentar sus sensaciones de control y a prevenir consecuencias indeseables.

Orientación pobre al problema: se define como un conjunto de procesos metacognitivos que reflejan la conciencia y valoración de los problemas cotidianos y la propia capacidad para resolverlos. Incluye la percepción del problema, la atribución del problema, la valoración del problema, las creencias de control personal y las respuestas emocionales. (Este proceso no se incluyó en el trabajo que presentamos).

Evitación cognitiva: se estima como una actividad cognitiva de tipo conceptual, lingüística-verbal que suprime las imágenes mentales.

Los cuatro procesos mantienen una vinculación jerárquica entre sí, donde la intolerancia hacia la incertidumbre es el factor clave de vulnerabilidad cognitiva que está relacionado con la preocupación.

 

Las creencias sobre la preocupación sostienen a los niveles de preocupación en la medida en que los individuos consideran que preocuparse les ayuda a resolver los problemas, a prevenirlos y a aumentar la sensación de control. Los dos procesos siguientes, al igual que las creencias sobre la preocupación, incrementan la preocupación. Así, la evitación cognitiva (evitación de imágenes mentales y activación somática) produce una disminución del procesamiento de material amenazante, manteniendo con ello la preocupación. En cuanto a la orientación negativa al problema, los problemas se valoran como amenazantes y no como desafíos a afrontar.

Dada la primacía del concepto de preocupación en la definición del TAG, se utilizó esta variable para medir dicho trastorno, evaluándose a través del Cuestionario de Preocupación de Pensilvania (PSWQ).

Las preguntas a responder

Como hemos visto, ante la elevada comorbilidad y semejanza sintomática entre el TAG y otros trastornos de ansiedad y depresión, parece coherente plantearse si las variables propuestas para explicar el TAG son relevantes en la explicación de otros trastornos de ansiedad y depresión. Concretamente, para el ataque de pánico, la fobia social, el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) y la depresión (evaluados éstos a través del Inventario de Ansiedad de Beck, (BAI), Escala de Miedo a la Evaluación Negativa, (FNE), Inventario de Padua (IP), e Inventario de Depresión de Beck (BDI)).

De forma más operativa, esta cuestión se podría analizar en:

¿Existen relaciones elevadas entre las variables de proceso y las puntuaciones en los cuestionarios que evalúan los trastornos citados?

La respuesta es claramente afirmativa. Si correlacionamos las puntuaciones en las variables de proceso con las de los trastornos (procesos x trastornos) la correlación media es de 0.53, valor equivalente a la comorbilidad media (correlación media entre los diferentes trastornos, 0.55) y a las relaciones entre procesos y sintomatología depresiva (correlación media, 0,55). Las variables de proceso, no obstante, parecen menos relevantes para la fobia social (FNE) (correlación media de 0.40). Como referencia, señalar que la correlación media entre los procesos y el TAG es de 0.64, mostrando mayor relación que con los otros trastornos.

¿En qué medida las variables de proceso permitirán predecir la puntuación en las pruebas que evalúan ataque de pánico, la fobia social, TAG, TOC y la depresión?.

 

En general, los procesos propuestos permiten predecir/explicar en gran medida la puntuación en los instrumentos empleados. Como media, para los cuatro trastornos, se predice el 55% de la varianza. Sin embargo, nuevamente las variables de proceso son sensiblemente menos relevantes en el caso de la fobia social. Desde un punto de vista más dinámico, los tres procesos considerados juegan un papel un tanto diferente en los cuatro trastornos considerados. Así, la intolerancia hacia la incertidumbre parece el elemento clave y fundamental en todos los trastornos.

En segundo lugar, la evitación cognitiva juega un papel menos relevante (que no ausente) y, por último, la creencia sobre la preocupación sólo parece importante para el TAG y el TOC (siendo más importante que las creencias sobre la preocupación pero menos que la intolerancia hacia la incertidumbre).

Complementariamente, ¿las variables de proceso permitirán distinguir y clasificar a personas con puntuaciones altas o bajas (percentil 75 o superior y 25 o inferior, respectivamente) en los instrumentos seleccionados para la medición de los trastornos considerados en este trabajo?

Nuevamente, la respuesta es claramente positiva. Las variables de proceso permiten distinguir en torno al 84% de las personas con puntuaciones altas o bajas en los cuestionarios empleados para la evaluación de los trastornos considerados. Nuevamente, la intolerancia hacia la incertidumbre parece central, la evitación cognitiva es pertinente (pero de menor importancia) y las creencias sobre la preocupación son especialmente relevantes para el TAG, el TOC y los ataques de pánico.

Resumiendo, existen claras relaciones entre las variables de proceso propuestas para explicar el TAG y las puntuaciones en «los cuestionarios de síntomas«. La intolerancia jugaría un papel central. En menor medida la evitación cognitiva, y las creencias sobre la preocupación parecen jugar un papel mas específico en el TOC que en el resto de los trastornos considerados. Se propone, por tanto, profundizar en la utilidad explicativa y terapéutica de las variables de proceso señaladas para afrontar los problemas de ansiedad y depresión.

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