El término “gestación subrogada” se aplica al proceso mediante el
cual una mujer gesta y da a luz a un bebé de otra persona o pareja, que pasan a
denominarse padres de intención. Es una técnica de reproducción asistida en la
que la fecundación se realiza “in vitro” y, en el caso que no se pueda aportar
todo el material genético, se recurre a una donación. La paternidad o la
maternidad están estrechamente ligadas a la intencionalidad de ser padre o madre
y no al vínculo biológico con el hijo, ni mucho menos al hecho de poder
gestarlo. Esta técnica de reproducción es una opción para aquellas mujeres que
tienen problemas físicos o de salud que les impiden gestar, para parejas gays y
para varones sin pareja.
La innovación en las tecnologías de reproducción asistida, junto
al aumento de la infertilidad y las nuevas estructuras familiares, están
aumentando el empleo de la gestación subrogada como un medio para tener hijos.
De hecho, en la actualidad miles de personas que quieren formar una familia
acuden a países donde la gestación subrogada es legal. Sin embargo, realizar el
proceso en otro país, sin tener la posibilidad de seguir el embarazo de cerca,
lo hace estresante por la lejanía y la falta de control. Además, debido a ello,
se trata de un proceso con un alto coste económico que no todas las personas se
pueden permitir y que conlleva un alto coste emocional. |
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En muchas ocasiones el rechazo a la gestación subrogada se debe al
desconocimiento. En Estados Unidos, el procedimiento está muy regulado
legalmente desde hace décadas para que todas las personas implicadas tengan
garantías y estén protegidas por la ley. En este sentido, las mujeres que
deciden ayudar a otras personas a ser madres y/o padres tienen que tener
independencia económica, una situación socio-familiar estable y al menos un hijo
biológico. Pasan además por muchas cribas médicas y psicológicas, para
garantizar su salud física y su equilibrio mental. También se lleva a cabo una
evaluación psicosocial.
Los criterios recomendados para ser una posible candidata a
gestante son tener entre 21 y 45 años, haber tenido un embarazo previo sin
complicaciones y no haber tenido más de cinco embarazos previos o tres cesáreas.
A nivel social, es importante contar con una familia estructurada y una adecuada
red de apoyo social. A nivel médico, también se realiza una evaluación completa,
excluyendo todo tipo de patologías tanto a nivel genético como sistémico.
Además, existen ciertos comportamientos de riesgo que excluyen la posibilidad de
ser gestante, como el tabaquismo, el consumo de alcohol u otro tipo de
actividades de riesgo, que deben ser discutidos con los padres de intención. El
asesoramiento psicosocial a la gestante incluye al principio la necesidad de
acuerdos con los padres de intención, la discusión acerca del protocolo médico,
y un seguimiento progresivo acerca de la adaptación psicológica y social de la
gestante y su entorno familiar al embarazo.
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El hecho de no estar relacionadas genéticamente (el óvulo
utilizado en el “in vitro” no es de la gestante) facilita que puedan llevar a
cabo su deseo, ayudar a otras personas a alcanzar la paternidad y/o maternidad.
Ellas eligen con quién quieren hacerlo y cuentan siempre con el apoyo de sus
familias. Una de las partes del proceso que más satisfacción produce a estas
mujeres es ver la cara de los padres cuando cogen en brazos al bebé gestado por
ellas en el mismo momento del parto. Exponen su cuerpo y ponen en peligro su
salud por ayudar a otros a conseguir su sueño de ser padres. Según las
investigaciones llevadas a cabo hasta el momento, la motivación que destaca como
principal razón para iniciar el proceso de gestación subrogada es la
altruista.
La investigación científica ha mostrado una adaptación positiva al
proceso, además de beneficios, para todas las partes implicadas: la gestante,
los padres de intención, y la descendencia. Es tanto así que se ha descrito
mayor bienestar psicológico en personas que se han convertido en padres/madres a
través de la gestación subrogada en comparación con aquellos que han utilizado
la donación de óvulos o han seguido un proceso natural de
concepción. |
Por otra parte, no hay diferencias en las características
psicosociales entre niños/as nacidos/as a través de la gestación subrogada y
niños/as nacidos/as mediante concepción natural o donación de óvulos. Todo ello
resalta los aspectos positivos de la gestación subrogada regulada. En este
contexto se hace necesaria la realización de estudios adicionales, con el fin de
analizar los factores psicosociales de riesgo y de protección para el bienestar
de los miembros de la tríada, además de identificar los perfiles óptimos de
gestantes para que el proceso sea un éxito.
En España la gestación subrogada no está permitida pero, gracias a asociaciones como Son Nuestros Hijos, se ha conseguido que se puedan inscribir en el registro civil los hijos nacidos por esa técnica y, recientemente, tras una larga batalla en los tribunales, que la Seguridad Social reconozca el derecho a disfrutar del permiso de maternidad. Queda pendiente el último gran reto: que la gestación subrogada sea legal en España. Para ello se necesita que todas las fuerzas políticas tomen cartas en el asunto. Como en otras cuestiones, como las adopciones, una adecuada regulación garantiza los derechos de todas las partes implicadas y se evitan posibles casos de abusos.
El artículo completo puede encontrarse en la
Revista Psychosocial Intervention:
Ruiz-Robledillo, N., Moya-Albiol, L. (2016). Gestational
surrogacy: psychosocial aspects. Psychosocial Intervention, 25 (3),
187-193. |